viernes. 29.03.2024

1.- Tiene Julio Pérez ese puntito sectario de todos los suyos, sin excepción, pero más por escuela de partido que por convencimiento propio. Ya habíamos anunciado que se iba, él sabe por qué, pero no es por nada de lo que han dicho los sabiondos de los confidenciales. Todo mentira. Se va, sencillamente, porque el Ayuntamiento le queda chico, porque sin dinero no se puede gobernar y porque ¿qué pinta un ex diputado regional, un ex presidente de la Autoridad Portuaria, un ex gobernador civil, un ex secretario de Estado en un Ayuntamiento como el de Santa Cruz? Nada. Estaba como un pulpo en un garaje, viendo cómo cuatro inútiles gestionan la ciudad a trancas y barrancas. Se va y se lleva a dos concejales, una con él, Mónica , y Arocha , que ya dejó sus funciones, no se sabe si se marcha ahora o esperará unos días. Se queda de jefe de filas Tino , no Pérez , sino Guzmán , con lo que si Javier Abréu gana las elecciones a secretario general insular del PSOE, tendrá una pica no en Flandes, sino en el Ayuntamiento de Santa Cruz. Más poder para Abréu.

2.- Julio Pérez es un tipo con clase y muy inteligente. Parece que dijo anteayer, al menos esto es lo que me han contado, que su partido le obligó a pactar con CC; que él no quería. Fue el primero, en la noche electoral, que telefoneó a Cristina Tavío para felicitarla por el triunfo. Sólo que el PSOE, el partido de Julio, no quiso que gobernara el PP. Y entregó el poder a un tipo sin talla, a Bermúdez , que tiene a Santa Cruz hecha unos zorros. Y con muy mal estilo hacia su antecesor, lo cual no le honra precisamente. Ahora Julio pone pies en polvorosa, yo creo que porque echa de menos el despacho, que se le puede ir de las manos si él no está. A lo mejor por eso mismo de que el ojo del amo engorda el caballo. Quién sabe.

3.- Lo cierto es que Santa Cruz es un cementerio de socialistas. Todas las esperanzas blancas del PSOE se han estrellado en el muro del Ayuntamiento. Uno de los cabezas de lista que se mantuvo unos años acabó tan harto que hasta me regaló a mí la medalla de concejal. Todavía la tengo de recuerdo. No sé si Julio Pérez hará lo mismo, no creo, porque acabaría haciendo colección. Santa Cruz parece hecha a imagen y semejanza de Coalición Canaria; y es una pena porque a lo mejor lo que le hace falta a la ciudad son caras nuevas, ideas nuevas e ilusiones renovadas. Pero, claro, la puñetera ley electoral es perversa y permite las componendas a las que nos tienen ya acostumbrados. De momento, Julio Pérez se va a su despacho, sin mucho ruido, como a él le gusta hacer las cosas, incluso desde su ejercicio como abogado. Adiós, amigo, y suerte.

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Julio Pérez, un tipo con clase
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