martes. 16.04.2024

Por INA

Hoy he sabido de qué color es el amor, el amor es del color de tus ojos.

Hoy he sabido a que huele el amor, el amor huele a ti cuando estás cerca de mí.

Hoy he sabido lo que dura el amor, el amor no termina mientras estés aquí.

Hoy he sabido donde nace mi felicidad, nace cada día en tu sonrisa.

Es esta una felicidad latente diferenciada de la felicidad espontánea en que la primera nos acompaña durante toda nuestra vida como parte necesaria para, simplemente, vivir, es como nuestro combustible, siendo la segunda la exteriorización durante breves periodos de tiempo de la primera, en cierto modo, una exaltación, un adelantamiento, una muestra de cómo somos y que cuánto mayor sea el grado de felicidad latente mayor será su expresión, nos revela nuestra calidad como ser humano. Ahora bien, ¿cómo saber el grado de felicidad del que disponemos? Pensemos en ésta como un resultado opuestamente proporcional a nuestras carencias, ese tipo de carencias necesarias, por un lado para una buena vida en sociedad como son los prejuicios o las mentiras y por otro las indispensables para un buen desarrollo personal como nuestros miedos o complejos, en definitiva todas aquellas carencias inhibidoras de nuestro orgullo, cuanto más disminuyan éstas más aumentará nuestra felicidad.

Hoy he visto fuego al rozarse nuestros cuerpos, producto de nuestros corazones ardiendo mientras se fundían en uno.

Felicidad
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