jueves. 25.04.2024

Por Mare Cabrera

Tengo un dilema existencial que puede llegar a quitarme el sueño. Raro en mi, una dormilona de catálogo amante de las sábanas y la posición horizontal. Llámenme gandula, no me ofendo.

Con todo este tema de las prospecciones petrolíferas, vaya palabros, no he tenido valor de manifestarme hasta hoy. Andaba escribiendo sobre casas riscadas y otras fruslerías cuando lo que toca es reflexionar sobre un tema tan delicado e importante como que coloquen unos parapetos de líquido venenoso en nuestras preciadas costas. He querido informarme, leer opiniones y noticias, hablar con unos y con otros, enterarme de las opiniones vertidas en los diarios de tirada nacional, donde por cierto he leído algún comentario que nos define como guanches ignorantes y toletes. Y gandula, en mi caso.

Unos dicen que los riesgos son inasumibles. Otros que, a pesar de no existir el riesgo cero, las condiciones son lo humana y tecnológicamente seguras que pueden ser. Otros más, que nos vamos a quedar sin el pedazo de tarta que nos corresponde por el empeño de nuestro gobierno autonómico de frenar los sondeos y alejar a Repsol de Canarias.

Informes de expertos se posicionan en lados contrarios: los geólogos están a favor, mientras que las organizaciones ecologistas ponen el grito en el cielo. Podemos leer opiniones tan contrarias de quienes se supone que saben de asunto tan profundo que uno no atina con qué quedarse. Luego está el tema de los políticos, ninguno de los cuales no me ofrecen mucha confianza, mire usted. Rivero habla desde el compromiso con nuestra tierra o, desde la pataleta envidiosa, no puede soportar que su archienemigo, ahora ministro, se marque un tanto que lo hará digno de inaugurar plazas o avenidas en su nombre en caso de que no haya desastre natural, o tiene la convicción de que no es lo mejor para el territorio que preside. ¿Se siente acaso ninguneado por el gobierno central? ¿Siente que no se respeta su poder y por ello habla de colonia española o españoles de segunda refiriéndose a los canarios? ¿Quiere hacer valer su poder o tiene fe en su juicio?

Lo único positivo de todo esto, para mi gusto: la movilización ciudadana. También que las llamadas islas grandes miren a las ultraperiféricas y nos presten un fisco de atención, se solidaricen e impliquen con los problemas que nos tocan más de cerca. Al fin y al cabo, el "chapapote" no se va a frenar en Fuerteventura en caso de fuga…

Realmente no es tal mi dilema. Maldita gracia me hace que nos parapeten a la fuerza un riesgo tan grande y devastador. No sé quiénes serán o se creerán los que son capaces de correr riesgos con lo ajeno, que probablemente se irían de aquí a las primeras de cambio, dejándonos en bragas o a calzón bajado.

En algunos asuntos no es necesario leer tanta opinión ajena y experta. Basta con la propia: No a Repsol.

¿Guanches toletes o godos muy enterados?
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