viernes. 29.03.2024

Por José Ortega, abogado

Una buena nueva ha barrido como viento florido las primeras páginas de los periódicos: El problema del Golfo ya no es problema. El certificado de la COTMAC lo acaba de resolver, la servidumbre de protección ya se da por rectificada de cien a veinte metros, y la euforia es tanta que políticos, periodistas, vecinos, familiares y simpatizantes felicitan a los vecinos como si se acabasen de recuperar de una enfermedad incurable.

Pues bien: tomen nota de que todo es mentira. Lo de la COTMAC no solo no es una solución, sino un más difícil todavía en la cadena de torpezas peligrosas en que se han empeñado los políticos, y que amenaza con causar la ruina de los vecinos.

Todo empezó cuando llegué al Golfo en septiembre y vi que las más altas magistraturas habían estado cazando moscas durante los trece años de tramitación del deslinde, mientras Costas sembraba pacientemente las bases del infortunio de las familias afectadas. La solución para reducir la servidumbre de protección a veinte metros era relativamente simple: un certificado de la autoridad urbanística acreditativo de que el Golfo ya era un núcleo de población consolidado por la edificación antes de la entrada en vigor de la ley de costas, en julio de 1988. De pronto, aquellas mismas magistraturas despistadas abrieron los ojos y se apuntaron con entusiasmo a la fórmula en cuestión, pero por desgracia, lo hicieron intentando al mismo tiempo poner su semillita personal y obtener su parte de protagonismo en un tema de gran repercusión pública, lo que está dando pésimos resultados.

Pedí el certificado al Ayuntamiento de Yaiza, y para que pudiera hacerlo con comodidad le proporcioné las pruebas necesarias, particularmente dos fotografías aéreas, además de un modelo con el texto de la certificación que necesitaba. Resultado: El Ayuntamiento entrega un documento con la redacción que le parece conveniente (lo que sin duda puede hacer, especialmente si lo que busca es que el certificado sea inútil), y además incluye, por aquello de la semillita, unas consideraciones de cosecha propia, que ni ayudan ni vienen al caso, contando que en la actualidad el Golfo tiene todos los servicios urbanísticos, y que lo mismo sucede en otras localidades (el certificado debe remitirse a la situación de 1988, no a la actual). El efecto de esos añadidos propios es semejante al que habría tenido incluir aquí la receta de las papas arrugás, es decir ninguno. O, si acaso, mostrar que la Autoridad autora de la certificación flota como un corcho, tiene poca idea y menos objetividad. Resultado: El papelito, que más que certificado de una autoridad pública, parecen el escrito de alegaciones de un mal abogado, no es tomado en consideración en Madrid, y en este momento existe un informe que propone la desestimación del recurso de reposición que presenté junto con el certificado.

Por otro lado, hice la misma petición, a D. Domingo Berriel, con las mismas fotografías aéreas y un plano oficial, más el consiguiente modelo de redacción. Después de cuatro meses y medio de espera (para un certificado que se podía haber hecho en quince minutos) y de una paciencia y un respeto exquisitos por parte de los vecinos, la COTMAC larga con mucha fanfarria la noticia que digo al principio de este artículo, y con ello construye, a mi parecer, un engaño colectivo de libro. Vean: Por aquello de la semillita, a la COTMAC le ha parecido conveniente, en vez de darme lo que le pedí, ponerse a investigar si el Golfo contaba antes de la entrada en vigor de la ley de costas con los servicios urbanísticos que definen el suelo urbano (suministro y evacuación de aguas residuales, acceso rodado y suministro de energía eléctrica). La existencia de estos servicios también habría permitido bajar la servidumbre de protección a veinte metros, pero desde el principio ni me molesté en pedir certificación de eso, simplemente porque me había informado y sabía que en el Golfo esos servicios no existían .

Pues bien: El certificado de la COTMAC, lejos de ser lo que se ha vendido y publicado, es en realidad la confesión de que el Golfo no tenía casi ninguno de estos servicios: Ni el suministro de agua en cubas, ni los generadores particulares de electricidad, ni los pozos negros son servicios urbanísticos, lo que no ha impedido que la COTMAC sugiera que lo son, bajo unas fórmulas deliberadamente ambiguas, como "suministro de electricidad y evacuación de aguad residuales por medios propios". Y digo sugiera, porque aunque ustedes no lo crean, el certificado no dice que los terrenos eran suelo urbano (y se supone que ésa era su finalidad), solo lo sugiere, por medios indirectos, ambiguos y torpes, suficientes quizá para colar a la sociedad el embolado de que se trata de una afirmación y por tanto de que se afirma que los terrenos eran suelo urbano en 1988, pero totalmente ineficaz para convencer incluso a un funcionario tonto o a un juez medio ciego.

