jueves. 18.04.2024

La pasada semana el consejero de Turismo del Gobierno de Canarias, Manuel Fajardo Feo, recibía un aviso en el que le comunicaban que los obreros que rehabilitan la Casa de la Cultura Agustín de la Hoz habían encontrado unas manchas de pintura que podían ser murales de César Manrique.

Aprovechando su estancia en ese momento en la Isla, Fajardo Feo ordenó la paralización inmediata de la obra para ponerse posteriormente en contacto con la Fundación César Manrique. Tras verificar que efectivamente podría tratarse de pinturas del artista conejero, de hecho podrían ser de sus primeras creaciones, el consejero y la Fundación decidieron paralizar los trabajos de rehabilitación para dejar que técnicos especializados determinen si se puede recuperar este patrimonio de forma parcial o, en el mejor de los casos, totalmente.

Así lo explicaba este miércoles el consejero de Turismo y la propia Fundación, que ya ha solicitado a un grupo de técnicos especializados que se trasladen a la Isla para comenzar con los estudios de viabilidad de una posible recuperación de las obras.

Los trabajos del Manrique estudiante

Aún no se conoce cuál es el estado de estas pinturas, pero sí que se trataría de un trabajo realizado por Manrique cuando aún estudiaba en Madrid, entre los años 1945 y 1950, y que elaboró como elemento decorativo de este edificio, utilizado en aquel momento como Casino de Arrecife.

En esta época (se calcula que uno de los murales estaría datado en 1947) el artista debió de pintar estas dos composiciones para decorar una estancia que se utilizaba como salón de baile y para la celebración de todo tipo de eventos sociales. De uno de ellos aún no se conoce siquiera el motivo al que alude, pero se supone que seguiría la estética costumbrista que era tan recurrente para el Manrique estudiante.

En los cinco años en los que cursó estudios en Madrid, el artista utilizó en su creación todo tipo de imágenes relacionas con las casas típicas lanzaroteñas, los trajes tradicionales, las palmeras y las imágenes del paisaje conejero y de las escenas de costumbres de los habitantes de la Isla en esto años.

Aún así, no se podrá confirmar nada hasta que los técnicos no hagan su trabajo y decidan si se puede recuperar parte de esta obra y de qué manera, ya que podría hacerse directamente en la Casa de la Cultura o trasladando los restos a un lugar habilitado para su restauración para luego devolverlos a su lugar de origen.

Una fotografía como único testimonio

La Fundación ya conocía la existencia de esta obra por una fotografía de esta época incluida en un catálogo de la obra del artista entre 1950 y 1957, pero debido a las transformaciones que ha sufrido esta edificación, que ha sido modificada para distintos usos, no conseguían averiguar en qué zona estaba ubicado exactamente.

Con el descubrimiento de unas manchas de color en el transcurso de la obra se ha verificado que existían dos murales, que ahora podrían ser rehabilitados por el mismo equipo que se hizo cargo de la restauración de las pinturas encontradas en la Biblioteca de la UNED. Ellos mismos serán los que comiencen la próxima semana con las pesquisas necesarias para decidir si se puede recuperar esta obra de forma parcial o total.

Motivos costumbristas

Gracias a la fotografía del catálogo de la Fundación se sabe que la composición consta de una mancha irregular interior de la que sobresale una palmera y que sigue la estética costumbrista del gusto del artista por estos año, con la salvedad que utiliza un motivo poco recurrente en su obra, poniendo en primer plano una figura ataviado con la máscara semitransparente característica de la Parranda Marinera Los Buches, aportación marinera al Carnaval.

Los murales estarían situados en la misma entrada de la puerta izquierda de la Casa de la Cultura, un lugar con el que no se pudo dar con anterioridad porque la edificación ha sufrido innumerables transformaciones, llegando incluso a cambiar paredes de lugar.

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