jueves. 25.04.2024

Por Cándido Reguera, alcalde de Arrecife

El sondeo publicado el pasado domingo por Canarias 7 que apunta a una espectacular, (además de muy significativa) pérdida de intención de voto para el PSOE en la isla de Lanzarote, pasando de casi un 29% a un 21%, evidencia el grado de hartazgo de la población lanzaroteña y el pleno convencimiento de que es absolutamente necesario sustituir el ineficaz modelo de gestión socialista que se ha llevado a cabo durante los últimos 20 años en Lanzarote y que ha dejado a la isla en la situación de retraso en la que se encuentra.

Lo cierto es que, gobernando con unos o con otros, la caída libre del PSOE que indica la encuesta no hace sino reflejar las consecuencias derivadas de 20 años de una continuada aplicación de políticas socialistas en las principales instituciones de Lanzarote (Cabildo de Lanzarote y Ayuntamiento de Arrecife, por no hablar de otros municipios como Tías), lo que ha resultado ser, lamentablemente para los lanzaroteños, una de las causas principales que ha impedido el avance de Lanzarote.

20 años en los que la isla no sólo se ha sumido en el atraso estructural, el estancamiento secular y la parálisis institucional, sino que ha supuesto la pérdida también de numerosas oportunidades de progreso que podrían haber convertido a la isla de Lanzarote en un modelo turístico singular y diferenciado de primer orden mundial, respetuoso con sus especificidades medioambientales a la vez que lugar paradigmático caracterizado por el bienestar de su sociedad.

Por supuesto hay que entender el hartazgo de la población dentro de un contexto cada vez más evidente para los lanzaroteños y es que las políticas socialistas aplicadas por Zapatero a nivel nacional, han tenido su exacto correlato a nivel insular: ambas han logrado frenar el progreso y sumir a la población en los más altos índices de desempleo de toda la Unión Europea, con la consecuente pérdida de calidad de vida que ello supone. Identificar claramente a los responsables que nos han sumido en esta situación, no sólo es importante, sino que es un ejercicio de responsabilidad y de madurez democrática que entre todos debemos realizar.

El parloteo discursivo y recurrentemente demagógico del PSOE, extremadamente ideologizado en especial en los últimos años por el zapaterismo nacional, el juanfernandismo canario y el espinismo lanzaroteño, les ha impedido ver cuál era la realidad a la que estaban llevando a la isla de Lanzarote, y lejos de realizar la necesaria autocrítica constructiva, lo que les hubiera llevado a una saludable corrección democrática de sus propuestas, se han empecinado más obcecadamente si cabe en vivir fuera de la realidad. Al final, el sondeo lo que videncia es que si uno no quiere ver la realidad, la realidad será la que terminará imponiéndose.

Desafortunadamente, los socialistas ni han sido capaces de ver la realidad de la isla, ni tampoco lo han querido. El lema que parece subyacer en sus filas es “no dejes que la realidad te estropee un buen argumento demagógico”, de manera que sigamos hablando de respeto al medio ambiente y, mientras, hagamos lo contrario (dense un paseo por el Complejo Ambiental de Zonzamas y sobrarán todos los argumentos).

La incoherencia ha llegado a ser de tal calibre que mientras que el discurso del Partido socialista iba por un lado, la isla y las instituciones iban por el lado diametralmente opuesto. Han hablado de desarrollo y crecimiento sostenible, y han dejado a los Centros Turísticos en una situación de ruina con más de 14 millones de deudas, lo que evidencia la insostenibilidad de su estructura de gestión. Y por increíble que parezca, han logrado la cuadratura del círculo en lo que a gestión pública se refiere: los Centros Turísticos concebidos originariamente para obtener recursos y riqueza para todos los lanzaroteños, se han convertido en justo todo lo contrario: una pesada e insoportable carga económica que tenemos que pagar todos los habitantes de esta isla.

Han hablado de utilizar adecuada y responsablemente los recursos naturales, como el agua, y han dejado a Inalsa en suspensión de pagos e intervenida judicialmente, con insostenibles pérdidas y fugas hídricas debido a una red de conducción antigua y obsoleta. Para más inri, el contrato que se realizó con Edam Janubio es ejemplo de cómo una sola actuación socialista representa de forma genuina el paradigma de su gestión: no sólo no se ha construido la nueva planta desaladora, y por tanto no podemos obtener agua de la misma, sino que además tenemos que pagar 12 millones de euros ¡por una planta que no se ha construido y que no existe!

Hablan de apretarse el cinturón, ser austeros en el gasto y reducir el déficit en las instituciones, y en Arrecife, en un auténtico ejercicio de despilfarro, tiraron literalmente por la basura todo el Plan General y con él nada menos que 700.000 euros (sí, más de 100 millones de pesetas) del bolsillo de todos los ciudadanos.

Pero quizás donde más daño se haya podido producir, con consecuencias a menudo incuantificables, ha sido en la utilización partidaria que han llevado a cabo del sector turístico, fomentando una imagen de Lanzarote en el exterior poco fidedigna y cuando menos, demasiado sesgada. En este asunto han sido excesivamente irresponsables, sin haber calibrado los perjuicios que de ello se pueden derivar. Una estrategia de desprestigio a la imagen de Lanzarote que, si no fuera porque la causa hay que buscarla en la incapacidad del Partido socialista de pensar en el interés general antes que en el suyo propio, más bien todo parecería indicar que ha sido una campaña diseñada por nuestros propios competidores turísticos. Eso sin contar con el inconsistente argumento de “no mejoremos ni ampliemos el Aeropuerto porque así contenemos el crecimiento turístico”. Y de paso, por qué no decirlo, bajemos a la realidad: sigamos perdiendo competitividad y sigamos resistiéndonos a modernizar nuestras infraestructuras.

Las consecuencias de 20 años de políticas socialistas son evidentes. Han creado además un ambiente de descrédito, resignación y pesimismo: lo peor para que una sociedad vuelva a creer en sí misma. Es absolutamente necesario un cambio radical en el modelo de gestión pública, un revulsivo que sirva para arrancar el clima de confianza necesario que empuje e impulse a las personas a progresar, a emprender, a crear riqueza y bienestar para todos, como ya hemos comenzado a llevar a cabo desde el Partido Popular al frente de los Centros Turísticos y del Ayuntamiento de Arrecife. El cambio empieza a ser posible. No necesitamos más políticas denominadas progresistas, necesitamos auténticas políticas de progreso que beneficien a todos. Y eso es lo que ya está pidiendo la población lanzaroteña.

Las políticas socialistas: cuando la ideología no permite ver la realidad
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