jueves. 28.03.2024

1.- Se han puesto a llorar Rubalcaba y Patxi López , como último recurso ante lo que será una hecatombe electoral. Han aprovechado la dudosa nota de la ETA para llorar como magdalenas en todos los mítines. Es patético, porque en realidad lloran porque se les escapa el poder. Han vivido de él durante mucho tiempo y es duro perderlo. Cuenta Francis Franco en sus memorias -memorias cinegéticas, sin ningún valor intelectual ni literario ni siquiera histórico- que efectivamente su abuelo, en la lenta agonía a la que fue sometido por los médicos, exclamó, con un hilito de voz: "¡Qué duro es morirse!". ¿Morirse o ver cómo la muerte le arrebataba el poder? Rubalcaba por lo que está llorando realmente es porque un millón de votantes socialistas se han pasado al PP. O a lo mejor llora porque es capaz de vulnerar jornadas electorales, bajarle el sueldo a los funcionarios, congelar las pensiones a los jubiletas y sepultar al país en el abismo. Por eso sí hay que llorar, como lloran cada día los cinco millones de parados y los que no tienen para comprar el pan. Las de Rubalcaba y Patxi López son lágrimas de cocodrilo. Porque nadie sensato cree a la ETA, cuyos pistoleros matan niños inocentes, agentes celosos de su trabajo y políticos indefensos.

2.- La madre de Boabdil el Chico le dijo a éste en las almenas de Granada, cuando el último rey moro lloraba al ver que perdía la ciudad que amaba: "Llora como un niño lo que no has sabido defender como un hombre". Rubalcaba está llorando, pobre Rubalcaba. Y el argumento de sus lágrimas es la nota chimba de unos pistoleros asesinos que no han entregado las armas, que no han dado noticia de dónde están sus explosivos y que se ponen a exigir al Estado una negociación. ¿Una negociación para que alguien deje de matar? ¿Se negocia con los asesinos que han dejado atrás ochocientas vidas, entre ellas la de un bebé de 22 meses y la de un hombre como Miguel Ángel Blanco , con las manos atadas a la espalda y de rodillas ante sus asesinos? Yo lloro por esa niña y por Miguel Ángel Blanco. Por esos sí lloro yo. Y por los restantes ochocientos.

3.- Menos lágrimas y más vergüenza. Han dejado al país hecho un desastre. Han traído el hambre a sus habitantes. Han aniquilado el prestigio de España en el exterior, logrado por gobernantes sensatos como Adolfo Suárez , Felipe González y José María Aznar . Cuando Rubalcaba asistía a los entierros de las víctimas yo nunca lo vi llorar, aunque por supuesto no dudo que lo sintiera. Esas lágrimas hay que controlarlas. Porque son lágrimas electorales y ésas no valen. Son lágrimas de cocodrilo.

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Lágrimas de cocodrilo
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