En cualquier partido político es una enorme alegría recibir a personas dispuestas a formar parte de su grupo de feligreses. Eso en circunstancias normales. En circunstancias anormales pasa lo que está sucediendo en estos momentos en el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en toda España. En pleno proceso de elección de la persona que va a dirigir el partido más antiguo de este país (todo apunta por la recogida de avales que la cosa va a estar entre Susana Díaz y Pedro Sánchez), no paran de producirse denuncias sobre el notable incremento de los censos en distintos puntos de la geografía patria. El caso más sorprendente, por tratarse de quien se trata, es el del ex casi todo José Bono. Este hombre que algunos dicen que sigue mandando mucho en la sombra, ha conseguido el milagro de los panes y los peces en una Comunidad como la castellano-manchega que domina como pocos. Aunque lo de su pueblo, el Salobre, es de plusmarca mundial. Allí se ha denunciado que el número de afiliados ha crecido en estos días en un doscientos por ciento. ¿Poder de convicción, clientelismo?
Que nadie piense que esta situación no ha llegado a Canarias. En el caso de las Islas, donde el PSOE está dividido como poco en tres facciones, las denuncias no son tan contundentes como las que se están produciendo en la Península, pero sí se están dando. Sin embargo, da la sensación de que más que un incremento del número de afiliados para determinar el destino de la Federal, lo que se está haciendo agrupación por agrupación es garantizar el destino de lo más cercano, es decir, de la Regional y de las Insulares.
Porque ahí es donde va a estar la auténtica batalla, en la elección primero de la persona que puede disputarle el cetro a Patricia Hernández (nosotros descartaríamos la apuesta de algunos por la lanzaroteña Dolores Corujo) y en la elección de las personas que van a dirigir cada una de las siete agrupaciones insulares.
En el caso de Lanzarote, según nos cuentan, se están produciendo hechos que deberían ser noticia más allá de un confidencial como el nuestro. Los dos bandos, el que lidera Dolores Corujo y el que lideran personas como su compañero en el Parlamento Marcos Hernández, se quejan por igual. Los primeros, por el intento de los segundos de meter gente afín para derrocar a su líder; los segundos, por las trabas que están poniendo los primeros a la incorporación de personas al partido, especialmente en la capital.
Pero el caso más curioso sin duda se produce en Tinajo. Allí, por lo visto, los dos sectores sólo tienen en común que la mayoría de sus miembros apoyan a Pedro Sánchez, como pasa en casi todas las islas. Por eso es extraño que la dirección local, que tiene a Begoña Hernández como secretaria de Organización, esté poniendo pegas a la incorporación de personas del municipio que quieren ser afiliados al PSOE. Concretamente, el principal enfrentamiento se produjo según nos dicen cuando el concejal Nicanor Rodríguez trató de afiliar a trece personas. El hombre no entiende la cantidad de problemas que le pusieron desde la dirección local cuando resulta que ellos abrieron la puerta de par en par a siete de sus acólitos, que accedieron sin problema. ¿Por qué la discusión? Por lo que ya les hemos contado en varias ocasiones. No les preocupa en absoluto lo que se vote para elegir al líder o a la líder que estará en Madrid. Les preocupa lo que va a pasar en Lanzarote.
El asunto no pasaría de simple anécdota si hoy en día no existieran las redes sociales. A través de ellas los unos y los otros se están intercambiando lindezas que por no enredar más aquí no reproducimos. La cosa pasa de la indirecta al insulto con una facilidad pasmosa.
Como dijo Alfonso Guerra, cuerpo a tierra que vienen los nuestros.