Tengan por cierto que el informe no dice en parte alguna que los terrenos eran suelo urbano gracias a aquellos servicios urbanísticos inexistentes (que es lo que se ha vendido a la prensa y a la sociedad) ¿y por qué? Quizá porque si se hubiera hecho así el despropósito sería tan grande y la mentira tan burra, que una declaración de este tipo bordearía el delito de falsedad en documento administrativo.

A todo esto, cada renglón torcido de los que escriben el Ayuntamiento y el Gobierno de Canarias se vende como un intento de ayuda a los vecinos, pero yo solo veo propaganda cuyo auténtico fin quizá tenga que ver con la recolección de votos. A mí me parece que a estas altas magistraturas las personas no les importan, y si no lo creen, díganme qué piensan de esto: Aunque fueron los vecinos los que pidieron en septiembre al Sr. Berriel el famoso certificado, el papel de la COTMAC empieza diciendo que se ha elaborado a petición del Ayuntamiento de Yaiza, formulada el día 1 de diciembre de 2006. No me importa que el Ayuntamiento imite a los vecinos, ni copie sus estrategias, pero no puede negarse que entre unos y otros parecen haberse puesto de acuerdo para ningunearlos. De hecho, dice el papelillo que el Ayuntamiento proporciona como prueba dos fotografías aéreas, cuando esas fotos le fueron entregadas tanto al concejal de urbanismo como al Sr. Berriel por el representante de los vecinos.

¿Más? El 12 de enero remití a la Consejería un fax pidiendo que no se molestaran más en escarbar en papeles buscando servicios urbanísticos, porque era una tarea inútil, y reiteré mi petición de un certificado basado en la existencia de núcleo de población ¿Creen que contestaron?

La gente va y pide un certificado de cotización a la seguridad social y obtiene un certificado de cotización a la seguridad social, no una mala novela repleta de incoherencias y semillitas personales ¿por qué no pueden tener los vecinos del Golfo ese mismo derecho? Pidieron a ambas Administraciones un certificado de suelo urbano basado en la consolidación por la edificación ¿Cómo es que no pueden conseguir un certificado de suelo urbano basado en la consolidación por la edificación? ¿Por qué deben soportar que los políticos ansiosos de protagonismo y torpes hasta lo inimaginable añadan su receta de las papas arrugás, solo para poder reclamar la paternidad del papelito? ¿Es que no se dan cuenta que ese voluntarismo lesiona su autoridad pública y por tanto la fiabilidad del documento?

Créanme que sé perfectamente cómo defender este asunto, pero los políticos no me dejan. De la misma manera que la gana de poner semillita y el ansia de protagonismo del Ayuntamiento de Yaiza pueden haber conducido a que en Madrid no les tomen en serio, es previsible que con esta cosa de la COTMAC, con sus patosas afirmaciones sobre servicios urbanísticos por medios propios, pase lo mismo.

Entiendo la fiebre benefactora que estos meses preelectorales han traído a los políticos locales, pero después de trece años de no hacer nada, de no enterarse de nada, de estar en bavia y de creer que el asunto no iba con ellos, al menos podrían ir al grano y dar a los vecinos lo que los vecinos pidieron, y no una novela de caballerías que puede perjudicarles más que ayudarles.

Quiero y puedo defender el deslinde y reducir la servidumbre de protección a veinte metros, pero así es imposible. Pedí un certificado imprescindible para la defensa, no lo puedo conseguir y ya no sé qué hacer. No sé si encadenarme a una farola frente al gobierno de Canarias, declararme en huelga de hambre, cortarme las venas o simplemente dejarlo y decirles a mis clientes que estaba equivocado cuando acepté este asunto creyendo que tenía defensa, porque no había contado con los favores envenenados, fuegos de artificio y mentiras colectivas de los políticos locales. No exagero si digo que todo eso me está dando bastante más trabajo y me está quitando más horas que el propio deslinde, y que los amables políticos de aquí están siendo más letales para los vecinos que todo el Ministerio de Medio Ambiente junto.

La COTMAC y el milagro de El Golfo
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