jueves. 28.03.2024

Por José Antonio Cabrera Martínez

Hoy 6 de Diciembre, cuando aún resuenan los ecos de la celebración, en el madrileño Congreso de Los Diputados, de los 32 años de la actual Constitución Española de 1978, nos parece de justicia acordarnos, de la, en el tiempo, primera Constitución Española, la llamada "Acta de Bayona", de 1808 y de sus más de dos siglos de historia.

Reinaba en España José I, hermano mayor de Napoleón Bonaparte y durante su breve mandato de 1008 a 1813, realizó acciones que deben considerarse positivas, de cara a un intento de modernización de las estructuras de España, trasladando a nuestro país avanzados modelos, vigentes en la vecina Francia, de Napoleón.

Puso los cimientos de un estado moderno, organizando España en 38, Departamentos, a pesar de la oposición de los gobernantes de Andalucía y Valencia, que se comportaban como auténticos virreyes y no se sujetaban a ninguna autoridad. Hizo reformas urbanas construyendo grandes plazas como la de Oriente en Madrid y tomó importantes medidas económicas como instaurar la primera Bolsa de Comercio en la Capital del Reino.

El 24 de Mayo de 1808, la Gaceta de Madrid publicaba la convocatoria oficial para la reunión de una Asamblea o Junta Nacional. Al día siguiente, el rey firmó un decreto, convocando a Cortes, siendo presidente de la Cámara José Miguel de Azana. El 7 de Julio, la Asamblea aprobó el Proyecto redactado y al día siguiente, El Rey José I, juraba la Primera Constitución Española.

El texto tiene evidentes influencias de la Constitución Francesa y de los Estatutos de Nápoles y de Holanda. Tiene 146 artículos, distribuidos en 13 títulos y un breve preámbulo. Pese a sus insuficiencias, "La Carta de Bayona", potenciaba a la burguesía y disminuía el absolutismo, lo que hacía entrever una avanzada ideología liberal.

El relativo liberalismo del texto, se pone de relieve en el tratamiento de ciertos derechos y libertades ( inviolabilidad del domicilio, seguridad personal, "habeas corpus", abolición de la tortura...) y de la división de poderes, un solo Código de Leyes Civiles y Criminales y de un solo Código de Comercio.

Se estableció por primera vez en España, una Monarquía de carácter limitado y hereditario, la Corona pasó a ser el centro de todo el Sistema diseñado por el "Estatuto", con los demás Órganos: Ministerios, Consejo de Estado, Senado y Las Cortes con sus 172 diputados, con un mandato de tres años.

En el Orden Judicial, se consagraban los principios de independencia e inamovilidad y se suprimían los tribunales especiales, se instituía de principio de publicidad y contradicción en las causa criminales y la posibilidad de introducir el juicio por jurados, atribuyendose el ejercicio de la función jurisdicional a los Juzgados de Primera Instancia, Audiencias, Consejo Real (Tribunal de Apelación) y la Alta Corte Real.

Pocos textos como este "Estatuto", han sido tan injustamente valorados; muchos autores ni siquiera lo mencionan en sus tratados sobre la historia de nuestro constitucionalismo y quienes lo han hecho coinciden en destacar sus aspectos negativos. Aun compartiendo parte de sus críticas, el "Estatuto de Bayona", tuvo un papel histórico muy destacado en el nacimiento de nuestro constitucionalismo.

Esta Primera Constitución Española de 1808, por su carácter escrito y relativamente liberal, provocó posteriormente la elaboración de otra Constitución alternativa. De haberse realizado las reformas previstas, hubiese significado una profunda transformación de la organización social en la España de la época.

"La Carta de Bayona", no solo rompió con la etapa anterior de la Historia española, sino que, en múltiples aspectos, es superior a otras Constituciones posteriores, siendo el primer intento serio de cambiar un reino absolutista y tirano por un estado liberal y moderno.

Por todo ello, en el 32 Aniversario, de la actual Constitución Española de 1978, tengamos un merecido recuerdo a su precursora, la de 1812 ("La Pepa"), promulgada el 19 de Marzo (día de San José), y a la primera, en el tiempo, "El Acta de Bayona", de 1808, "La Constitución Olvidada", injustamente.

La Constitución olvidada, la "Carta de Bayona"
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