miércoles. 24.04.2024

Por Martino

CHESTERTON, BOB CHESTERTON era un ciudadano normal, homologable, que trabajaba como carnicero en un matadero de Illinois, las mataba callando. La vida le sonreía, jugaba a los bolos los fines de semana, bebía cerveza a modo y comía buena carne, nada parecía enturbiar su orondo horizonte. Un día aciago, se le cruzó un gato negro y su vida cambió. Conoció a MARI LOU y se casó con ella. Al poco tiempo, la parienta dilapidó sus ahorros y lo dejó tirado cual compañía aérea a sus clientes.

A BOB CHESTERTON lo despidieron del matadero por no querer matar a CHERRY, un cochinillo albino al que había tomado cariño, por no hablar del embargo de su casa, de su herpes genital y de su expulsión, una vez en España, del Partido Popular, y su admisión como socio en el Atlético de Madrid, y ni siquiera mencionar que su muñeca hinchable, BUBY, se desinfló para siempre, ni de que le defecó una paloma mientras almorzaba en una terraza de la antes calle GENERAL FRANCO, ahora calle GRAN WYOMING, que también son ganas coño.

BOB CHESTERTON recurrió a todo tipo de asociaciones, “ Borrachazos sin fronteras” o “ El club de gilipollas con denominación de origen”, pero el intento resultó inútil, las puertas se cerraban , no ante sus narices sino contra sus narices. Un día, amargado ante tanta desgracia, vio la luz mientras tomaba una sopa de sobre. Decidió inmolarse, no a lo bonzo sino a lo BOB, metiéndose para el pecho una botella de CARDHÚ, güisqui del bueno para los que no han viajado, y aunque su vida seguía siendo una mierda, aquella noche durmió como un bebé, total que repitió la experiencia de pura malta.

Una tarde lo encontraron muerto, su hígado había huido dejándolo sólo. BOB CHESTERTON descansa en una tumba del cementerio de Malpica, Illinois, tumba que nadie visita porque en la lápida figura una inscripción muy sui generis: “ HIJOPUTA EL QUE LO LEA”. Pero no vayan a pensar, BOB CHESTERTON no está allí, no hay restos que lo demuestren. Pidió que lo incineraran y soltaran sus cenizas sobre la bolera de sus tardes triunfales, aquello se llenó de cenizas hasta la bandera, y es que BOB fumaba mucho.

No desesperen, siempre nos quedará, no París como a BOGART y a BERGMAN, sino dos imágenes imborrables en la retina, la de BOB CHESTERTON descuartizando ternerillas como el que lava, allá en Illinois, y la de INÉS ROJAS y SERGIO MACHÍN, inaugurando un nuevo tramo de carretera, acá en Lanzarote. No traten de buscar la conexión que no la hay. Tan peregrino como intentar atisbar un punto de esperanza en las listas electorales que se nos vienen encima, como el asteroide APOPHIS, con la diferencia de que contra las listas electorales no hay MISIÓN QUIJOTE que valga ni tío páseme usted el río.. ¿Se nos habrá cruzado un gato negro como a BOB? Por si acaso, crucemos los dedos, toquemos madera y pisemos mierda? ¿Más todavía?

Gato negro
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