jueves. 25.04.2024

1.- El comunicado que los familiares de Tita Díaz Sáez (q.e.p.d.) han enviado a los medios de comunicación despeja las dudas sobre la autoría de su discurso de final de legislatura, no leído ante el último pleno del curso político anterior, pero sí publicado. Parece que a algunos medios de comunicación no les interesa enemistarse con Ricardo Melchior , pues no han incluido en sus ediciones y en sus emisiones la nota de una familia harta de la utilización política de una persona fallecida. Tanto el viudo de Tita Díaz, Antonio Pérez , como su hija Patricia han animado a los grupos presentes en el Cabildo a que trasladen a la autoridad judicial que corresponda la denuncia que su esposa y madre hizo en esa especie de testimonio político, negado por Ricardo Melchior. En él se hacía referencia a irregularidades supuestamente cometidas por el presidente del Cabildo en la legislatura anterior. Tita Díaz era una mujer íntegra, a la que Melchior, según su denuncia, persiguió personal y políticamente. Incluso otra ex consejera del partido del actual presidente insular, Dulce X . Pérez López , ha salido a los medios para confirmar que ella también se sintió perseguida y acosada políticamente en aquellos años. No es baladí esta confirmación a la actitud valiente de Tita Díaz, que antes de su muerte quiso dejar constancia de sus sentimientos y de su desazón.

2.- En tantas ocasiones, la política se convierte en una mierda. A uno, que por obligación del oficio la vive todos los días, le repatean el estómago las actitudes dictatoriales, la falta de corazón y de memoria y la constatación de que los cargos parecen eternos, el poder omnímodo, la discrepancia impensable y la generosidad inexistente. Qué pena lo que le hicieron a una mujer cuyo proceso final se vio acelerado por la incomprensión y la falta de respeto de quienes tenían que haberle agradecido sus desvelos y su dedicación al Cabildo. Ni una palabra de Melchior en la sesión constituyente. Ni un homenaje a su memoria. Sólo un minuto de silencio. Ni un recuerdo sincero. Nada más que porque dijo lo que pensaba y porque, valientemente, no se fue a descansar sin denunciar públicamente lo que estaba viendo.

3.- Tita era mi amiga. Su vida fue un ejemplo de servicio a los demás y de sensatez. Luchó de forma valiente y denodada contra una enfermedad que la fue minando durante años. Se fue una madrugada, cansada y con la sensación de que había cumplido su sueño: la reelección en el Cabildo y en su pueblo del alma, Güímar, del que fue la primera alcaldesa. Hoy nos queda su recuerdo, pero lamentamos tanto ciertas actitudes que realmente nos asustan y nos preocupan. No es esto, no es esto, por utilizar la frase de Ortega . Por mi parte, ya lo dejo aquí. Ustedes verán.

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Homenaje final
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