viernes. 29.03.2024

La muchachada de Alternativa Ciudadana ha denunciado ante la Fiscalía cinco facturas emitidas por el abogado Francisco Rodríguez Batllori (te lo regalo gratis) por un importe de más de 20.000 euros en concepto de “asesoramiento y colaboración” en Inalsa, esa pública e impúdica fuente de financiación irregular de tanto partido político y de engorde de tanto mamón, como es triste fama. Saladitos nos están saliendo a los conejeros los asesores que nos sangran desde las instituciones públicas, para mi gusto. Alternativa se huele que esas facturas millonarias, que ya se cobraron, pueden haber sido percibidas por trabajos que nada tienen que ver con Inalsa, y constitutivas de los delitos de prevaricación y uso fraudulento de fondos públicos, de los que podrían ser responsables el Consejo de Administración y la Gerencia de la empresa. Mucho cuidado con eso.

Cuidadito también con el tal Batllori, que años atrás me demostró cómo se las gasta (aparte de cómo se las cobra) a consecuencia de una columna que publiqué en esta misma tribuna. El hecho de que aquel artículo titulado “Adiós, Olarte, adiós” se colgara en Internet permitió que Rodríguez Batllori leyera o leyese lo que tan poca gracia le hizo al ex gerente del Polígono de Jinámar, ex director de Guaguas Municipales de Las Palmas, ex viceconsejero de Trabajo del Gobierno de Canarias, ex consejero de Trabajo, ex diputado regional, ex viceconsejero de Justicia (sí, sí, de Justicia, tal y como lo leen)... y ex humilde, porque en la réplica que me hizo a la columna sólo le faltó añadir el típico “Usted no sabe con quién está hablando, machango”. Son las ventajas y los inconvenientes que tiene Internet: lo bueno es que te puede leer todo el mundo; Lo malo es que te puede leer todo el mundo, precisamente, incluso los que no saben leer... y mucho menos escribir.

Apuntaba por aquel entonces el ex-ex-ex-ex-ex político (era tan bueno que lo acababan sustituyendo siempre de todos sus cargos y cargas) que todo el mundo hablaba bien de él. Y líbreme el Cielo de intentar quitarle a tan importante, ilustre, egregio, eximio y excelso personaje esa falsa ilusión, porque de ilusión también de vive (en caso de duda, véase a los que todavía acuden a votar). Si el hombre se lo tiene creído así, allá él, porque tampoco consta que el autoengaño sea pecado ni delito.

Verdad es también que aquella réplica en cuatro párrafos dedicada a una simple línea de quien esto firma no contenía mucha sustancia. Pero la guinda amarga con la que daba carpetazo a su artículo no tenía desperdicio, sobre todo cuando este Francisco J. Rodríguez Batllori que viste y calza se preguntaba, comiéndose alegremente una coma, ")pero quién es usted hombre?". Ya se lo dije entonces, don Pancho: soy sólo un don Nadie que osa enjuiciar de tarde en tarde la labor de los empleados que tengo a mi servicio, así como a sus onerosos asesores de la nada que cobran millonadas (con perdón por el pareado). Como apuntaba antes, sólo le faltó añadir al importante, ilustre, egregio, eximio y excelso personaje pagado de sí mismo y que tiene tan alta opinión sobre su propia persona aquello, tan propio de épocas afortunadamente superadas, de "usted no sabe con quién está hablando..."

PD: Mientras tanto, el Comité de Empresa de Inalsa -si lo hubiera o hubiese- no ha dicho ni esta boca es mía al respecto de la denuncia de Alternativa, salvo involuntario error u omisión por mi parte. Otro síntoma que revela la gravísima enfermedad de la pública e impúdica empresa pública. ([email protected]).

Inalsa, ¿pozo sin fondo o fondo de reptiles?
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