jueves. 18.04.2024

Por Andrés Chaves

1.- Los diputados del Parlamento de Canarias echaron a la hoguera de la nueva Inquisición los ejemplares de EL DÍA . Han nacido en Canarias, en pleno siglo XXI, nuevos Torquemadas , esta vez con los bolsillos bien llenos del dinero del contribuyente. En una época económica brutalmente mala, a sus señorías no les tembló el pulso para subirse los sueldos; su trabajo tantas veces se ha limitado a leer, en sus escaños, las páginas del periódico que ahora condenan. No dudan en calificar de xenófobos los editoriales de este periódico porque así se lo han pedido otros medios de Las Palmas, muy trincados con la expansión, la difusión y las ventas de este que tienen en sus manos. Una vez, un orotavense muy ilustre, Juan del Castillo , dijo que en Canarias no hacía falta tumba del soldado desconocido, porque aquí nos conocemos todos. Aseguran los parlamentarios que los editoriales de EL DÍA provocan la subversión del orden constitucional. A mí me daría vergüenza firmar ese panfleto redactado en la cámara; y es que quienes no han tenido pudor para subirse el sueldo en época de hambre censuran a un periódico ¡porque altera ese orden!, cuando lo único que saben ordenar sus "señorías" son sus propios bolsillos. Aquí se demuestra que el expansionismo canarión, famoso desde los tiempos del Sanedrín y aún antes, subsiste. Quienes, de una manera sincera, pretendan una Canarias unida y sin fisuras, no deberían cebarse contra un periódico que expresa sus opiniones, harto este medio de sufrir el ataque, el desprecio y las tarascadas económicas y políticas de quienes tienen la obligación de ser imparciales. Incluso se han sugerido, desde escaños parlamentarios y muy en voz baja, como no podía ser menos, restricciones publicitarias a EL DÍA por parte del Gobierno. Esto ya no sería sólo injusto, sino delictivo. Pero no lo duden: si pudieran, lo harían, hasta llegar a la aniquilación total de un medio que defiende sus ideas y a las islas; a Tenerife y a Canarias. Pero no a la Canarias hegemónica que pretenden las manos invisibles infiltradas en la cámara; sino a una Canarias unida de verdad, en la que unos no se llenen los bolsillos en detrimento de los que pasan hambre. Tengan un poquito de vergüenza.

2.- La libertad en Canarias se ha tornado llena de ira. Costó mucho tocar la democracia con los dedos para que algunos palanquines de Las Palmas lleven a la hoguera a un medio de comunicación. ¿Acaso el Congreso o el Senado de España, o alguna cámara regional, se han ocupado de condenar, agredir, demonizar e intentar destruir a un periódico porque no coincide con sus ideas? Jamás. Tenía que ser en Canarias donde se produjera ese ataque frontal a las ideas democráticas, a la libertad editorial y a una información libre, como se reconoce en la misma Constitución que los diputados canarios dicen que El DÍA subvierte. Aquí quienes trastocan el sentido democrático de la convivencia son sus "señorías", bien parapetadas detrás de su comodidad económica. Esta cámara ha demostrado su falta de seriedad ignorando a 50.000 personas que clamaron un "no" al puerto de Granadilla (posición que yo no comparto, pero que mereció mejor respuesta) y expropiando a una familia chicharrera un solar para ampliar su sede, a base de un pésimo planteamiento jurídico e incluso del abuso legal. Posteriormente, los tribunales colocaron a los servicios jurídicos y a la propia cámara y al propio Gobierno mal pagador en su sitio. ¿No sienten vergüenza? ¿Quieren reparar su desgraciada trayectoria echando a EL DÍA a la hoguera? ¿Qué van a contar sus nietos, que ellos formaron parte del gran plan para acabar con un periódico libre? ¿Que ellos son parte de las manos invisibles que quieren gobernar Canarias desde Las Palmas? ¿Que han despreciado a las demás islas? ¿Que se les han hinchado las manos con sus espurios aplausos cuando la resolución salió adelante? Váyanse por ahí.

3.- Porque, en realidad, los parlamentarios que integran la cámara regional sí están ahí a causa de una subversión democrática. ¿Qué es, si no, la Ley Electoral vigente sino el plan más burdo para perpetuar a unas determinadas fuerzas políticas en el Parlamento regional? Quienes no han sido capaces de cambiarla con generosidad para las minorías vienen ahora a inventar una nueva Inquisición contra un medio de comunicación. ¿Qué pasará con "La Provincia" si este periódico insiste en perturbar a su mayor rival, sin escrúpulos, acudiendo a los insultos más soeces, a los comentarios más infames, a las opiniones más prostituidas? ¿Será echado al fuego por el Parlamento de Canarias en pleno? ¿O es que acaso no ha metido "La Provincia" un submarino en Tenerife, disfrazado de panfleto cuartelero, que se regala a los taxistas, en los colegios, en los hospitales, y que ha recibido injustos diezmos y primicias de unos Gobiernos -el anterior y el anterior al anterior-, con muy pocos escrúpulos hacia el dinero público? Si se sienten aludidos, que me denuncien y se lo contaré al juez. Juan del Castillo tenía mucha razón: aquí nos conocemos todos. Líderes de Coalición Canaria, incluso parlamentarios, como Miguel Zerolo , han dicho públicamente que la nota de la cámara fue una gran metedura de pata; consejeros del Cabildo de Tenerife, como Dámaso Arteaga , se han mostrado contrarios a la decisión de sus compañeros. Otros miembros de Coalición Canaria, del PSOE -como Javier Abreu - y del PP han criticado ácidamente la postura del pleno de la cámara regional. Cuando un perro cague mi calle acudiré al Parlamento para que emita una nota de condena; cuando cualquier columnista de Las Palmas agreda a Tenerife en uno de los medios de aquella provincia, lo mismo; han convertido poder legislativo en un patio de colegio. Qué vergüenza, por Dios. Confieso que llamé a Cristina Tavío , presidenta tinerfeña del PP, después del descalabro parlamentario. Le pregunté: "Cristina, ¿han condenado ustedes la muerte, a manos de los matones de ETA, de un inocente brigada del Ejército español?". Dudó, antes de contestarme que se había guardado un minuto de silencio por él, el pasado lunes, en la puerta del Parlamento. Sí, es verdad, a ese acto acudieron tres o cuatro "señorías". Pero no se produjo ningún acuerdo plenario de condena. ¿Está orgulloso Antonio Castro de lo que aprobaron? ¿Por qué, entonces, anda diciendo ahora por las esquinas que él no pudo contener a la jauría de enfrente? Canarias vive su libertad con minúsculas, después de la locura del pasado miércoles. Su libertad con ira.

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Libertad con ira
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