viernes. 29.03.2024

Llegan las Fiestas de San Ginés y un año más la ciudad se envuelve de música tradicional y evocaciones al folclore canario. El 15 de agosto el Parque Islas Canarias acogerá una nueva edición del Recital de Música Tradicional de San Ginés, en el cual se tendrá como invitado de excepción al maestro Antonio Corujo, quien interpretará coplas, seguidillas y todo un genial y extenso repertorio elaborado gracias a que lo ha vivido en “su entorno”. En esta entrevista, el músico reconoce que la inestabilidad política que se ha vivido en la Isla ha hecho mella en las ayudas a la cultura pero que, no obstante, tampoco hay que poner como excusa que la Administración no ayuda para no seguir trabajando por concienciar a los más jóvenes de la importancia que tiene salvaguardar el acervo musical y cultural. El Recital de Música Tradicional es organizado por el A.C.R. Grupo Charco San Ginés Sol y colaboran el Ayuntamiento de Arrecife a través de su Concejalía de Festejos, la Federación Puente de Las Bolas, el Patronato de Turismo y el Gobierno de Canarias.

-¿Cuáles fueron los comienzos del Recital de Música Tradicional?

-Yo antes empecé sólo, salía en los parques recitando las coplas y luego, como ya las cosas cambiaron, y se trasladó la fiesta desde el parque hasta el Recinto Ferial, ahora se encarga Francisco y yo ya me desentiendo. Ahora me presento con mis hijos y alguna otra persona como mi mujer. En principio lo hacía sólo con las coplas de Víctor Fernández pero de una manera espontánea, ahora la espontaneidad se ha perdido. Antes se hacía en el parque Islas Canarias y parece que este año se va a hacer en este parque también. Yo me apunté a este recital para hacerlo un poco diferente porque la mayoría de las veces tocan todos lo mismo, por lo que pensé en hacerlo un poco más ameno.Yo participo con ellos, soy como un invitado que siempre está. Lo haré el día 15 a las 21.30 horas.

-¿Cómo ve las actuales Fiestas de San Ginés?

-Yo abogo porque las fiestas vuelvan a ser de ese tamaño en el sentido de crear un ambiente en la juventud donde se llegue a ellos e incluso estoy tratando de llevar a cabo un proyecto. Se trata de infundir en los chicos lo que antes recibíamos por naturaleza, consiguiendo que se formen pequeños grupos de aficionados a tocar el timple, a cantar y a hacer algo con nuestra copla. Yo trato de llevar eso a las escuelas, estoy tratando de conseguir una subvención. Ya hace muchos años estuve yendo a las escuelas, en aquella época me subvencionó el Cabildo pero debido a la poca continuidad que ha habido en política, ¿a quién le voy a hablar? En aquel tiempo había estabilidad. Esto fue en la época en que Chana Perera estaba en Cultura aunque con quien hablé fue con Mario Alberto Perdomo.

-En este sentido, ¿ve poco apoyo institucional hacia la Cultura?

-No se necesita que las cosas se apoyen, se necesita que las cosas se hagan. Es decir, ¿cómo vamos a pedir dinero si no estamos haciendo nada? La gente ahora mismo se dedica a hacer una parranda por aquí, a hacer un sancocho por allá, entonces lo que hay que preguntarse es que ¿para qué van a pedir? No dan, por supuesto que no dan, pero tampoco se está haciendo como para que se subvencione. Hay que reconocer que cuando se hace una cosa, si se hace bien hecha se estudia; lo que pasa entonces es que la mayoría de las cosas las quieren hacer entre cuatro cuando en realidad se tiene que elegir a alguien que vele porque las cosas se estén haciendo bien y que se esté trabajando. Se debería partir de que ahora ya no nos conocemos todos y que tendría que empezarse por los barrios conformando pequeños grupos de gente de buena voluntad. Se ha perdido la tradición. Cuando yo era niño y veía a un señor arando y cantando a la vez, yo le estaba oyendo el rumor, por eso digo que la música es el entorno. Fíjate si tiene que ver con el entorno que de estar en San Bartolomé a estar en Mozaza y yo oírles de lejos, sin saber quienes eran, ya sabía yo de donde procedían. El entorno da una tonalidad. Yo veo que en los ensayos no se lo toman en serio como se lo tomaban antes, se dedican a hablar de sus cosas y cuando el director se dispone a comenzar a ensayar acaba aburriéndose. Hay que crear un ambiente, un sentimiento para que las cosas se lleven a cabo y no escudarse en que las cosas se están perdiendo para no hacer nada. Tampoco creo que los políticos estén tan informados. El día que estos se dediquen a ver qué necesita el pueblo en materia de cultura verán que los pueblos se culturizan a través de sus principios. Habiendo un principio se llegará a un fin y este siempre es infinito. El principio tiene que ser básico. Por poner un ejemplo, tú oyes hablar del flamenco y te das cuenta de que este es sólo un sentimiento que lo tiene quien lo tiene, quien lo ha sufrido, entonces ellos tienen esa fuerza a la hora de transmitir, ya que mana de la poesía del pueblo, no de los que lo tienen todo.

