sábado. 20.04.2024

Muchos de nuestros lectores no entienden ni papa de lo que está sucediendo con la Cámara de Comercio. No es de extrañar. No entienden que se bloquee su constitución por la simpleza que supone nombrar a seis vocales cuya importancia siempre será relativa, por no decir nula. Parece, señor Spínola, que en esta vida no se puede o no se debe ser generoso. Somos testigos de que el presidente del Gobierno, Adán Martín, le pidió en el encuentro que mantuvo en la sede de la Fundación César Manrique, en presencia de gente como “los Honorios” -el padre y el hijo- o de Rafael Lasso, que cedieran tres de los seis vocales a la Confederación de Empresarios. Y decimos que no se puede ser generoso, porque los muchachos de la Confederación que todavía preside el ínclito don José Parrilla -parece que está en Cabo Verde, no sabemos para qué- están actuando como si todavía fueran los que tienen la sartén por el mango en el mundo empresarial. Después del cuarenta a cero pensamos que ya habrían aprendido la lección, y que aprenderían a agachar las orejas. Parece que todos nos equivocamos, aunque nunca es tarde para ser consecuente con la realidad que nos rodea.

LAS COSAS DE LA CONFEDERACIÓN
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