jueves. 25.04.2024

El terrible accidente aéreo producido el pasado viernes en Tenerife se llevó la vida de tres jóvenes canarios, entre los que se encontraba Manuel José Seijas Bethencourt, el instructor que pilotaba en ese momento la avioneta y que fue enterrado este domingo en Lanzarote, su tierra natal.

Su cuerpo fue trasladado al cementerio de Arrecife, al que se acercaron sus vecinos de Playa Honda, donde residió muchos años con su familia, y vecinos de Haría, de donde es su abuela y donde también le conocían desde niño.

Familiares y amigos acompañaron al féretro hasta el cementerio en el que dieron el último adiós a este joven que perdió la vida con tan sólo 24 años "por seguir su vocación", como sus propios padres, Manuel y María, quisieron recordar, ya que para él la aviación fue una pasión desde la infancia.

Precisamente persiguiendo ese sueño, se había instalado en Gran Canaria, en donde estudió para ser piloto y donde actualmente trabajaba como instructor de vuelo desde febrero para la empresa Aerotec. En el momento del accidente se encontraba realizando un vuelo de prácticas con dos de sus alumnos, Javier Boza Velázquez y Jonathan Martín Romero, que también perecieron en el accidente. Los tres habían despegado del aeropuerto de Gando en dirección a Tenerife, donde hicieron una parada técnica en Los Rodeos para luego despegar de nuevo. Pasados unos minutos desde el inicio de la nueva travesía se perdió el contacto por radio con el aparato, que se estrelló a continuación en una zona de cultivo conocida como Salto del Pino, en el municipio de El Rosario.

La familia recibió la noticia ese mismo día, en el que comenzaron los trámites para traer los restos mortales del joven a Lanzarote. El pasado domingo pudieron por fin celebrar la misa en su recuerdo en la Iglesia de San Ginés, en Arrecife, a la que asistió un gran número de allegados de la familia y del propio Manuel, que se acercaron para dar su apoyo y consuelo a los familiares. Todos rememoraron los buenos recuerdos que guardan de Manuel y que estarán siempre ligados a las dos localidades lanzaroteñas en las que pasó la mayor parte de su vida, y en las que todos apreciaban a este joven que murió haciendo lo que más amaba en el mundo, volar.

Familiares y amigos dan el último adiós a Manuel Seijas
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