La ausencia prolongada de oxígeno fue la principal causa de la muerte de Expedita Santana Guerra, la joven de 35 años cuyo cuerpo apareció en la Costa de Mala este domingo maniatado y con claros síntomas de violencia.
Según adelanta el diario Canarias 7, la autopsia ha revelado que la joven fue objeto de múltiples agresiones previas a su muerte, aunque ninguna de ellas causó la muerte hasta que la víctima fue asfixiada.
El cuerpo de la mujer hallada muerta fue encontrado el domingo sobre las 13:15 horas con las manos y los pies atados, y presentaba también numerosos indicios de violencia, entre ellos diversos hematomas como consecuencia de golpes en uno de sus ojos. También presentaba lesiones en el cuello, lo que refuerza la teoría que apunta la autopsia, de que la mujer muriera ahorcada.
El estudio realizado este martes en las dependencias forenses de Arrecife, que aún no cuenta con informe definitivo, indica que la joven murió asfixiada. La confirmación final dependerá del análisis encargado al Instituto de Toxicología, en Tenerife, donde se enviaron este martes muestras de los pulmones lesionados.
De confirmarse la muerte por asfixia, todo apunta a que Expedita Santana Guerra fue arrojada al mar, maniatada de pies y manos, cuando ya había fallecido. Probablemente murió entre el viernes y el sábado, si bien el cadáver fue hallado en la costa de Mala el domingo, cuando el cuerpo empezaba a mostrar síntomas de descomposición.
Sin apoyo institucional hasta su muerte
Expedita, de 35 años de edad y natural de Las Palmas de Gran Canaria, llevaba 15 años en Lanzarote. Según informa la concejala de Asuntos Sociales de Arrecife, Emilia Perdomo, "la familia había contactado en diversas ocasiones con el Ayuntamiento". De hecho, la semana pasada un familiar de Expedita habló con la Concejalía y anunció que se dirigiría a la Fiscalía de Arrecife para solicitar la concesión de incapacidad de la joven. "En esos casos primero hay que presentar una denuncia, y luego es el juez el que decide, teniendo en cuenta los pertinentes informes médicos", explicó Perdomo.
Por su parte, la familia de la joven Expedita Santana se trasladó este lunes desde Gran Canaria hasta Lanzarote. Este martes dos hermanas de la joven asesinada se dirigieron a Asuntos Sociales, que ha accedido a ayudar a la familia con el sepelio. "El Ayuntamiento pondrá el nicho y está a disposición de la familia, que está atravesando un momento muy duro", precisó la concejala.
Un familiar de la joven asesinada asegura que a pesar de la lejanía, sus allegados llevaban tiempo intentando quitar a Expedita de la calle. Sin embargo, a pesar de que sólo faltaban ciertos trámites judiciales para que a la joven le fuera concedida la incapacidad, los familiares denuncian que ni la joven ni su familia han recibido hasta ahora el apoyo de ninguna institución.
Cámaras de seguridad
El Juzgado de Guardia de Arrecife ha decretado el secreto de sumario. Mientras tanto, la Guardia Civil se ha hecho cargo de la investigación para intentar esclarecer los hechos. En este sentido, cabe destacar que agentes del Instituto Armado vestidos de paisano se han dirigido durante este martes a varios comercios de la Avenida de la Mancomunidad de Arrecife, como la pastelería Lolita y la cafetería Los Ángeles, por cuyas inmediaciones solía deambular la joven a diario, con la intención de recabar imágenes de las cámaras de seguridad que pudieran mostrar alguna pista.
Aunque la Guardia Civil está peinando las zonas que más frecuentaba la víctima, fuentes del Instituto Armado, que intenta averiguar ahora dónde y con quién fue vista la joven recientemente, han asegurado que la mujer asesinada permaneció en los últimos días durante varias horas en una gasolinera cercana a la zona de Valterra. Además, la Policía sabía que la víctima frecuentaba, hasta días antes de su muerte, las inmediaciones del Pabellón Deportivo de Altavista, donde mantenía relaciones sexuales en el interior del coche de algunos clientes.
Por ello, se cree que el asesino de Expedita recogió a su víctima en Arrecife antes de acabar con su vida, para después trasladarla al norte de la Isla y arrojar su cadáver al mar.
