viernes. 29.03.2024

1.- Una de las palabras ridículas que se han puesto de moda, entre los jóvenes sobre todo, es la inexistente voz "finde", para aludir al fin de semana. "¿Dónde vas de finde?", repiten los adolescentes. No tardará la RAE en hacer suya la voz y me temo que hasta aparecerá en el último diccionario de la era impresa, previsto para 2014. Pues ya tenemos finde para rato. Otra de las expresiones que está cambiando -sin duda, por influencia latinoamericana- es el plural "buenos días" por el singular "buen día", que a mí personalmente me repatea la barriga. Hace poco escuché a una vicerrectora de la Universidad de Las Palmas, en la COPE, hablando de "empleabilidad". La voz existe, porque no me la subraya en rojo el corrector, pero yo habría despachado el asunto con "empleo" y así evitarme el eructo.

2.- Para hablar el español es preciso tener mucho estómago, sobre todo por lo acomodaticia que se ha vuelto la RAE adoptando voces que son innecesarias. No le perdono lo de "evento", que pasó de ser un acontecimiento con final incierto -un partido de fútbol- a otro con cualquier final -un estreno teatral--. No soporto lo de evento, que utilizan todos los velillos, para definir cualquier cosa. Es más, me roncho cada vez que lo detecto porque al rebenque le ha gustado la palabreja y la usa para todo: "Después del evento (la boda) nos vemos". Aunque, mirándolo bien, el matrimonio siempre ha sido un evento (por su resultado incierto) y tengo motivos para hablar así.

3.- Qué decir del impersonal verbo "haber" que en Canarias se vuelve personal, con el "hubieron" en boca de todos los analfabetos funcionales de este país: "Hubieron muchas personas que no pudieron entrar". Toma ya. Y esto se escucha con asiduidad en emisoras de radio y de televisión de las islas. Y se quedan tan panchos. Les da lo mismo. Y lo repiten con una suficiencia apabullante. El otro día, en el programa de José Carlos Alberto en la COPE (por cierto, entrevista a Bermúdez día sí, día no, incluso para desearle mejoría de sus cagaleras), escuché a un lingüista citar una frase de Gilberto Alemán sobre el godo: "Godo es aquel peninsular que habla alto en los bares". Borges definió al godo de otra forma parecida: "El español habla alto, como quien nunca ha albergado la duda". Y eso.

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Finde
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