viernes. 19.04.2024
El cineasta manchego hace de la Isla de los Volcanes “una protagonista más” de su última película, “Abrazos rotos”. Penélope Cruz, Lluis Homar y el propio Almodóvar se sienten atrapados por el misterio, el dramatismo, “los colores únicos” y el ritmo de vida de Lanzarote

Lanzarote, por Almodóvar

Pedro Almodóvar: “La satisfacción y la serenidad que da llegar a un lugar dónde ninguna de las multinacionales que se extienden por todo el mundo han puesto su marca no tiene precio. Un lugar que permite admirar una belleza natural increíble tal cual, sin ningún tipo de contaminación”

Fotos: Dory Hernández

Más que inmersos en el trabajo, con el habitual estrés de hacer cine, el equipo de actores que ha traído Pedro Almodóvar a Lanzarote para rodar durante quince días la parte de su última película que transcurre en la Isla, están más relajados de lo que acostumbran en sus lugares de residencia, ya sea Madrid o Los Ángeles. Impresionados por la belleza natural que en palabras de Almodóvar “en ningún otro lugar del mundo” ha visto; absorbidos por “el misterio” de una tierra volcánica, misterio del que no son ni los primeros ni los últimos en percatarse. Sorprendidos gratamente por el ritmo de vida de los lugareños, “la paciencia, la simpatía” de los lanzaroteños. Un modo de vida que pronto ha contagiado a los miembros del reparto que este jueves por la mañana hablaron en una rueda de prensa para los medios locales, aunque la organización no pudo evitar que se colaran algunos gráficos de las agencias peninsulares. “Aquí duermo de maravilla, cosa que en la península me cuesta bastante”, se sinceró el actor Lluis Homar. “Desde que he llegado aquí cojo la cama y en cinco minutos estoy durmiendo”.

Del ritmo habló también Pedro Almodóvar. “Es un ritmo para mí muy tranquilizador. Lo notas enseguida en el trato con la gente, incluso con los que vienen a mirar lo que haces. Desde que he pisado el suelo de la Isla, muchas de las tensiones que traía de Madrid han desaparecido, como si Lanzarote tuviera propiedades curativas”.

Lanzarote “misteriosa”

“Esta isla tiene algo muy especial, muy misterioso, que afecta a mi personaje y también me ha afectado a mí nada más llegar”, dijo Penélope Cruz.

En una película de dos horas y media de duración, “la Isla es una protagonista más”, explicó el director manchego, francamente fascinado por “el misterio” que rodea todos los paisajes. La paleta de colores que la madre naturaleza ha esparcido por rincones de inigualable belleza, “unos colores que no he visto en ninguna otra parte del mundo”, como dijo el oscarizado cineasta. “Es una isla dónde la naturaleza misma actúa como personaje, esos paisajes enormes. A mí siempre me inspira algo sobrenatural”, añadió.

El misterio de Lanzarote es también para Almodóvar dramatismo. “Dramatismo del mar de lava, de los colores negros” que se integran en la naturaleza. “Paisajes que son como estados de ánimo”.

La elección de Lanzarote no parece casualidad para una película que el propio director califica como atribuible a su “etapa de director adulto”, una etapa de “cine dramático”, más en la línea de “Todo sobre mi madre” o “Hable con ella”, que de sus primeros largometrajes provocadores, rodados en plena “movida

madrileña”.

“Curiosa coincidencia”

Una de las secuencias clave de la trama es un accidente de tráfico, en el que uno de los protagonistas, el interpretado por Lluis Homar, pierde la vista. La dramática escena se rodará este jueves por la noche en la rotonda de la Fundación, casualmente la misma rotonda dónde se mató en otro accidente de tráfico, éste verídico, César Manrique. El propio Pedro Almodóvar se sorprendió por la coincidencia. “Quería coger una escultura móvil” de Manrique, “y me impresionó mucho saber que fuera la misma dónde murió”. Curiosa coincidencia que el artista manchego atribuye a uno más de los “misterios” que rodean Lanzarote. Como un “misterio” fue el abrazo de una pareja anónima que vio hace diez años en una de sus muchas visitas en la playa de El Golfo, escena que quedó grabada en su mente para convertirse ahora en la inspiración de la película que rueda en la Isla de los Volcanes.

“La vitalidad de César”

En 1986, un joven Pedro Almodóvar llegó a Lanzarote “acompañando a un actor” que estaba pasando por un momento difícil. Llegaron en búsqueda de “la serenidad interior” de la entonces casi virginal tierra volcánica, y se encontraron con César Manrique, “el gran anfitrión de la Isla”.

En una época en la que el cineasta reconoce haber tomado “muchas drogas para divertirnos”, los dos urbanitas quedaron de lo más sorprendidos con la vitalidad y la capacidad de pasarlo en grande de un artista “que ya rondaba los sesenta”.

Ya por aquellos entonces, Manrique se había convertido en un abanderado de la preservación de la naturaleza ante el aún tímido avance del turismo, algo que Almodóvar supo valorar más de diez años después, cuando César ya no estaba. “Hay que pensar que César tomó esa iniciativa de conservar cuando en la península se construye ese monumento ‘kitsh' terrible que es Benidorm”.

El resultado de aquel empeño y compromiso “lo agradecemos las personas que venimos aquí ahora”, dijo Almodóvar. “La satisfacción y la serenidad que da llegar a un lugar dónde ninguna de las multinacionales que se extienden por todo el mundo han puesto su marca no tiene precio. Un lugar que permite admirar una belleza natural increíble tal cual, sin ningún tipo de contaminación”.

Lanzarote, por Almodóvar
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