viernes. 19.04.2024

Por Eduardo Álvarez

¿Cuantas veces hemos oído eso de no es políticamente correcto aunque sea una verdad como un puño?

¿Hoy en día se puede pertenecer a un partido político y ser fiel a las ideas y convicciones personales?

¿Se pueden criticar actuaciones o directrices de las cúpulas de los partidos sin que por ello te tengan que discriminar dentro de tu formación?

¿Se pueden cuestionar medidas dictadas por tu partido y al mismo tiempo ser un miembro fiel del mismo?

¿Se puede ser critico y constructivo al mismo tiempo dentro de una formación política?

A la primera pregunta la respuesta es MUCHAS; a la segunda NO; a la tercera NO; a la cuarta SI y a la quinta SE DEBE.

Este razonamiento se basa en una premisa fundamental que muchos dirigentes políticos han olvidado o negado sistemáticamente y que no es otra que nadie esta en posesión de la verdad absoluta.

Cuando dentro de un partido, sea del signo que sea, algún afiliado o simpatizante se atreve a cuestionar alguna decisión, alguna medida o simplemente llevar la contraria, enseguida se le tacha de critico, de radical y por eso se convierte en un elemento al que hay que eliminar, políticamente claro.

La irracional obediencia que los partidos políticos han impuesto a sus afiliados ha conducido a que estos se hayan convertido poco menos que en sectas donde lo único que importa es lo que diga el líder del mismo o la cúpula que lo respalda.

Cuando entras a formar parte de una formación política tienes que dejar de lado tus convicciones personales y convertirte en un acolito. Dejas de tener voz propia para pasar a ser un ferviente siervo de las directrices de los dirigentes de la misma.

Y yo me pregunto ¿ si nadie esta en posesión de la verdad absoluta por que no puedo decir lo que pienso sin que por eso me discriminen, marginen o anulen, solamente por el hecho de manifestar una opinión contraria a la de otros?

Y que conste que esto no tiene nada que ver con aceptar lo que la mayoría decida. No tiene nada que ver con que una vez tomada la decisión o la medida tenga que acatarla y, en la medida de lo posible, defenderla por los intereses del partido.

Tiene que ver con que en muchas ocasiones, estas medidas o decisiones que se toman desde los partidos son absolutamente indefendibles lo mires por donde lo mires.

Si la criticas ¿vas en contra de tu partido? Sinceramente creo que es todo lo contrario.

Para poder construir un discurso creíble ante la opinión publica, debemos ser capaces de reconocer que ni todo es blanco ni todo es negro. Debemos ser capaces de hacer una auto critica sobre nuestras propias actuaciones en la convicción de que lo que hacemos es por el bien del partido.

Por criticar o manifestar una opinión contraria a lo que el partido dice no dejas de ser menos fiel al mismo.

Pero el yugo que las formaciones políticas ejercen sobre sus afiliados y cargos públicos hace que muchas opiniones validas queden completamente anuladas.

No pasa absolutamente nada por manifestar discrepancias. No pasa absolutamente nada por llevar la contraria en determinadas cuestiones. No se es menos nacionalista, socialista o popular por decir, en un momento determinado o con relación a alguna cuestión concreta, que no se esta de acuerdo con la medida tomada.

Es más, eso reforzaría considerablemente al partido por cuanto se podrían escuchar argumentos de mucha mayor enjundia, que mejorarían sustancialmente, no solo el funcionamiento interno del partido, sino que, y esto es lo mas importante de todo, reforzaría su posición ante la ciudadanía por cuanto estaríamos ante un grupo de personas que admiten y asumen opiniones y consideraciones vengan de donde vengan y de esta forma harían creíbles ante la sociedad sus propios discursos políticos

El problema radica en que cuando alguien critica una medida, siempre y cuando esta critica este sustentada en argumentos sólidos, desde las cúpulas de los partidos se los elimina sin contemplaciones.

Pero esta forma de actuar de TODOS los partidos políticos acabará el día en que los afiliados, que son la base fundamental sin la que ningún partido puede funcionar y consecuentemente alcanzar el poder en las instituciones, levanten su voz y acallen aquellas que les mantienen subyugados y con las manos atadas, por aquello de que no vaya a ser que venga este, diga algo coherente y me quite el puesto, porque es mas inteligente que yo.

Libertad de expresión o yugo ideológico
Comentarios