sábado. 20.04.2024

En estos momentos Canarias vuelve a centrar gran parte de las miradas de todo el país como consecuencia del terrible capítulo de los sucesos, que en esta parte del mundo se conduce a lo más profundo del averno con demasiada facilidad. De hecho, no hay un solo delito tipificado en el Código Penal que no se haya cometido en las Islas, lo que justifica que haya una lógica preocupación por parte de la ciudadanía.

Hace tiempo que venimos advirtiendo de que no es normal el número de casos de desapariciones de menores que se producen, como no es normal también el caso de muertes de menores que en muchos casos ni se conocen. La magnífica labor desarrollada por el comisario Raimundo Villanueva y su equipo en Telde finalmente ha conseguido una importantísima detención, la de Marcos R., quien de momento aparece con las iniciales en todos los medios de comunicación puesto que todavía no ha sido condenado por el intento de secuestro del que se le acusa. Pero esta historia tiene muchas connotaciones importantes que hay que analizar con tranquilidad. El último dato que se dio a conocer este lunes y que ocupó las portadas de todos los medios digitales, incluyendo el nuestro, es terrible: Marcos J.R.C., el presunto autor del intento de secuestro de Sandra D. el pasado 4 de enero en La Garita, fue condenado en 2002 a 20 meses de cárcel por abusos sexuales a su hija de dos años y medio, según reconoció el delegado del Gobierno en Canarias, José Segura Clavell. La sentencia, sin embargo, no ha llegado a cumplirse porque fue recurrida. ¿Cómo es posible, cómo puede ser que un individuo condenado por abusar de su hija de dos años estuviera en la calle como si tal cosa, cómo puede la justicia ser tan cruel con la sociedad a la que representa, qué vericuetos legales pueden permitir una cosa así? No nos sirve como justificación, como explicó el propio delegado del Gobierno en Canarias, que estamos en un “Estado de Derecho” en el que hay que aceptar este tipo de cosas. Pues “estado” sí, pero de “derecho” no. Más bien torcido, torcido como estará en estos momentos el corazón de todos los que han sufrido por culpa de personas que no son encerradas y que se dedican a hacer el mal. En este país, lo hemos escrito en infinidad de ocasiones, sale demasiado barato asesinar a alguien. Algunos ni siquiera pisan la cárcel o pasan por allí casi de puntillas.

Por si esto no fuera suficiente, Segura destacó que el detenido cuenta con antecedentes policiales entre los que se puede apreciar un delito de apropiación indebida, pues la conocida furgoneta azul de la que estos días se ha hablado en los medios, había sido sustraída. En este contexto, existen informes forenses que dicen de Marcos R. ser una persona que padece trastornos de personalidad, que no debe tener contactos personales con menores, que tiene un alto índice de peligrosidad y se destaca su gran dureza emocional. A estos rasgos se le une que es un perfecto conocedor de las normas y sabe trasgredirlas”, dijo José Segura. ¿Es posible que un individuo así estuviera en libertad y sin vigilancia, qué clase de justicia tenemos?

Para completar la historia, el delegado del Gobierno explicó durante la rueda de prensa celebrada junto al Jefe Superior de Policía, Narciso Ortega, que este domingo se produjo la detención de otro hombre que también cuenta con antecedentes penales, pues se tenía conocimiento de que Marcos R. estaba vinculado a otro “socio” que “podrá aportar al juez información muy valiosa”. Es decir, que puede ser que no estemos hablando de un caso aislado sino de casos en los que participa más de una persona. De poco sirve que en la rueda de prensa celebrada en la Delegación del Gobierno de Las Palmas tanto el Jefe Superior de Policía como el delegado del Gobierno en Canarias han insistido en la necesidad de transmitir tranquilidad y normalidad a la ciudadanía. Tampoco convence demasiado que digan que no tiene nada que ver con la desaparición de Yeremi y Sara, los dos niños grancanarios cuyo paradero se desconoce por completo. La intranquilidad existe, y está más que justificada.

Lo bueno de esta historia, si es que se puede extraer algo bueno, es que el delegado del Gobierno haya salido en rueda de prensa a dar todos los detalles que se pueden conocer del caso. Eso sí genera mayor tranquilidad. Algo así nos habría gustado que sucediera en Lanzarote, que tanto el delegado del Gobierno como los responsables policiales hubieran ofrecido una rueda de prensa para contestar las múltiples interrogantes que rodean a los últimos casos de asesinato. No ha sido así. Todavía estamos esperando.

Lógica preocupación con las desapariciones
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