-¿Afirmaría usted, entonces, que la música tradicional se está desvirtuando?

-Las cosas se desvirtúan si no se cuidan. Se deberían reunir los que están al frente de los grupos musicales y hablar y tratar este tema con el fin de que no se pierda el ritmo. A través de los mismos contactos que tiene la gente terminará habiendo un solo folclore canario, no se van a distinguir los de un sitio y los de otro. Las seguidillas de Lanzarote cantadas por alguien que no es de aquí no tiene el énfasis de aquí. Eso también pasa con el teatro, para hacer teatro se tiene que reunir la gente.

-¿Toda una vida dedicada a la música y a la barbería?

-Sí, nací en San Bartolomé el día 23 de agosto de 1933 a las 17.30 de la tarde. Mi padre ya tenía una barbería que hacía las funciones de cantina y allí también había música, ya que no sólo iban a cortarse el pelo sino que iban, tocaban y cantaban fandanguillos.Mis hermanos estudiaron música en Caracas y a la vez se dedicaban a la peluquería, también se habían marchado mis padres a Venezuela ya que aquí no había ningún “bisnes”. Luego, cuando vinieron mis hermanos aquí, en vez de poner una barbería pusieron una escuela de música cada uno. Mi hijo terminó yéndose a París a estudiar con Blas Sánchez. El resto de mis hijos también han salido amantes de la música, uno en Barcelona, el otro fabrica instrumentos...Tras mi familia me fui a trabajar a Venezuela, a Santa Mónica con un mallorquín. Luego me llamó un amigo de mi suegro que tenía una barbería en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas, un monstruo de 3.000 camas y allí estuve dos años y medio hasta que regresé. Mi esposa se queda en estado por segunda vez y ya no se me hacía controlable meterme en Caracas en aquella época con dos hijos, era una locura. Decidí mandar a la familia para acá y luego regresé yo en 1967 y monté aquí la barbería.

-¿Nunca ha cogido vacaciones?

- Mis vacaciones han sido muy esporádicas, muy pocas. Yo llevo trabajando 60 años y con mi familia sólo habré salido dos o tres veces en toda mi vida. El resto lo he dedicado a trabajar. He estado en Estados Unidos. Nueva York me gustó más de lo que yo esperaba pero me sobrecogieron las prisas y el choque que resulta de ver los edificios grandes y ostentosos de Manhattan conviviendo con los cartones de los pobres en sus portales. También visité Cincinatti, Detroit...Luego me dieron un premio en 1998 en Caracas, por lo que tuve que regresar por segunda vez. Me dio un premio el Hogar Canario Venezolano y la Asociación de Lanzarote, que tiene como fin ayudar a los más desfavorecidos. Yo actué allí y se apuntaron todos los de Lanzarote que estaban allí en esa época. Todas las islas tienen su representación en Venezuela.

-Usted nació en San Bartolomé. ¿San Bartolomé o San Bartolomé de Ajei?

- San Bartolomé es un lugar rodeado de laderas, por lo que siempre será un ajei, le pongan o no le pongan el nombre.

“La música es el entorno”
Comentarios