viernes. 19.04.2024

Fotos: Dory Hernández

Los participantes en la mesa redonda La influencia de la prensa en la contienda judicial: los llamados juicios paralelos, que se celebró este jueves a mediodía dentro de la programación del II Encuentro de Jueces Canarios, coincidieron en señalar el juicio por los atentados terroristas del 11 de marzo en Madrid como paradigma de la influencia que los medios de comunicación social pueden tener en los procesos judiciales.

El mediático juez de la Audiencia Nacional, Fernando Grande-Marlaska, explicó a los asistentes que un juicio paralelo no surge cuando los medios se limitan a transmitir información de los hechos que acontecen en los tribunales, sino cuando “se dedican a marcar el proceso judicial, influyendo en él por intereses personales”. En este sentido, Grande-Marlaska aclaró que los juicios paralelos no tienen que ver con las investigaciones periodísticas, aunque “presentando pruebas, un medio puede interferir en un proceso judicial”. Así, destacó el caso del 11-M con la prensa y citó como ejemplo el revuelo que se generó en algunos medios con la cinta de la Orquesta Mondragón que se intentó relacionar con la implicación en los atentados de la cooperativa guipuzcoana Mondragón.

Asimismo, Grande-Marlaska señaló el riesgo que implica que los medios jueguen, en ocasiones, a ser jueces, ya que no se respeta la presunción de inocencia. Por ello, el juez concluyó que los medios tienen que hacer autocrítica de sus actuaciones en los procesos judiciales.

Por su parte, el magistrado del Juzgado de Instrucción número 7 de Las Palmas, Miguel Ángel Parramón, coincidió con su colega al señalar que “el 11-M no es que haya sido un juicio paralelo, sino que es el juicio paralelo por las injerencias de algunos medios”. Para Parramón, uno de los principales problemas de la relación de los medios con los juicios radica en que no se respete el secreto de sumario, pero además señaló que las filtraciones que a veces publican los medios perjudican a la instrucción, ya que “me ha sucedido que los medios publiquen detenciones antes de que se produzcan”.

Este magistrado canario apuntó además que “la información sesgada en determinados medios configura una opinión pública falsa que puede chocar con el derecho al honor”.

También intervino en la mesa redonda un representante de la prensa escrita, el redactor del diario El País, Julio Martínez Lázaro. Este periodista especializado en casos judiciales dijo que la conclusión que se puede extraer es que “los juicios paralelos son más o menos inevitables”, pese a que los medios resultan “cada vez más descarnados”. Una opinión que respaldaron tanto Grande-Marlaska como Miguel Ángel Parramón.

Según Martínez Lázaro, “ni los medios se autorregulan, ni todos los jueces se mantienen al margen del debate público”. Además, el periodista criticó la denominada teoría de la conspiración, “auspiciada por los medios que todos conocemos en el juicio paralelo de mayor importancia”.

Martínez Lázaro se implicó en la ponencia y señaló que “el peor problema que veo (de la participación de los medios en los juicios), reside en que el juez se deje embarrar por la crispación y la presión mediática”. Asimismo, se mostró crítico con el Poder Judicial, puesto que “a los periodistas se nos reclama neutralidad, mientras se nos suministra información encaminada a todo lo contrario”.

Por último, el periodista de El País explicó que “no tenemos la responsabilidad de decidir el espacio que se dedica, ni somos los responsables últimos de los titulares que son, normalmente, los que generan más problemas”.

Jueces y periodistas coinciden en señalar el 11-M como el paradigma de juicio paralelo
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