martes. 16.04.2024

Después de que han pasado ya los efluvios que convierten a estas fiestas en algo especial, sobre todo para los más pequeños de la casa, después de que durante unos días la mayoría de la gente se ha podido olvidar de los problemas cotidianos para entregarse con fervor a unos días de diversión y en algunos casos hasta de desenfreno, ha llegado el momento de aterrizar en la realidad. Y la realidad no es otra que iniciamos un mes de enero igual o peor que terminamos el mes de diciembre. Cambiamos de año, pero no de perspectivas negativas. Sólo hay que asomarse a los principales valores económicos del país (trasladados a Lanzarote se multiplican por dos o por tres) para darse cuenta de que 2009 va a ser un año complicado. Y no nos referimos sólo al hecho de que nuestro ministro de Economía, Pedro Solbes, se invente expresiones como el “crecimiento negativo” para no hablar de recesión; nos referimos sobre todo a la sensación de orfandad que sentimos todos los que hemos perdido la fe en nuestros representantes públicos. Qué decir con la que está cayendo en el Cabildo, con las dos empresas públicas, Inalsa y los Centros Turísticos, hechas unos zorros.

El otro día un buen amigo nos escribió a la redacción para decirnos que estamos sufriendo lo que nos merecemos. Que en Lanzarote algunos se han acostumbrado a vivir muy por encima de sus posibilidades y se han olvidado de lo que en realidad fuimos no hace mucho tiempo, un pueblo luchador como pocos que trabajaba de sol a sol y que sin embargo se ha acomodado ahora a la lumbre de una burbuja económica que ha explotado. Estamos de acuerdo en que mucha gente se ha acomodado, en que otra incluso vive muy por encima de sus posibilidades. Sin embargo, seguimos confiando en este diario plenamente en nuestro pueblo y en su gente, y estamos seguros de que no sufren porque lo merezcan. Estamos convencidos de que el espíritu de nuestros antepasados aparecerá en estos difíciles momentos para guiarnos a todos hacia la luz. En peores hemos estado y de peores hemos salido.

Lanzarote, a pesar de la que está cayendo, tiene infinitas posibilidades de cambio. Hay razones para soñar con una modificación de conducta en muchos de nuestros mandatarios. No en todos. De algunos podemos esperar bien poco. En especial de los que mandan en el Cabildo.

El cambio que necesitamos pasa por diferentes estadios. Uno de ellos, el principal, es el político. Y que conste una vez más que no hablamos necesariamente de mociones de censura, sobre todo porque vemos demasiado acomodados a aquellos que podrían generarlas. El pacto PIL-PSOE, PSOE-PIL, vive bien a su manera, cada uno por su lado y uniéndose sólo en lo estrictamente necesario. Hablamos de un giro radical en determinadas actitudes. No obstante, algunos van a tener que cambiar aunque no quieran.

Estos días hemos recibido una ingente cantidad de informaciones que hemos tenido que ir procesando poco a poco. Son informaciones que deben ser manejadas con cierto cuidado, pero que estamos seguros de que en el momento en el que salgan a la luz se van a convertir en alguno de los mayores escándalos que se han producido en la Isla. Y decir esto es difícil en un lugar donde se han escrito las páginas más brillantes de la antología del disparate político.

La primera, sobre la que vamos a guardar ciertas reservas porque la fuente informante nos ha pedido que no adelantemos nada hasta que esté todo concretado, tiene que ver con el PSOE de Lanzarote. Alguno se va a llevar una sorpresa morrocotuda; alguien que fue a por lana parece que saldrá trasquilado, y mucho nos tememos que su soberbia le va a impedir ver por dónde viene exactamente el golpe. No podemos contar más sobre el asunto, pero que no se preocupen los lectores de este espacio, porque les aseguramos que van a ser los primeros en enterarse con todo lujo de detalles de qué hablamos. Muy pronto estará el documento listo, y muy pronto estará listo uno que se creía el Rey Sol.

La segunda de las informaciones, esta quizás más grave, tiene que ver con una denuncia que nos aseguran que se va a presentar en los juzgados de Arrecife (al menos en primera instancia) por asuntos que tienen que ver con los Centros de Arte, Cultura y Turismo del Cabildo. Ya saben, los Centros Turísticos. Y no nos referimos ahora a la petición que en buena lógica tendría que haber hecho la oposición del Cabildo (si la hubiera o hubiese) de las cuentas que el ínclito Carlos Espino se niega sistemáticamente a dar, en un evidente ejercicio de ocultación de documentos públicos que tendrá que derivar en buena lógica, si no cambian las cosas en los próximos días, en una petición formal por parte de los tribunales de justicia. Lo mismo que les pasó a los ayuntamientos de Yaiza y Teguise cuando el Cabildo les acusó de negarse a entregar la documentación sobre licencias concedidas y prorrogadas, sólo que al revés, con los protagonistas cambiados de sitio. Nos referimos a una denuncia por la sospecha de que se están facturando “enormes” cantidades de dinero a determinadas empresas que ejercen como proveedores. Y ya saben que la lista de proveedores de los Centros es enorme. Esto, que de momento es una sospecha, tendrá que ver la luz tarde o temprano, porque insistimos en que no son políticos sino ciudadanos los que van a exigir determinadas explicaciones por la mejor vía posible, la judicial. Nos aseguran que ya han concertado una primera cita con la Fiscalía. ¿Servirá para algo o será otro intento infructuoso de buscar una verdad que se resiste a salir?

