Intersindical Canaria asegura que los establecimientos alojativos Río Playa Blanca y Club Playa se han dedicado a bombardear sistemáticamente las elecciones sindicales para impedir que sus delegados lideren la representación de los trabajadores en dichos hoteles. Las cabezas de lista de Intersindical en ambos casos fueron, “coincidencialmente”, despedidos.
Manuel Pasante, que pretendía salir elegido por Intersindical en el Río Playa Blanca, narró a Crónicas que al transmitirle al director del hotel su intención de encabezar la lista del sindicato, éste le respondió preguntándole si su decisión era una amenaza. “Le contesté que era un derecho”. El oficial de servicio técnico precisó que curiosamente fue despedido antes de la conformación de la mesa electoral. “Simplemente me echaron diciéndome que iban a poner a un jefe de mantenimiento”, relató. La vinculación laboral era indefinida, y el caso ya está en los tribunales.
Según relató Pasante, la gota que rebosó el vaso fue el incumpliendo, desde hace un mes, del pago de la obligación ‘incentivo no consolidado', que llevó a los trabajadores a reunirse y exigir al hotel el pago inmediato de la misma. Esta y otras diferencias motivaron a Intersindical Canaria a presentarse a las elecciones. “Nos querían quitar el incentivo y a las chicas les querían quitar los dos días consecutivos libres a la semana”, sostuvo.
Por otra parte, una trabajadora del hotel Club Playa Blanca, que prefirió mantener su nombre en reserva, denunció que para hacer fijos a los asalariados les exigen la firma en blanco de la baja voluntaria, con el propósito de “blindarse” y no pagar las indemnizaciones en caso de despido.
Elecciones “sucias”
Las quejas parecen interminables. Otro trabajador perteneciente a la plantilla del hotel Club Playa Blanca, antes Yaiza Dunas, que se presentó a las elecciones sindicales en 2003 encabezando la única lista, relata que al momento de ir a votar el director de entonces lo recibió en la calle para informarle que todo había marchado “estupendamente” y que la mesa ya estaba cerrada. En aquel instante, narra el trabajador, no había razones para sospechar hechos anómalos, pero después, a pesar de que había una sola candidatura, “una compañera me informa que en las papeletas no aparecía mi nombre”. El director, subraya el afectado, hábilmente dilató el tiempo, a fin de agotar el plazo de impugnación de elecciones, “diciéndome que todo iba a quedar correcto”. Sin embargo, aquella promesa de limpieza electoral quedó en nada y el trabajador, después de varios años, decide hacer público lo sucedido pidiendo explicaciones a Comisiones Obreras, ya que según su denuncia miembros de este sindicato podrían haber sido cómplices de la irregularidad. El mismo trabajador además da a conocer que ha sido despedido hace poco tiempo importando nada su convalecencia por una rotura del talón de Aquiles.
