jueves. 28.03.2024

1.- Agradable velada con una treintena de venezolanos pertenecientes a la asociación contra el cáncer que lidera la esposa de Nelson Bocaranda, el gran periodista, azote del Gobierno de Maduro. Nelson fue muy amigo de Carlos Andrés Pérez y también el primero que reveló la enfermedad y la muerte de Chávez. Y Laureano Márquez, un hombre conocidísimo en América Latina, editorialista de Tal Cual –el periódico del gran Teodoro Petkoff–, actor, guionista, un hombre polifacético, que ha escrito libros muy interesantes. Nelson ha recibido las tarascadas del Gobierno de Maduro y Laureano, que es natural de Güímar, también. Pero ahí siguen. Hablamos, más que nada, de otras épocas. De cuando las elecciones a las que se presentaron Carlos Andrés y Caldera y Nelson, burlando la prohibición de anticipar resultados, hizo en televisión el gesto típico de Carlos Andrés moviendo las manos, para indicar que suya había sido la victoria. Yo lo estaba viendo, con Carmelo Rivero, hoy director del “Diario de Avisos”, desde el hotel “Tamanaco”. Le cuento a Nelson lo que le hizo la oposición chavista a Maripili Hernández, una periodista tinerfeña muy comprometida con el chavismo. Contrataron a un tipo para que la enamorara y le sacara información sobre los movimientos de Chávez. Un tal Víctor, de apellido complicado, al que tenían como vicepresidente del Banco Santander. Me lo contó la propia Maripili, con lágrimas en los ojos. Ella fue vice canciller y ocupó también otros puestos en el chavismo y ahora ejerce su profesión en una emisora de radio. En un principio puso muchas pegas a la Constituyente, pero parece que la han convencido y ha aflojado. Hay que sobrevivir, y más en esta profesión tan cabrona como es la de informar. Fue una charla interesante, lamentablemente demasiado corta, pero lo pasé muy bien, en una de mis escasas salidas de casa, en la bodega tacorontera de mi amigo, que es muy discreto y no quiere que lo cite. Y, además, aproveché para saludar a buenos y grandes amigos canario-venezolanos. Cuando les dije a Nelson y a Laureano que yo había estado unas sesenta veces en Venezuela se echaron las manos a la cabeza. ¡Y no habíamos coincidido! Gente sencilla y agradable, que maneja la comunicación con maestría. Me alegré mucho de estar allí. También, con otras personas, hablamos de radio. Incluso con una señora que dio un grito de espanto cuando le dije que yo había hecho radio desde la cama durante años y, en cierta ocasión, mientras hacía el amor. Y nadie se enteró, porque las emociones me las tragué y le pedí a la otra que no gritara.

2.- Y ayer, en Bruselas, Puigdemont cometió otra idiotez de las suyas. Hizo ir allí a 200 alcaldes independentistas que, bastón en mano, cayeron en el más espantoso ridículo. Puigdemont despotricó contra el Gobierno español, ¡acusándolo de golpista! y contra las autoridades europeas. Me da que su globo se desinfla muy deprisa, mucho más deprisa de lo que algunos creían. Yo creo que Puigdemont está pasando por una peligrosa crisis de esquizofrenia y que va a acabar muy tocado del totizo cuando toda la farsa acabe. Parece que quienes paga su estancia en Bruselas son las asociaciones ANC y Ómnium, cuyo líderes siguen en el talego, y que han recibido fondos públicos de la Generalidad. Estos sujetos han mamado lo suficiente para mantener a los cinco gandules y a su coro en Bruselas durante una larguísima temporada. A ver si la Guardia Civil sigue el rastro a ese dinero. Y a ver quién –me temo que nosotros– pagó el viaje a Bruselas de los 200 alcaldes.

3.- Y esto es lo que tenía previsto contarles hoy. Me he pasado el día escribiendo, excepto el ratito en Tacoronte que ya les conté. Y confieso que a estas alturas, más de medianoche, estoy rendido. Y eso que me había propuesto descansar más de esta actividad ad amorem que desarrollo. Digo ad amorem porque estoy jubilado y lo hago por entretenerme. Nada más, hasta mañana.

Es una publicación de El Diario de Tenerife.com

Hablamos de Venezuela con Nelson Bocaranda y Laureano Márquez
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