sábado. 20.04.2024

Ella es de Lanzarote. Yo también. Ella es nacionalista. Yo tampoco.

-El problema del nacionalismo canario es que no tenemos un idioma propio.

-Claro, por eso aquí hablamos el inglés, que es idioma ajeno o prestado. Razones...

-Tú búrlate, pero es lo que hay...

Le recordé en este punto las sabias palabras de una vieja más sabia aún, a la que ya he citado aquí en menos ocasiones de la que merece esa ilustre e ilustrada anciana tinerfeña que guarda en su memoria el mayor y el mejor conocimiento de toda la literatura insular canaria, y a la que ni siquiera su edad tan avanzada (ya es casi centenaria) le ha restado un ápice de su probada lucidez mental: "Sí, mi niño, ahora los hay que vienen hablando guanche, cuando el guanche no existe como lengua con una estructura, es prehistoria. Con esas mentiras quieren hacer una Historia. En serio no sabemos casi nada, porque casi todo se lo han inventado de forma interesada cuatro canchanchanes".

Le recordé que algunos totorotas incapaces de escribir su propio nombre sin cometer alguna falta de ortografía han llegado incluso a grabar canciones "en guanche". La ignorancia es muy atrevida, como es triste fama. A su edad, no está ya doña María Rosa como para apuntarse a mercenaria intelectual, al estilo de los vergonzantes estómagos agradecidos que todos conocemos. Y precisamente por eso habla desde la total independencia personal e intelectual, pues no tiene necesidad alguna de autoengañarse. No está pidiendo ningún carguito. Sólo quiere ser honesta con ella misma, con su memoria y con su riguroso, que no fantasioso, conocimiento.

Finalmente, le leí lo que dijo esta misma semana al respecto de esa “lengua propia” otro viejo y sabio escritor canario, Rafael Arozarena, el celebrado autor de ‘Mararía', en la misma entrevista en El Mundo/La Gaceta de Canarias de la que hablábamos ayer aquí: “El habla canaria es el habla castellana. Hay que dejarse de tonterías. Se han inventado una serie de términos que dicen ser guanches. El habla guanche no existe. Se refieren a un par de palabras que se recogieron al llegar los conquistadores. Éstos eran analfabetos y no se molestaron en recoger cómo hablaban y vivían los primeros pobladores. Ni siquiera hay una crónica seria y exacta de la conquista. Ante el apetito de que haya un habla guanche se inventan términos. A los inventores a veces se les va la manga porque la mayoría de las palabras son del castellano antiguo. Pensando sensatamente sobre el entusiasmo nacionalista, no comulgo con él. Soy universalista. Sólo admito el hombre sobre la tierra. La creación de fronteras nos ha desunido”. Y quien dice fronteras dice banderas, quimeras, idiomas inventados o historias escritas al gusto del consumidor etnomaníaco.

Ella trabaja en la prensa. Yo también. Ella quiere creer en el inexistente idioma guanche. Yo tampoco. Y tan amigos. ([email protected]).

Hablo guanche
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