viernes. 29.03.2024

Luis del Pino hoy hace una editorial espectacular, que no me parece descabellada. ¿Ha habido un pacto en Cataluña?

Puigdemont no podía convocar elecciones autonómicas porque hubiera imposibilitado justificar la implantación del artículo 155. Esta solución no valía para Puigdemont, porque sería acusado de traidor por todos los sectores del independentismo y tampoco para determinados sectores del PP, que querían y exigían el 155. Declaras aparentemente la república, la DUI, que muchos juristas consideran que no se hizo, y así se puede aplicar y justificar el 155. Según El País, todo un ejemplo de periodismo “objetivo” y “progresista”, “el Parlament aprobó, por 70 votos secretos a favor, diez en contra y dos abstenciones, la propuesta de Junts pel Sí y la CUP que propone-insisto propone- declarar la independencia y abrir un proceso constituyente que "acabe con la redacción y aprobación de la constitución de la república". El texto insta- insisto insta-, además, al Govern a desplegar la ley de transitoriedad.” Todo perfecto: Puigdemont un héroe ante los sectores independentistas y se pasea vitoreado y aclamado en olor de multitudes por Girona. Rajoy queda como un gran estadista, que ha restablecido la legalidad y la democracia. ¡Qué cantidad de elogios ha recibido de la mayoría de los medios de comunicación! Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill a su lado son unos pigmeos. ¿Irán a la cárcel alguno de los miembros del Govern? Tiempo al tiempo. Incluso, ya hablan desde los partidos independentistas de presentarse a las próximas elecciones del 21 de diciembre. Se presentarán, seguro. No obstante, marearán un poco la perdiz. Si lo fundamental para restablecer la legalidad era la convocatoria de elecciones autonómicas. ¿Por qué no valía un día antes y si un día después? Yo intuí algo extraño. Y antes de la editorial de Luis del Pino, yo pensé en la existencia de un posible pacto. La política es muy perversa. Los políticos son muy astutos. ¿Sabremos realmente lo que ocurrió en esas horas en las que Puigdemont pasó de la convocatoria de las elecciones autonómicas a lo contrario? Todos los viejos y nuevos discursos de la democracia la definen como el gobierno de lo público en público. En contraposición al autocrático, es un poder sin máscaras. Es bien conocido que la democracia nació bajo la perspectiva de erradicar para siempre de la sociedad humana el poder invisible. La democracia moderna nos remite a la Atenas de Pericles, del “Agora” o de la “Ekklesia”, o sea, a la reunión de todos los ciudadanos en un lugar público, a la luz del sol, donde hacen propuestas, las discuten y las deciden alzando las manos o mediante pedazos de loza. No sin razón, la asamblea ha sido comparada a menudo con un teatro o con un estadio, o sea, con un espectáculo público, donde espectadores asisten a una acción escénica con reglas preestablecidas y que concluye con un juicio.

La democracia griega supone un referente para la época de la Revolución Francesa. Entre las obras de tiempos de la revolución, el Cathecismo repubblicano de Michele Natale nos dice: “¿No hay nada secreto en el gobierno democrático? Todas las actividades de los gobernantes deben ser conocidas por el pueblo soberano, excepto alguna medida de seguridad pública, que se debe dar a conocer en cuanto el peligro haya pasado”. Este fragmento es ejemplar ya que señala en pocas palabras uno de los principales rasgos del Estado democrático: la publicidad es la regla, el secreto es la excepción, y en todo caso es una excepción que no debe minusvalorar la regla.

Kant en el Apéndice de la Paz Perpetua: “Todas las acciones referentes al derecho de otros hombres cuya máxima no puede ser publicada, son injustas”. Por tanto, democracia supone transparencia, visibilidad y publicidad, sin las cuales no es posible su funcionamiento, ya que los ciudadanos no pueden controlar a sus gobernantes. E igualmente cuanto más se oculta el poder verdadero, menos participan los ciudadanos en la vida pública. Así está ocurriendo en nuestra maltrecha democracia. Insisto, ¿podremos saber realmente lo que realmente ha ocurrido en Cataluña en estas últimas fechas? Intuyo que no. No sé quién dijo que lo que los ciudadanos nos creemos que decidimos con nuestros votos, lo han decidido previamente 4 o 5 en torno a una mesa. Me inclino a pensar, por supuesto que estoy equivocado, que lo que ha hecho recular a los independentistas y desde el Estado darles una retirada "honrosa" ha sido la debacle económica para Cataluña y también para España. Cerca de 2.000 empresas se habían ido ya fuera. Esto era inaguantable en la economía catalana y española a corto y largo plazo. Además han salido reforzados, lo que no viene mal, los partidos constitucionalistas: PP, PSOE y Cs. Mariano Rajoy les ha dado las gracias a PSOE y Cs por su ayuda en la aplicación del 135. Han quedado los tres partidos como todo un ejemplo de responsabilidad política y de inquebrantable sentido de Estado. Podemos ha salido fuertemente dañado, acusado de inclinarse hacia el independentismo, lo que es cuestionable-defender un referéndum no es lo mismo que ser independentista- pero esta da igual, y especialmente tocada Ada Colau, a la que se ha referido y ha criticado duramente en repetidas ocasiones Josep Borrell en la manifestación unionista de hoy en Barcelona.

Por supuesto, todo este discurso es falso y producto de una mente profundamente desorientada tras un larga noche de insomnio. Esto es lo único cierto: esta noche he dormido francamente mal, no sé si es porque no tengo la conciencia tranquila.

¿Ha habido algún tipo de pacto en Cataluña?
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