Como saben los inteligentes lectores de esta casa los Centros Turísticos están generando sospechosas pérdidas, especialmente en la restauración. En la restauración se manejan todo tipo de productos, desde carne a pescado, desde licores a vinagres. Nos hablan de una cantidad facturada por una sola empresa proveedora de los Centros en el tiempo en el que el ínclito Carlos Espino está al frente del Ente Público Empresarial Local (EPEL) que podría rondar los 3 millones de euros (500 millones de pesetas). Se dice pronto y fácil, aunque preferimos pensar que la información es errónea. ¡Qué más quisiéramos que tener el dato ya enfrente de la redacción de este periódico para darlo como noticia y no en esta particular sección del periódico! ¿Qué empresa es y qué es lo que vende? De momento no lo vamos a contar con detalle hasta que se presente oficialmente la denuncia, si es que no falla la información que manejamos, de ahí que todavía tengamos ciertas reservas al afirmar con rotundidad que esto es así. Lo que sí que decimos es que va a suponer una sorpresa para más de uno y la explicación de determinada incógnita política que muchos no terminaban de despejar.

Después de que aparezca la denuncia de los 500 kilos aparecerá también el nombre de determinada persona que se presentó en esto de la vida pública como un alma cándida e inmaculada, alguien que parecía no haber roto un plato. Parece que ha roto bastantes platos, y que esos platos nos han salido muy caros a todos los contribuyentes.

Algunos pensarán que esto no es nada nuevo, que ya ha pasado muchas veces, y que de alguna forma se tiene que explicar el desfase contable que existe en una empresa pública que hace un año y medio daba enormes beneficios y poco después da enormes pérdidas. Sí, eso es así, pero es muy interesante averiguar dónde ha ido a parar el dinero.

Porque de lo que no esperamos nada es del sorprendente anuncio realizado este miércoles por el ínclito Carlos Espino a través de una escueta nota de prensa en la que se asegura que la próxima semana convocará un encuentro extraordinario y urgente del Consejo de Administración del EPEL que él mismo ha desnaturalizado. Y no esperamos nada porque en la nota se dice claramente que sólo va a hablar del canon que no ha pagado al Cabildo, asunto que está más que trillado. Lo interesante sería que pusiera de una vez por todas las cuentas sobre la mesa, lo que se ha gastado en el tiempo que lleva malgestionando la empresa pública.

No es la primera vez que se producen sospechas sobre la forma en la que se contratan los proveedores en los Centros. En el pasado, y manejamos una información al respecto tremendamente suculenta, también existió un curioso listado de empresas que eran beneficiarias de los parabienes de la empresa pública. La diferencia es que en el pasado, a pesar de estas prácticas y a pesar de que se utilizaba el dinero de los Centros para casi todo, se seguía ofreciendo una cuenta de resultados positiva. Al final, después de que algunos metieran la mano como si de un cofre del tesoro se tratara (y no decimos que el dinero lo utilizaran para algo más que no fuera para asuntos relacionados con la política, al menos de momento) todavía sobraba. Ahora, algo más de un año y medio después de la llegada del gran gestor que es Carlos Espino, el saldo no puede ser más negativo. No se ha pagado el canon del Cabildo, al que se le adeudan más de 5 millones de euros, y no se ha pagado, entre otras cosas, el canon de los ayuntamientos de Haría y Tinajo. ¿Quién o quiénes se han llevado el dinero, en qué se ha invertido?

Lo malo para los malos gestores (y de momento nos quedamos simplemente en llamarles malos gestores hasta que los tribunales digan otra cosa) es que las cuentas siempre salen a la luz. No se percatan de que cuando ellos no estén, porque son aves de paso como lo fueron otros y al final se irán, los números aparecerán, y se verá en qué se han gastado el dinero. Se verá por cierto al margen del tema de los proveedores de los productos perecederos lo que se ha invertido en medios de comunicación. Entonces todos entenderemos también mucho mejor otros comportamientos y actitudes, y sobre todo entenderemos mucho mejor determinadas adhesiones. Aquí, como decimos siempre, el que menos corre tumba al de delante.

Por desgracia para Lanzarote 2009 se inicia como terminó 2008, con el zurrón de las especulaciones a rebosar, pero sin perspectivas de futuro para todos los que concebimos la administración de lo público como algo serio, los que entendemos la política como el servicio al ciudadano, los que creemos que las cosas no se pueden dejar para mañana, hay que hacerlas hoy. Nos da igual sinceramente lo que se esté planeando en los bajos fondos de la política. Lo que queremos, lo que entendemos que quiere la mayoría del pueblo, es que se pongan a trabajar de una vez los que están, y si hay que sustituirlos por otros, que los sustituyan, pero que no arruinen otros cuatro años más, que Lanzarote no soporta otro periodo perdido y enterrado en el tiempo para que luego vuelvan a surgir los mismos salvadores de la patria que ahora no están haciendo nada más que administrar la rutina y vivir confortablemente en las lujosas casas que se pueden pagar con sus lujosos sueldos, en algunos casos, qué horror, con lujosos "sobresueldos" también.

LAS MALAS ARTES DE LOS MALOS GESTORES
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