martes. 23.04.2024

Mi amigo Cristóbal Olivero, que sabe más de pesca y de lucha que de artículos de opinión, me sugiere que dedique mi columna de esta semana a hablar de Carlos Espino y de la admisión a trámite de la querella contra su nefasta gestión al frente de los Centros Turísticos. Es más, me da hasta el titular: “el perseguidor perseguido”. Quiero mucho a Cristóbal, pero quiero más a la gente que como tú se molesta en leer lo que escribo y que entendería que poner semejante titular sería una ignominiosa forma de echar mano de lo primero que se le pasa por la cabeza a uno. Vamos, que no es precisamente muy original. Por eso me decanto por un titular mucho más sencillo y nada pretencioso: la querella de Espino. Y me pongo a escribir sobre lo que me sugiere Cristóbal que escriba, que tiene razón, es el tema del momento.

Como sabes, el Juzgado de Instrucción Número Uno de Arrecife ha admitido a trámite un querellón de treinta folios en el que se describen parte de los desastres de la guerra en los que convirtió el secretario general de los socialistas su gestión al frente de una empresa pública que ya no la conoce ni la madre que la parió. Leyendo el documento elaborado por el abogado Juan David García Pazos cualquiera con un poco de sentido común y cierto grado de objetividad se da cuenta de que el tema es mucho más grave de lo que se temía. En general, salvo el asunto de la página web bis de 50.000 euros, no se cuenta nada que no se supiera. Sin embargo, sí se aportan datos relevantes sobre la forma en la que se despilfarraba el dinero de todos los habitantes de la isla de Lanzarote. De lo que se trata ahora es de averiguar si ese despilfarro forma parte de una mala gestión o la cosa va más allá. Se trata de que el juez que instruye la causa determine si el mal uso del dinero público puede haberse hecho bajo la comisión de numerosos y graves delitos, entre los que destacan la malversación de caudales y el cohecho.

Espino, tan locuaz en otras ocasiones, ha preferido esta vez ser prudente. Y hace bien. La prudencia que no ha tenido hasta la fecha es fundamental en este asunto para poder confeccionar con cierta paciencia una estrategia de respuesta ante la contundencia de la acusación que ahora sí va a pesar sobre él como una losa. Me da la sensación de que ni él ni los suyos esperaban algo así. Seguramente creían más en el archivo de la causa. La excusa para no decir ni pío es que no le han notificado oficialmente el asunto; la realidad es que gana tiempo para el contraataque, que imagino que lo habrá. Tiempo por cierto que no se le habría dado si se le hubiera llamado a declarar de forma directa, como se está haciendo por ejemplo con los detenidos o testigos del Caso Unión en el Juzgado Número 5. Al cierre de mi artículo, no ha habido reacción tampoco por parte de la dirección del Partido Socialista Canario, ni siquiera por parte de los que siempre han defendido a su secretario general a muerte y forman parte del cada vez más mermado escuadrón del “espinismo”. Cuesta salir a defender principios básicos como la presunción de inocencia cuando se ha estado hablando un día sí y otro también de presunción de culpabilidad. Cuesta por tanto defender a alguien que no cabe la menor duda de que ha sido un nefasto gestor del dinero de todos los ciudadanos cuando además se sospecha que podría haber sido un delincuente. Uno más.

De todos modos, siendo coherente con lo que siempre he defendido, tengo que concederle a Espino su derecho a defenderse y su derecho a mantener intacta su presunción de inocencia. Como el Caso Unión, lo suyo no deja de ser una fase de instrucción, de la cual saldrá o no un juicio al que probablemente se tendrá que enfrentar o no dentro de unos cuantos años. La Justicia, como el fútbol, es así.

Ahora bien, la presunción de inocencia no le salva al secretario general de la crítica política, de lo insólito que resulta que cogiera una empresa en una situación de absoluta solvencia en junio de 2007, hiciera una alabanza tremenda de la gestión de Pedro San Ginés y de José Juan Lorenzo a finales de enero de 2008 en Madrid y saliera en octubre de 2009 dejando un agujero de más de 14 millones de euros y pagando facturas con pagarés. Como poco, habrá que encontrar explicación a semejante despropósito, y habrá que averiguar dónde fue a parar todo el dinero despilfarrado, quién lo cobró y por qué, en qué concepto.

La querella, como admite el propio texto, está sin terminar. No ha sido fácil para la actual dirección de los Centros elaborar su contenido. Por decirlo suavemente, no todo el que trabaja dentro de la empresa pública estaba dispuesto a colaborar. Falta, por ejemplo, especificar los gastos en publicidad, tanto en medios de comunicación como en agencias, el tipo de trabajo de asesoramiento y de promoción que se hizo durante esta turbia etapa, si es que realmente se hizo. Y digo esto último porque sorprende enormemente ver que ahora sí se están publicitando casi a diario actos de todo tipo en la empresa pública y en los años anteriores apenas uno recuerda alguna cuña radiofónica para anunciar no se sabe muy bien qué. También, ahora, la publicidad aparece repartida en todos los medios. Antes, toda la publicidad iba dirigida en una única dirección. Imagino que será objeto de análisis en esta nueva investigación.

Son muchas las cosas que podría contar sobre este asunto y poco el espacio del que dispongo. Algunos me acusan injustamente de ser “antisocialista”. Y digo injustamente porque no es cierto. Creo que el PSOE se está haciendo un flaco favor a sí mismo manteniendo al frente del partido en Lanzarote a gente como este señor, que al margen de estar bajo sospecha en su actuación pública ha introducido todo tipo de elementos tendentes a crispar una sociedad que ni lo necesitaba ni lo merecía. Si al menos hubiese hecho algo de provecho por la Isla, tendría una posible justificación. Mourinho, personaje que se peina igual de bien que él y que gasta un carácter muy parecido, al menos gana los partidos y conquista títulos. ¿Cuál ha sido el logro de este personaje desde que llegó a la política de Lanzarote, de qué se puede sentir orgulloso? En todas las formaciones políticas de la Isla se frotan las manos pensando que Espino puede llegar a las próximas elecciones como secretario general de los socialistas lanzaroteños. ¿Por qué? Porque saben que su sustitución podría dar un vuelco a las encuestas que todos manejan, que conducen al PSOE a la peor situación que ha tenido en toda su historia, con el agravante de que tras unas elecciones locales nadie va a quererse sentar a pactar con este señor. Otro PSOE es posible, y creo que la gente que lo quiere, que son muchos, están a tiempo de propiciar el cambio. No den tantas ventajas a los adversarios. Un PSOE sensato, honesto y cercano también es posible.

P.D.: Evidentemente, el artículo se escribió antes de la rueda de prensa de Espino. Total, lo que dijo y nada es lo mismo. Me parece curioso que obviara dos partes importantes, que no sé para qué las reserva: su asesor y la página web bis.

(Publicado en el semanario Lancelot)

La querella de Espino
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