viernes. 29.03.2024

Por Cándido Marquesán Millán

Por fin, ya nos ha sacado de dudas José Luís Rodríguez Zapatero. Ya conocemos la solución al gran problema nacional. No se va a presentar como candidato para las próximas elecciones generales del 2012 por el PSOE. ¡Qué cantidad de comentarios llevamos escuchando desde hace meses al respecto! La mayoría de los medios de comunicación van a tener que cambiar el guión, ya que no tienen una diana tan clara a la que dirigir todos sus dardos.

Si hay algo genuino de la actividad política, es la hipocresía. Muchos de los barones socialistas que ahora se muestran profundamente compungidos, llevaban ya meses acuciándole para que diera a conocer su dimisión, ante el temor que su influencia les fuera nociva en las próximas elecciones autonómicas y municipales de 22 de mayo. En las anteriores se daban codazos para tenerlo en todos sus mítines. Es así la política. Parecen muy oportunas para este momento las palabras del Conde de Romanones "Cuando se derrumba uno desde las alturas del Poder, es difícil averiguar quiénes son los últimos en abandonar al caído; porque al caído todos le abandonan de golpe. Acontece como con las ratas cuando el barco comienza a hacer agua."

Es comprensible la decisión tomada por ZP, conocido el terrible desgaste político y personal que ha sufrido como consecuencia de la crisis económica, en la que, a pesar de las reformas puestas en marcha, no se vislumbra todavía salida. Como socialdemócrata mientras pudo resistió a poner en práctica políticas neoliberales, mas la presión ejercida por los mercados y auspiciada por las instituciones de la Unión Europea fue de tal calibre, que finalmente tuvo que claudicar. Hubiera sido una salida honrosa el haber presentado la dimisión en mayo del 2010 y haber convocado nuevas elecciones. De haberlo hecho hubiera mantenido incólume su prestigio en amplios sectores de la sociedad española. Como no lo hizo y además al decidir unas durísimas políticas de ajustes fiscales para reducir el déficit público, generó un gran desconcierto en sus propias filas con gran regocijo en las contrarias.

Los ataques recibidos desde todos los frentes han sido durísimos y solo comparables a los que recibió Adolfo Suárez antes de su dimisión y a los de Felipe González en su último mandato. Al final ha dicho basta. Con buen criterio ha entendido que no presentarse de nuevo, además de beneficiar a los resultados electorales de su propio partido, era lo mejor para el futuro de España. Que lleguen otras personas, con nuevas ideas y nuevos bríos parece lo más pertinente. No obstante su decisión hay que valorarla, ya que no es fácil y más en este nuestro país, que alguien en la cúspide del poder renuncie para dejar paso a otras personas.

Que haya decidido acabar la legislatura no tiene que suponer un gobierno interino, como no lo son los de los años últimos en los segundos mandatos de los presidentes en Estados Unidos, como tampoco lo fueron los 3 últimos años de gobierno de Aznar, tras comunicar que no volvía a presentarse. Al no tener que rendir cuenta ante el electorado, podrá tener las manos mucho más libres para llevar a cabo medidas más audaces y costosas desde el punto social para combatir la crisis económica. Probablemente dejará el camino expedito para su sucesor, que, según todos los indicios, será de la bancada popular, aunque no por ello se lo van a reconocer. Como tampoco lo hicieron cuando llegaron al poder en 1996 con la política económica anterior de Solbes. Que la derecha en este país reconozca algún mérito a la izquierda es una utopía.

Tras las próximas elecciones autonómicas y municipales se abrirá el proceso de primarias para la sucesión. ZP lo ha dicho muy claro "El mecanismo del dedazo simplifica las cosas, pero no es ni el nuestro, ni el de la sociedad española. Que sea el próximo comité federal tras las municipales y autonómicas el que fije el procedimiento para activar las primarias", y también ha pedido "pleno respeto y actitud leal con los tiempos”. A la hora de elegir un candidato es mucho más democrático que lo decidan los militantes que el aparato de un partido. El PSOE ya las ha puesto en práctica en bastantes ocasiones. Así alcanzó el poder ZP. Otros partidos deberían sumarse.

Según todos los datos, dos personas suenan sobre todo, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carmen Chacón, aunque no sería sorprendente que surgieran otros candidatos. Un proceso de primarias entra en la más estricta normalidad democrática, lo que no tiene que suponer ni fricciones ni fracturas dentro del partido. Rubalcaba, aun reconociendo su preparación y experiencia políticas, y su gran capacidad dialéctica y negociadora, tras el paso por diferentes ministerios, no supone renovación alguna, es más de lo mismo, por lo que genera más aceptación en los militantes de su partido que en la sociedad española. Carmen Chacón, más joven y también experimentada en las batallas políticas, supone renovación. Es mujer con gran personalidad y además catalana. Entiendo que sería muy interesante por razones políticas que por primera vez en nuestra historia hubiera una mujer presidenta de Gobierno, y no menos que fuera natural de Cataluña. Supongo que no pondrán pegas los meseteños a esta última circunstancia, ya que si consideran Cataluña una parte de España, parece lógico que pueda ser presidenta una mujer catalana. ¿O no?

En cuanto al PP, además del ya consabido y cansino “adelanto de las elecciones” deberá cambiar completamente toda su estrategia política. “Zapatero, es el culpable de todo”, ya no les sirve. Necesitarán guión nuevo, aunque también es cierto que desde hace unos meses los ataques a ZP se habían atenuado, y sus invectivas más duras iban contra Rubalcaba, como en el caso Faisán, al considerarlo un más que probable sucesor de ZP. Tras las primarias, si el vencedor es Rubalcaba continuarán en la misma línea y cuanto más cercanas sean las elecciones aumentarán en crudeza e intensidad. Si es Carmen Chacón, siendo ministra de Defensa es seguro que todos sus ataques irán dirigidos a la actuación de nuestras FFAA en los conflictos de Afganistán y Libia.

La decisión de ZP
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