sábado. 20.04.2024

Por Andrés Chaves

1.- Me parece cruel lo del edil Guigou , metiéndose con Esther Sarrautte , concejala del PNC (y no ex tránsfuga, como Guigou) en el Ayuntamiento de Santa Cruz. Esther tuvo un lapsus mentis en el pleno municipal y no atinó a averiguar que ONG significa organización no gubernamental, confundiendo las siglas con el nombre de una de ellas. Una pollabobada sin importancia, que no demuestra ignorancia, ni nada, sino despiste en este mundo donde ya no existen sino siglas. Rosa Conde , a la sazón ministra de la cosa, en unas elecciones lejanas, dijo que Canarias era una sopa de letras, refiriéndose a los partidos que malvivían en las islas, como ahora malvive Ciudadanos de Santa Cruz, que no es una sopa de letras sino un potaje de lechuguinos. Bueno, pues Esther, que ha pasado por momentos delicados de salud, ha sido machacada sin piedad sobre todo por el ex entrenador de basket Güigüi, coño, que ha intentado sacarle los colores. Dicen que Esther dispone de artillería pesada sobre el ex tránsfuga y que va a sacarla en el próximo pleno. No me gustaría que se metieran en cosas personales, porque entonces regresaríamos a las andadas de los juzgados y eso, que es muy molesto, sobre todo por lo feos que son los celadores. Lo digo para que la cordialidad triunfe en estas épocas de la pre navidad, en las que todo el mundo dice que se quiere, aunque casi nadie se quiera. Los lectores desocupados que me envían correspondencia por mail están divididos. Unos dicen que Esther no se merece estos ataques; otros opinan que debe culturizarse. Yo digo que lapsus calami cometo yo varios cada día; y lapsus mentis, cada vez más; y los lapsus linguae los paro adrede. O sea. Guigou no pasa de ser un simpático homo erectus, ninguna lumbrera, así que Sarrautte le puede decir, perfectamente: medicus curat, natura sanat. Y ponerse a ello intelectualmente para no meter otra vez el leve remo de esta pequeña ignorancia; humanum est errare.

2.- Lectores de Las Palmas, muy cabreados por mis cosas y las de este periódico; y el amigo Fernando Cámara, que no está de acuerdo con mi artículo del martes último sobre la soberanía; cree que le hago la pelota al editor. Qué bonito es que cada uno diga lo que quiera, querido Fernando: libertas pecunia lui non potest (no hay dinero que pueda pagar la libertad). A Lorenzo Olarte le encantaban los latinazgos. Alguien está utilizando el correo de un médico ginecólogo, creo que ya retirado, para amenazarme gravemente. Como ignoro si es de coña o en serio, aunque van varios mensajes diciéndome eso de "descansa en paz", no sé si trasladar la cosa a la pasma o aguantar; así que como este poco amable comunicante es lector de esta sección, decirle que tengo almacenados los correos, por si alguien quiere investigarlos en su momento. Ay, eso de ser popular no me está gustando nada, excepto porque vendo libros. Bueno, gente que me inunda con comunicados que generalmente no leo; porfa, manden sólo cosas interesantes y breves. Se agradece mucho la síntesis. Hasta me dan ganas de leerlos. Me han traído de Francia una caja de Boujolais, la gran atracción de cada final de año. Todavía es aguapata, pero vale. A los lectores les gusta que les cuente cosas de los viajes. Pero es que viajo menos o nada.

3.- Unos me ponen a parir y otros me elogian. Es lo de siempre; nunca llueve a gusto de todos. Los sms y los e-mail -qué barbaridad, cómo se mete el inglés en siglas y palabras- inundan mi celular y mi ordenata. La media crece, pero a mí me da igual. Ya saben que unos los leo, otros no. Desde que se me cayó el móvil al retrete ando con otro que no es ni la mitad de bueno que el difunto, así que no me siento cómodo y la tarea de pasar los números es tediosa; un coñazo. Pero bueno, qué se le va a hacer. Oiga, comienzan a llegar los regalos de Navidad, pero me los mandan a la oficina antigua y allí se los maman. Casus belli. Les seguiré contando las opiniones de mis lectores, que son muchas. Y eso, feliz domingo.

La opinión de los lectores
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