viernes. 19.04.2024

1.- Este no será uno de mis artículos más leídos. Desde hace meses vengo observando la transformación de los periódicos online en cadenas de televisión. Es decir, las informaciones que se ofrecen están contenidas en videos, marginando a las palabras. Hay periódicos –como “El Mundo” digital– que apenas utiliza los textos para informar; y hay otros digitales que hacen lo mismo. Los partidos de fútbol, por ejemplo, se narran minuto a minuto, y a menudo acompañados de imágenes, en los periódicos en la Red. Un diario, por muy digital que sea, no es un canal de televisión, ni jamás va a competir con un canal de televisión. Cada cosa en su sitio. No lo han entendido los editores y a medida que pasa el tiempo la imagen va sustituyendo, de una manera inexorable, a la palabra. Yo creo, desde mi punto de vista de carroza del periodismo, que esto no es bueno. Los medios escritos, aunque sean digitales, deberían tener su espacio diferenciado, lo mismo que los medios hablados y los medios visuales. Pero yo no mando, todo se rige por la demanda del público, igual que es el pueblo, con sus destemplanzas, el que marca el camino de la palabra autorizada, del lenguaje que luego se hace académico. Todos tenemos la culpa, sobre todo los que intentamos introducir nuestras palabras en la feria del idioma. Así ha sido, así es y así será, desde los tiempos de Cervantes. A mí, si les digo la verdad, los diarios online me están cargando con tanta imagen. Yo para los periódicos digitales no quiero videos, sino fotos estáticas, como siempre ha sido. El video, para mí, se carga el impacto visual, pero da pábulo a la tragedia, a la acción que muchas veces uno no quiere (o no soporta) ver completa. El descender al detallito te puede hacer polvo el alma y desvirtuar la crónica. Al menos esto pienso yo. Ya no doy clases de periodismo, así que lo que le enseñen ahora a los alumnos en las escuelas y en las facultades me importa un huevo. No estoy en eso, estoy en el final de mi etapa, así que si quieren no me hagan caso, ni lean esto, ni falta que les hace.

2.- Sí que no me gustaría que la imagen en movimiento usurpara a la palabra, en vez de complementarla. Ya llegarán premios a los mejores videos –ya existen esos premios en las cadenas de televisión, con un resultado absolutamente cutre–, como llegaron un día los premios a las mejores fotos. Ahora nadie va con cámara por ahí. Los modernos teléfonos móviles graban en video lo que pasa por el mundo. No se escapa nada. Ni siquiera que el seleccionador alemán, Joaquim Low, se meta la mano en el pantalón, se rasque el sebo de rendija de sus ingles y luego se huela los dedos. Esto ha aparecido en la Red y se ha hecho viral, como se dice ahora. Miren, lo voy a poner al final de esta crónica para que todo el mundo que quiera vea lo jediondo que es el tal Joaquim Low, que además se come los mocos, como relata otro video, que no voy a traer aquí para evitar la reiteración innecesaria, pero también lo pueden ver en la Red. Menudo cochino el tío, con perdón para los chanchos.

3.- Bueno, pues eso. Quería decirles, sobre todo, que no estoy nada de acuerdo con que los periódicos digitales, como éste, traicionen a la radio, ni a la televisión. Pero, sobre todo, traicionen a la palabra. Siempre somos proclives a mezclarlo todo, a confundirlo todo. Pero demos al César lo que es del César. Y a los digitales tan sólo lo que les corresponda. Lo demás es meterse en camisas de once varas y confundir a los lectores. Como dice el gran Juan Luis Calero, gracias por mi opinión.

La imagen usurpa a la palabra
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