viernes. 29.03.2024

Casi no habíamos tenido tiempo suficiente como para memorizar el nombre de la nueva chica desaparecida en Lanzarote cuando, este martes 13, la noticia se precipitó: el cadáver de Yuliisa Antonia Pérez había sido hallado en otro descampado, otra vez semienterrada, y de nuevo en las proximidades del vertedero. A estas alturas todos sabemos por qué decimos lo de otra vez.

Un aspecto que llamó poderosamente mi atención durante la cobertura del suceso tuvo que ver con la madre de la víctima y con la postura adoptada por el Cuerpo Nacional de Policía en Arrecife a la hora de ponerse en contacto con los allegados de Yuliisa. El cuerpo sin vida de la joven dominicana era descubierto poco antes de las nueve y media de la mañana. Lo llamativo es que media hora antes la madre, Hilma Altagracia, tomaba un vuelo en Guacimeta dirección a Gran Canaria. Quiero creer que los periodistas que la abordaron en la T2 desconocían hasta ese momento el hallazgo de un cadáver.

Sin embargo, no es de recibo que la madre de Yuliisa se enterara de la aparición del cuerpo nada menos que dos horas después. La Policía Nacional de Arrecife no comunicó antes la trágica noticia a la progenitora. Comprendemos que no era oficial su identificación, pero aún así era algo que interesaba a la madre, en cualquier caso. Tampoco le comentaron nada los profesionales que desempeñan su trabajo en la productora de Telde en la que se grababa la entrevista a Hilma.

¿Es que pretendían trasladarle tal tragedia durante su intervención televisiva? ¿Querían comprobar casi en directo cuál era la reacción de una madre en estas circunstancias? Lo cierto es que tuvo que ser una de las mejores periodistas de la Isla quien comunicó a Hilma, por teléfono, que se había hallado un cadáver junto al vertedero. Por su puesto, mi compañera de profesión suponía que a esas alturas -cuando medios como Telecinco, Antena Tres, El País o El Mundo ya habían difundido la noticia por toda España- la madre estaría enterada del suceso. Sin quererlo, desató una crisis que terminaría, a mi juicio, redundando en la poca ética que la Policía Nacional aplicó en este caso.

Desde este diario no hemos pretendido alimentar el linchamiento que el padrastro de la joven Yuliisa sufrió cuando se acercó a su domicilio, tal y como algún lector nos ha acusado, sino tratar la información con veracidad y, eso sí, inmediatez.

Creo que no estaría de más que algunos de estos conceptos se los aplicaran nuestros políticos y responsables de la Seguridad de la Isla. Se echa de menos alguna rueda de prensa en las que los verdaderos responsables políticos y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado digan exactamente qué está pasando en Lanzarote. Bandas de secuestradores de Europa del Este, tres jóvenes asesinadas en lo que va de año, cuatro atracos a taxistas en menos de 18 horas.

¿Por qué otra vez fue un señor paseando a sus perros quien halló este nuevo cadáver? ¿Por qué la Policía Nacional sólo barrió la zona -donde no es la primera vez que aparecen restos humanos- en helicóptero? ¿Por qué es tan difícil que los agentes policiales puedan garantizar la seguridad de los ciudadanos aquí? El problema parece agravarse por toda Canarias sin que, en principio, tenga nada que ver necesariamente con el aumento de inmigrantes en las Islas. En una región con Andalucía la última desaparición de un menor se produjo hace años.

Si el problema en Canarias es la falta de efectivos, díganlo y que traten de darle solución. Los propios funcionarios comentan desde Comisaría que cada vez que llega una patera a Arrecife nos quedamos sin Policía Nacional. Si el problema es otro, como si hay o no interés por resolver casos como éste -y van ya nueve asesinatos que se entierran sin culpables en esta bendita tierra-, ahí ya poco se puede hacer. Los medios, no lo duden, seguiremos dando guerra.

Ética policial y periodística en el caso Yuliisa
Comentarios