sábado. 20.04.2024

Por Cándido Marquesán Millán

En el recién terminado Congreso de los socialistas franceses en Reims y la subsiguiente votación para la secretaría general, por lo que parece, no se ha aclarado la situación, ya que las espadas siguen en alto entre los fracción de Sègolène Royal, -más proclive a pactar con el centro y con menos empachos ideológicos- y la de Martine Aubry -defensora de fijar el partido en la izquierda y el no acercamiento hacia el centro-al no haber surgido un líder indiscutido, ya que de 137.000 votos expresados por los militantes, Aubry se ha impuesto por sólo 42 votos. Además Royal se ha negado a reconocer el resultado y habla de fraude, ya que uno de sus asesores, Manuel Valls ha afirmado que van a recurrir los resultados ante los tribunales. La respuesta de los seguidores de Aubry ha sido casi inmediata y ha llegado a través del responsable de la Federación Socialista del Norte, Gilles Pargneaux, quien anunció otra denuncia contra el propio Valls por "difamación". Ignoro dónde se resolverán estas cuestiones. Si en los tribunales o en las instancias superiores del partido, en una reunión extraordinaria el próximo martes del Congreso Nacional. Algunos analistas políticos no han desaprovechado la ocasión para señalar que los grandes perdedores son las dos fracciones socialistas enfrentadas, y el gran vencedor Sarkozy. Los titulares en los periódicos han sido profundamente negativos para el socialismo francés: Socialismo a la deriva, El dividido socialismo francés ahonda la crisis en la izquierda, Un partido sin ideas ni líderes, o Desastre en el PS. Entiendo que los juicios y más en política no pueden ser tan concluyentes. Que los resultados se hayan decantado por tan estrecho margen, y que haya dos sectores tan definidos, siempre que sean por diferencias ideológicas más que por personalismos, podrían entenderse como buen funcionamiento de democracia interna dentro del partido. Los resultados casi por unanimidad son menos democráticos.

Dicho lo cual, es indiscutible que la situación para el socialismo francés es compleja, si tenemos en cuenta que las tareas a las que deberán dedicarse los socialistas franceses, encabezados por la nueva secretaria son de envergadura. Tendrán que aglutinar y sumar en un proyecto común de renovación a los dos campos, los de Aubry y de Royal; sin olvidar a los sectores Benoit Hamon y de Bertrand Delanoë. Deberán configurar o reconstruir un verdadero pensamiento de izquierdas, que en parte le resultará más fácil después de la crisis financiera mundial, que ha significado una situación crítica para las corrientes neoliberales defendidas por los políticos de la derecha. Manteniendo la economía de mercado, ese socialismo francés para el siglo XXI está todavía sin definir, o por lo menos, es desconocido para la sociedad francesa.

La nueva secretaria del Partido tendrá que buscar candidatos para las elecciones europeas de junio de 2009, en las que la derrota parece segura.; con el agravante de decidir a dónde dirigir las posibles alianzas hacia el centro de Bayrou o hacia el ala izquierda de Besancenot. E igualmente encontrar y preparar un candidato, que aglutine todas las voluntades de los socialistas y que puede competir con posibilidades, para las próximas elecciones presidenciales de 2012., teniendo en cuenta que sin pactar con el MODEM de Bayrou no se puede llegar al Elíseo; y si se produce el pacto, será a costa de renunciar a la coherencia de partido de izquierdas, con lo que se se le añaden más expectativas a las ya existentes para la izquierda de Besancenot, ya que éste en los últimos sondeos, está mejor valorado como opositor que cualquiera de los socialistas.

Igualmente parece imperiosa la renovación del partido, con la entrada de nuevos equipos más jóvenes, que den savia nueva. De sobras es conocido en la práctica interna de los partidos, que muchos secretarios generales mueren en este intento. Como también abrirse con más profundidad hacia la sociedad civil: intelectuales, sindicatos, artistas, pensadores, economistas, docentes... Hace tiempo que el partido socialista francés perdió contacto con estas categorías, que siempre le habían proporcionado reflexión y debate ideológico sobre las necesidades reales de la sociedad francesa. Tampoco son temas baladíes, si la nueva ejecutiva quiere un partido de militantes o de masas, hasta ahora ha prevalecido la primera opción; y el llevar a cabo una profunda reflexión crítica de la labor dentro del partido del anterior secretario Francois Hollande, que ha cosechado fracaso tras fracaso.

Como acabamos de ver a la nueva secretaria del PSF tarea no le va a a faltar. Sería conveniente y deseable que la llevase a término con un éxito razonable, para que desde esa Francia republicana, laica, y orgullosa de su pasado histórico, irrumpiera con fuerza una auténtica y veraz alternativa socialista de izquierdas frente a la del omnipresente Sarkozy. Por lo que estamos observando tras la desaparición de Francois Miterrand, el referente para el socialismo europeo, no proviene de Paris. Tras los acontecimientos de los últimos años, podríamos aventurar que este referente estuviera llegando ya desde Madrid.

Futuro del socialismo francés
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