sábado. 20.04.2024

Por Manuela Armas, parlamentaria regional del Partido Socialista Canario (PSC) por Lanzarote

Fueron allí con escaso respeto por sus vidas y con ninguno por su dignidad, allanaron los lugares donde habitaba la gente "ignorante" e inocente, les arrebataron cuanto deseaban de lo que ellos tenían, les cautivaron para obtener su fuerza de trabajo para extraer las riquezas naturales de las entrañas de sus territorios o para hacerlo en otros lugares remotos ocupados por las potencias.

Esto lo han estado haciendo unos seres humanos a otros de forma sostenida. Durante muchos siglos los únicos adelantos que llevaron a estos pueblos empobrecidos hasta la desesperación fueron aquellos que permitían extraer con mas facilidad y menor costo sus riquezas y con ello sus posibilidades de supervivencia y de una existencia digna.

Muchos culpan a las potencias mas reseñadas en relación con estos acontecimientos y exigen actualmente una reparación justa, y otros, entre los que me incluyo, pensamos que estas conductas tan masivas y durante tanto tiempo constituyen una enorme vergüenza histórica para toda la Humanidad. Creo que todo esto ha sucedido por causa de la inmadurez social y política de los seres humanos en una etapa de su Historia y que en la actualidad la tarea de reponer y reparar los estragos causados en los países hoy pobres es de todas las personas y de las generaciones venideras.

A tenor de lo que ha pasado y sucede queda clarísimo que el ser humano no ha sabido relacionarse bien consigo mismo ni tampoco con la Naturaleza y como consecuencia de esto el Hombre ha ido evolucionando mal, a trancas y barrancas, nos hemos dotado de un sistema de intercambio injusto e insostenible, incapaz de resolver los problemas de la Humanidad y cuyo principal defecto es su tendencia a acumular, en un polo, superabundancia y en el otro supermiseria. Como consecuencia de esto todos los días caen miles de víctimas inocentes en el "cinturón del hambre" y otros muchos lugares en el mundo.

Creo que en la actualidad la globalización nos ha acercado realidades espantosas de víctimas que no podemos dejar de socorrer y que Occidente y todos los pueblos y personas del Mundo que puedan tienen que asumir el reto democrático y humano de hacer propias las victimas del hambre y la miseria.

Toca ayudar sin contrapartidas y si no lo hacemos, quizás, la mayoría de nosotros no seamos tan buenos, maduros y especiales como nos gusta alardear que somos.

Inmigración (I). Víctimas con raíces
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