sábado. 20.04.2024

Cuando se habla de reformas estatutarias y de representación parlamentaria se tendría que tener en cuenta el crecimiento de Lanzarote y Fuerteventura

Más de una cuarta parte de la población de Lanzarote ha nacido fuera de España. Del resto de los habitantes, ese 74% de españoles, gran parte procede de Canarias o de la Península y ya hay toda una generación de nuevos lanzaroteños nacidos en la Isla pero de padres foráneos. En Fuerteventura el desarrollo es también espectacular y la isla majorera alcanza los 86.642 habitantes de derecho, lo que supone un crecimiento del 101,7%, aunque se sospecha que en realidad son muchos más. El desarrollo turístico y el consecuente crecimiento del sector de la construcción nos devuelven una isla globalizada en la que conviven naturales de los más lejanos lugares. Esta situación, como recuerdan políticos de ambas islas, tendría que ser tomada en consideración a la hora de reformar el Estatuto de Autonomía e introducir cambios de representación parlamentaria.

La explosión demográfica de los últimos años ha traído a Canarias un destacable número de residentes no nacidos en España que interesados por el bienestar económico han elegido el Archipiélago como lugar de residencia. Con este abanico de nuevos residentes Lanzarote y Fuerteventura se convierten en el mayor ejemplo de globalización que se registra en la Comunidad Autónoma, duplicando y hasta triplicando el número de recién llegados respecto al resto de Canarias. De hecho, en estas dos islas hay ciudadanos de estados tan dispares como Guinea, Moldavia, Irak o Bali, además de otros numerosos países de habla hispana.

A uno de enero de 2006 casi el 30 por ciento de la población de derecho en Lanzarote no ha nacido en España. Y aún más, si se tiene en cuenta que del 70% de residentes que son españoles una parte muy alta procede de otras zonas del país.

Las estimaciones del Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote señalan que en 2005 por cada persona nacida en Lanzarote hay otra no nacida en ella. Esto supone que la mitad de la población no es “natural” de la isla y que incluso muchos de los nuevos conejeros son hijos de padres foráneos nacidos en los últimos años.

Esta nueva generación mestiza es el ejemplo más evidente del cambio social motivado por el factor migratorio. Un fenómeno complejo que obedece tanto a causas locales como internacionales.

Los motivos del cambio

Las causas de esta gran subida en el censo de Lanzarote se pueden explicar analizando diversos indicadores. Pero sin duda el crecimiento de la industria turística y su aparejado incremento de la construcción aportan buena parte de las razones.

La afluencia de turistas ha pasado de 1.485.969 en 1995 a 1.795.404 en 2005, aunque la cifra más alta se alcanzó en el año 2003 cuando se llegó a 1.949.775 visitantes anuales.

Una cota máxima que supone un 31,01% más que en 1995. También ayudan en este análisis el aumento en las plazas alojativas y el consumo de cemento, porque dan una idea aproximada de la evolución de la construcción, muy ligada al turismo.

Las estadísticas contemplan una subida en el consumo de cemento del 248% entre 1994 al 2004, aunque el pico más alto fue en 2001. De ahí la necesidad de nuevos contratos y de más mano de obra para mantener un alto nivel económico.

El “Informe sobre migración laboral en Canarias” que realizó en 2005 OBECAN (institución dependiente del Gobierno de Canarias) deja claro que Lanzarote y Fuerteventura son las islas en donde se firmaron más contratos a personas de otras zonas. Del total de contratos firmados el año pasado, en Lanzarote el 36,35% fueron para extranjeros, cuando la media canaria estuvo en el 17,6%. De hecho, de los diez municipios con mayor porcentaje de contratos a extranjeros seis eran de Lanzarote.

Población no comunitaria

Según el Estudio de Población de Lanzarote 2006 elaborado por el Centro de Datos del Cabildo de Lanzarote “el 83% del crecimiento de la población de Lanzarote en estos últimos diez años lo explica el factor inmigratorio”. No obstante, en esta inmigración cabe resaltar que las personas procedentes del continente africano son minoritaria frente a ciudadanos del resto de las islas, de España, de países comunitarios y de fuera de la Unión Europea.

Los datos de este estudio indican que la población extranjera no perteneciente a la UE ha pasado de 490 personas en 1996 a 19.951 en 2005, con lo que actualmente representa el 14.7% de la población residente. Si a esto unimos el porcentaje de población comunitaria, (14%) obtenemos que casi el 30% de la población de derecho de Lanzarote es extranjera, cuando ese índice en España es del 8,3%.

En cualquier caso es importante señalar que en Canarias la población extranjera residente proviene tanto de naciones de la UE, como de países no comunitarios.

La agencia de noticias ACN se hizo eco de un informe elaborado por la Oficina del Parlamento Europeo en España sobre la Evolución demográfica experimentada en el país y en el mismo se especificaba que “(...) en Canarias el número de ciudadanos de la UE (83.987 personas) es superior al número de inmigrantes (77.483 personas) procedentes de otras zonas del mundo, como Latinoamérica y el Norte de África. Una tendencia distinta a la media global española donde el 28 por ciento de los inmigrantes con permiso de residencia son de origen comunitario mientras que el 72 por ciento restante proviene de otras zonas del planeta”. Estas cifras señalan entonces que en el Archipiélago que hay dos tipos de inmigración muy diferenciadas. Una rica y otra pobre.

Consecuencias lógicas

El cambio experimentado por la isla de los volcanes es público y notorio. Pero lamentablemente esta evolución, que no ha venido más que a confirmar el origen tricontinental de esta tierra ligada geográfica, histórica y políticamente a Europa, África y América Latina, no ha venido de la mano con una mejora de las infraestructuras básicas. El carácter de este proceso ha creado una serie de contradicciones. Así, a la vez que se mejora las posibilidades materiales de los ciudadanos aparecen carencias en servicios tan elementales como la sanidad o la educación. También el medio ambiente ha notado el cambio y se ha resentido, especialmente en un territorio tan frágil como el de Lanzarote.

Lanzarote y Fuerteventura, la nueva Babel
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