miércoles. 24.04.2024

1.- Entre Kellyanne Conway, asesora de Trump, escarranchada en un sillón del despacho oval, tomando fotos con su móvil a los rectores negros de los Estados Unidos y la drag queen de Las Palmas vestida de virgen, me quedo con ninguna de las dos. Estoy con los obispos, cabreados por lo de la cosa canariona y con los políticamente correctos americanos que opinan que una asesora no se puede subir, escarranchada, a un sillón para hacer fotos, porque da grima al puritanismo USA. Aunque a lo mejor pasa que yo me he vuelto un antiguo. Nunca he sabido si las drags son maricones o mariconas o ninguna de las dos cosas. A mí estos personajes no me gustan, aunque tradicionalmente se ha dicho que en Las Palmas hay mucho maricón, yo creo que un poco exageradamente porque locas hay en Las Palmas, en Cádiz y en más sitios. Lo han dicho las murgas de Tenerife durante toda la vida y ellos/ellas –las de allá– contestan que aquí, en Las Teresitas, había alacranes, aunque ellos/ellas los llamaban, no sé por qué, arraclanes, palabra que el diccionario integrado en Word me da como buena. En fin, que entre la equivocación de los Oscar, la asesora –de buen ver– de Trump, escarranchada en el sillón del despacho oval, y la virgen chimba de Las Palmas que ha calentado a los católicos (y me parece muy bien que se calienten), el fin de semana, y la semana entera, ha estado de lo más movido. Hoy ya es miércoles, qué pronto pasa el tiempo, y el Madrid juega con la Unión Deportiva en el “Bernabéu”, para acabarla de rematar. Esperemos que la virgen drag no dé el saque de honor. Yo pienso que el Carnaval no se puede llevar tan lejos. Recuerdo que una vez, en la bendita Transición, la revista Don Balón, en la que yo colaboraba y que no sé si entonces dirigía Mercedes Milá o José María Casanovas, publicó una foto de Johan Cruyff, que en gloria esté, crucificado. Y tituló la portada “La Cruyffcifixión”, o algo así, que ya no recuerdo. Se montó una gorda y yo creo que en aquellos tiempos en los que se podían secuestrar revistas (ahora lo tiene que hacer un juez y casi nunca lo hace, afortunadamente), fastidiaron a Don Balón. Aunque lo que hicieron fue darle más lectores. A mí no me gustó la portada, que conste.

2.- En cuanto a lo de la atractiva Kellyanne Conway, bueno, parece como una falta de respeto, aunque había mucha gente en el despacho oval y sacar una foto allí sin escarrancharse sobre un sillón yo creo que iba a ser extremadamente difícil. No sé. Trump la miraba, no sé si con ojos libidinosos o de loco; que pueden ser, en el mastodonte, ambas cosas, no extrañan. Hay tal legión de asesores en la Casa Blanca que creo que aquello es una multitud. Este hombre, que quiere empezar nuevas guerras para ganarlas, me parece que está a punto de lograr el impeachment presidencial (destitución) más rápido de la historia. Es un venado el tío, que pretende aumentar el presupuesto de Defensa en más de 54.000 millones de dólares para comprar armas. Está loco.

3.- Qué decir de lo de los Oscar y la empresa Price Waterhouse Coopers, cuyas acciones no sé si han bajado. Se ha atribuido el error del sobre de la película ganadora. Tienen nombres y apellidos los responsables: Brian Cullinam y Martha de la Torre Ruiz. Una agencia china, dicen las redes, atribuye a Trump el desastre. Dice la agencia china que Trump mandó agentes para confundir a Price Waterhouse y trabucar los sobres para vengarse de la chanza que le hacen los artistas y la industria de Hollywood al presidente. Capaz es pero a estas alturas van a hacer responsable a Trump de las muertes de Kennedy y de Juan Pablo I. Digo yo. En fin, que este fin de semana pasado, el mundo se volvió loco, loco, loco.

Kellyanne Conway, escarranchada en el sillón
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