Fotos: Jose Curbelo
La Recova de Arrecife vuelve a abrir sus puertas tras veinte años de abandono. La alcaldesa de la capital, María Isabel Déniz, inauguró el nuevo mercado de La Puntilla este viernes por la mañana, después de dos años de obras para poner a punto las antiguas instalaciones.
El resultado es un espacio remodelado, que conserva la sencillez de la tradicional construcción, con paredes blancas y madera verde. Sin embargo, los vecinos mayores que conocieron la antigua Recova se quejan de que las nuevas instalaciones han perdido gran parte de la solera y la gracia que antaño tuvo el mercado.
Efectivamente, el espacio no es el mismo, ya que el edificio del Ayuntamiento invadió durante su construcción una buena parte de la plaza, incluidos los arcos de piedra donde antes se colocaban los pescaderos, ganaderos, agricultores y artesanos con sus productos. La sociedad tampoco es la misma, el turismo ha comido terreno al sector primario y ahora la mayor parte de los puestos del mercado están destinados al turista.
En la parte de arriba hay ocho puestos permanentes y techados, dedicados a diversas actividades: zapatos artesanales, quesos, chorizos y vinos, herboristería, frutas tropicales y frutos secos, repostería y panadería, frutas y verduras ecológicas, artesanía y, por último, floristería. En ese mismo espacio están los baños públicos y la cafetería-churrería, ubicada en el mismo lugar que la antigua. La parte de abajo estará dedicada a nueve puestos temáticos que cambiarán en función de las propuestas del Ayuntamiento, explicó el coordinador de Comercio y Turismo, Fefo Nieves.
El tema elegido para estos días ha sido la cultura y los ocho puestos itinerantes ofrecen muestras de artesanía de diferentes regiones. En ellos los visitantes pueden encontrar prendas de Latinoamérica, bisutería y mantelería típicamente canaria, sombreros de Panamá o instrumentos y objetos de madera africanos. Nieves adelantó que la temática en las próximas semanas puede cambiar y estar dedicada a otras islas del Archipiélago, a través de convenios con los diferentes cabildos.
Los puestos permanentes han sido adjudicados a los comerciantes por el Ayuntamiento, que les ha seleccionado entre todas las solicitudes presentadas hace 4 meses, según informó Fefo Nieves. De momento los vendedores no están pagando ninguna cuota, pero el concejal adelantó que la cifra se concretará dentro de un mes. En cualquier caso, señaló, será una cantidad “casi simbólica”. Por su parte, la gestión de la cafetería ha sido asignada mediante un concurso público.
La alcaldesa descubrió la placa inaugural junto a la presidenta del Cabildo y numerosos concejales del Ayuntamiento. María Isabel Déniz admitió que no ha sido posible recuperara el cien por cien del espacio original, pero que se trata de un mercado “histórico y entrañable” que pretende convertirse en un “lugar de encuentro” de todos los ciudadanos.
José Marino (71 años)
“Allí estaba el cuarto de los ratones”. José guarda numerosas anécdotas en su memoria. Se acuerda perfectamente del cuarto de los ratones, situado donde ahora está el vestíbulo del Ayuntamiento. “Allí te metía el guardia toda la noche si hacías alguna gamberrada o estabas borracho”, y explica que por la mañana soltaban al sujeto en cuestión para que pasase vergüenza delante de la gente. Añade sonriente que un día un borracho engañó al guardia y le dejó encerrado dentro.
Pura (64 años)
“Esto es un engaño manifiesto”. Pura está indignada porque la nueva Recova no se parece nada a la antigua. “Todo se lo comió el Ayuntamiento”, dice apenada. Reconoce que le gustan los puestos de arriba, pero la explanada de abajo... “no me gusta porque no es la Recova antigua”, afirma. Echa de menos los puestos de antes, improvisados en poyetes de piedra bajo los arcos que ahora forman parte del edificio del Consistorio.
Wenceslao Noda (67 años)
“Antes todo el mundo venía aquí a comprar de todo”. Wenceslao recuerda perfectamente los puestos de pescado, de papas, batatas, cebollas y las carnicerías. Asegura que La Recova abría desde las 6:00 hasta las 13:00 horas. Aunque reconoce que este mercado no es igual que el de hace veinte años, asegura que “mejor así que cerrado”.
