jueves. 25.04.2024

Por Francisco Cabrera

El Cabildo de Lanzarote debe volver a convertirse en el verdadero motor que genere, promueva y abandere, iniciativas en políticas sociales, económicas, territoriales y de nuevas competencias.

En el 2003, el Partido Popular entró a formar parte del Gobierno Insular. El panorama que encontramos no podía ser más desolador. Nos encontramos con una fuerte deuda extra presupuestaria que hubo que afrontar mediante un estricto reajuste económico y un exhaustivo control del gasto gracias al cual se pudo reflotar la situación y crear, incluso, un remanente de tesorería.

A la dificultad económica, se añadía los, casi históricos, problemas en sanidad, en infraestructuras educativas, en materia de inmigración, una deficiente oferta cultural y de ocio, una red de carreteras en lamentable estado, una red socio-sanitaria deprimente, una situación turística preocupante y un sector primario abandonado a la iniciativa particular.

Desde el Partido Popular exigimos la necesidad de priorizar las medidas a tomar, señalando en primer lugar las económicas. El Grupo de Gobierno comenzó a adoptar las soluciones reales que necesitaba Lanzarote.

Se diseñó un plan de saneamiento de la Institución desde la Consejería de Economía y

Hacienda, que dirigía nuestra compañera Doña Astrid Pérez Batista. Dicho plan pasaba por cambiar el sistema y control del gasto.

En apenas doce meses, ya habíamos recuperado capacidad inversora para nuestro Cabildo.

Asimismo, iniciamos los trámites para incorporarnos a la Ley de Las Grandes

Ciudades y asumimos el compromiso de modernizar la Administración, a través de programas que nos metieron de lleno en la Sociedad de la Información y de la

Comunicación.

Desde la presidencia cabildicia y preocupados por la situación turística, sacamos a concurso la contratación de un equipo redactor del Plan Territorial Especial de Turismo de Lanzarote. Era un momento de reflexión, que nos llevaba a cuestionarnos cuál era el modelo de Isla que queremos.

Lanzarote es una Reserva de la Biosfera que no llega a los 900 kilómetros cuadrados, limitados por la presencia de un Parque Nacional como el de Timanfaya, una reserva marina como es la del Archipiélago Chinijo y numerosos espacios naturales protegidos, pero soportamos una presión demográfica cada vez mayor, y necesitamos modificar la tendencia.

Debemos hacer un gran esfuerzo inversor en planes de recuperación Medio Ambiental, que aborden y den soluciones efectivas, al grave problema de los residuos, a las escombreras clandestinas, a la protección de los espacios naturales, a la recuperación de espacios tan emblemáticos como el Lago Verde o Charco de los Clicos, en el Golfo.

Nuestra naturaleza volcánica nos ha dado una gran oferta complementaria y de ocio que

nos han convertido en destino diferenciado, y permitido aplicar unos principios de

sostenibilidad, excepcionales, si tenemos en cuenta que se producen en una Isla Reserva de la Biosfera, donde el ser humano realiza actividad económica.

Nuestro celo debe centrase en conservar y hacer compatible la dualidad hombre naturaleza.

Pero, no es menos cierto, que el Sector Turístico demanda una oferta complementaria y de ocio que debe ser atendida, pero que tiene que ser, necesariamente, compatible con la que la naturaleza nos ha dado. Esa oferta, es la que debe recoger el futuro Plan Territorial Especial de Turismo de Lanzarote, debe, necesariamente, salir del consenso de todos los sectores y definir la Isla que queremos.

Lanzarote, la Isla que queremos
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