viernes. 19.04.2024

LO DE LA SUCESIÓN DE SORIA

El proceso de sucesión del ya ex presidente del PP en Canarias no está siendo ni va a ser nada sencillo. Los más afines tratan de conservar el puesto, pero se están encontrando con un grupo fuerte y pujante que no va a permitir que no haya un cambio real. Podría haber llegado el momento para alguien con un perfil totalmente distinto al de Soria, para mujeres de una misma generación como son Mari Carmen Hernández Bento, Cristina Tavío, Águeda Montelongo o Astrid Pérez

Decir que la renuncia de José Manuel Soria a continuar con su actividad política ha cogido con el pie cambiado a la mayoría es quedarse corto. Sobre todo a la gente de su partido. Nadie estaba preparado para una sucesión que no esperaban ni los más optimistas del lugar. De ahí que el Partido Popular (PP) de Canarias esté sumido en un tremendo desbarajuste, propiciado principalmente porque algunos no acaban de comprender que con la salida de Soria de la primera línea aquellos que estaban con él deberían desaparecer también.

La prensa de Gran Canaria, tan ombliguista como la de Tenerife, se ha encargado en estos días inciertos de publicar que hay una guerra nada silenciosa para impedir que el entusiasta Asier Antona se haga con las riendas del partido de una de esas maneras interinas que acaban siendo poco interinas y más largas que un día sin pan. Es la prensa que cuenta con la influencia directa de aquellos dirigentes que filtran mensajes y consignas claras para que todos sepamos que existe y va a existir batalla por la sucesión. Arman un enfrentamiento con Madrid que nadie lidera y que luego se envainan si la cosa se pone fea. Un truco viejo como la propia política.

Pero peor son los otros, los que han vivido cobijados bajo la alargada sombra del líder y que en estos días no son capaces de ensalzar una sola de las muchas virtudes que también tuvo. Resulta bastante lamentable comprobar cómo algunos se aferran al sillón como si les fuera la vida en ello, y es que realmente les va la vida en ello, porque muchos (Soria ha demostrado que él ya no), no saben hacer otra cosa que vivir de y por la política. Por eso prefieren no decir nada, para no meter la pata.

Cuando cae cualquier tipo de régimen, y el ya ex ministro de Industria hay que reconocer que en lo bueno y en lo malo tenía uno propio en el PP canario, lo lógico es que lo que surja después no sea más de lo mismo. Y aunque en el PP tienen un problema serio con esto de las transiciones y las sucesiones (sólo hay que acordarse de cómo actuó José María Aznar cuando se empeñó en nombrar a su sucesor escribiendo su nombre en el famoso cuaderno que mostraba a la prensa de la época como si de un juego se tratara), nadie con dos dedos de frente piensa que los sorianos van a heredar el puesto de Soria, más cuando las prisas le impidieron siquiera hacer testamento.

Al margen de la batalla de Gran Canaria, hay otra batalla mayor, la del resto del Archipiélago. Los de la isla redonda han dejado claro a Génova que no quieren una imposición al estilo PP, al estilo Soria. Si el anterior presidente ha caído, con él deben caer todos los que durante estos años han estado de acuerdo no sólo con su liderazgo sino con sus prácticas internas, con la imagen que han proyectado y con los asuntos que les llevaron a obtener el peor resultado de su historia en las últimas elecciones locales y autonómicas. Entre otros, la designación de candidatos. Entienden que el cambio debe ser un cambio real, y es evidente que ése no lo representa ni Asier Antona, ni María Australia Navarro, ni Fernando Figuereo ni ninguno de los que han formado el núcleo duro del partido. La oportunidad la pintan calva, y es el momento, al menos así lo piensan todos aquellos con los que ha hablado este diario, de dar un giro importante al PP de las Islas.

Mientras algunos parroquianos tratan de hacer ver que tampoco eran tan sorianos como parecían (esas miserias tiene también la política), la gente que ha sido fiel al líder caído pero que en momentos importantes también se ha mostrado crítica ha pasado a la acción. Y el grupo es numeroso. Y el grupo cuenta sobre todo con mujeres de una misma generación que pisan fuerte y que tienen mucho que decir en este proceso: Mari Carmen Hernández Bento en Gran Canaria, Cristina Tavío en Tenerife, Águeda Montelongo en Fuerteventura y Astrid Pérez en Lanzarote. Estas cuatro mujeres, que nos consta que han estado hablando durante el fin de semana, están de acuerdo en lo fundamental, que no es otra cosa que tratar de crear una dirección del PP canario que les dé opciones reales de hacer un buen papel en las previsibles elecciones de junio y que sobre todo les permita recomponer filas de cara al futuro.

El PP no se puede permitir más fracasos electorales, y no se puede permitir que año tras año siga saliendo de sus filas gente valiosa que termina aburriéndose al ver que nada cambia, que todo sigue igual.

¿Qué poder real tiene este grupo, qué poder real tienen aquellos que les apoyan? Todo el del mundo, siempre y cuando Madrid y Mariano Rajoy estén de acuerdo y no les dé por hacer lo que hacía Soria cada vez que desde Lanzarote, por ejemplo, se proponían candidaturas que no eran de su agrado. El veto y la elección dactilar.

Ahora para ellos no es tan importante saber quién será la persona que liderará el PP como el cimentar la unidad en torno a una misma idea. Llegado el momento, lo lógico es que la disputa esté una vez más entre Gran Canaria y Tenerife, entre Hernández Bento y Tavío, o cualquier gallo tapado que pueda surgir en estos días. Cuesta mucho creer que islas como Lanzarote o Fuerteventura, apellidos como Pérez o Montelongo, tengan alguna opción seria de liderar la formación. Ahora, y aunque la presidenta del PP conejero se ha autodescartado para tamaña aventura, cosas más raras se han visto.

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