martes. 23.04.2024

No sé qué está haciendo más daño a este país que se llama España (Estado español para los nacionalistas más radicales), la crisis económica provocada por la nefasta gestión de Zapatero o la cantidad de programas que proliferan en todas las cadenas de españoles por la Galaxia.

El otro día mi hermano Carlos me contó que un compañero suyo del trabajo le dijo que se va a marchar a Nueva Zelanda; así, como el que dice que se va a comprar el pan. “¿A Nueva Zelanda?”, preguntó mi hermano extrañado. “¿Por qué no pruebas con algo que esté más cerca como Ciudad Real o Alcorcón?”, soltó para ver qué decía. “No, lo tengo decidido, quiero irme a vivir a Nueva Zelanda con la mujer y los niños”, aseveró rotundo el hombre como si de Galileo se tratara diciendo que la Tierra se mueve alrededor del Sol. Mi hermano no se lo explicaba, estaba realmente asombrado. “¿Qué mosca le habrá picado a este?”, me preguntó. Yo lo tengo claro, la mosca que le ha picado es la misma que le va a picar a muchos otros: la de los programas de televisión que ofrecen una visión distorsionada del mundo.

No sé si sigues la tele, pero en estos momentos causa furor un tipo de programa que creo que iniciaron en Telemadrid (qué genios hay en esta tele; fueron capaces de idear una campaña publicitaria para fastidiar a Esperanza Aguirre en la que se leía, después de mostrar varias imágenes del ente público y de sus trabajadores, la frase “Espejo de lo que somos”, que leído de otro modo es “Espe-jode lo que somos”) y que consiste en seguir la pista a todos los compatriotas que viven en el extranjero. Como parece que se les acaba el tema, o no encuentran más españoles por ahí perdidos, ahora se han inventado el “Extranjeros por España”, que es lo mismo pero del revés. ¿Qué es lo malo de estos programas? Que la imagen que muestran no es real, te muestran Matrix, un mundo imaginario que no se corresponde con la verdad de las cosas. No es normal que los de la tele se planten en Colombia y te saquen a tres españoles que se lo pasan bomba en un carnaval caribeño, que viven en casas de lujo pagando 600 euros y que curran en embajadas o dando clases de mandarín a niños ricos. Tampoco es normal que vayan al antiguo Congo Belga y entrevisten a un tío que resulta ser la mano derecha del presidente del país, que igualmente vive en una casa lujosísima y que tiene en el jardín todo tipo de animales exóticos, además de una esposa congoleña con las piernas tan largas como las de Julia Roberts. Se van a Brasil y te sacan a un ingeniero que está haciendo un gaseoducto que casualmente vive en un apartamento de lujo en Río de Janeiro y que tiene una novia mulata que está mucho mejor que la congoleña… Y así programa tras programa. No he visto todavía que saquen a un españolito que se marchó al extranjero en busca de fortuna como Cristóbal Colón se fue en busca de una ruta para llegar antes a las Indias y que trabaje limpiando cristales en un edificio, que haga de freganchín en los bajos fondos de un restaurante inmundo o que dé clases de español a tres euros la hora. Tampoco he visto, salvo en el caso de dos estudiantes de San Petersburgo, que los españoles que viven en el más allá de Tabayesco habiten apartamentos como la ex ministra Trujillo quería imponer en la época del auge inmobiliario.

Por eso el amigo de mi hermano se quiere ir a Nueva Zelanda. Se cree el cachondo que esto de emigrar es un chollo, es llegar y besar el santo; piensa que se va a recorrer los escenarios del Señor de los Anillos haciendo turismo mientras un afamado arquitecto le llama para ofrecerle el contrato de su vida.

Días atrás Españoles por el Mundo se fue a Uganda, un país africano que gracias a Yoweri Museveni está a la vanguardia de la transformación del continente. Cayeron en los mismos vicios: dos chicos de Veterinarios sin Fronteras que se paseaban en un lujoso todoterreno por los caminos de polvo haciendo una labor humanitaria que genera envidia, dos chicas que conocían toda la marcha nocturna del país y que nos descubrieron un hotelazo que quita el hipo a los pies del lago Victoria y un periodista-misionero que dirigía una radio que había ayudado entre otras cosas a rebajar la tremenda barrera que existe entre los hombres y las mujeres. Eso sí, hubo algo distinto, una religiosa navarra que mostró la cara no amable de este tipo de sitios. Ella misma se sorprendió de que contaran su historia y su vida, y dijo que estaba convencida de que esas otras cosas no saldrían jamás en ese programa. Es cierto, salieron, pero fue la excepción que confirma la regla.

Moraleja: no es oro todo lo que brilla y no hay que hacer caso de todo lo que sale por la tele. Si te da por hacer las maletas para huir de la crisis, piensa que lo que te vas a encontrar puede ser peor que lo que dejas.

P.D: La Iglesia va de mal en peor. Mi madre se niega a comulgar porque un cura joven y dice que moderno se ha negado a dar la comunión a una amiga suya porque vive con un hombre sin estar casada, es decir, “en pecado”. La pareja de delincuentes tiene más de sesenta años. ¿Sabrá este cura y la iglesia a la que representa algo del mensaje de Cristo?

(Publicado en la revista Lancelot)

Españoles por Matrix
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