sábado. 20.04.2024

En el país de los ciegos, el tuerto es el rey. En el país de los políticos, el más capaz no es casi nunca el que manda. Si no, que se lo digan a la gente del Partido Popular (PP). Pocos son los que se atreven a decirlo en público, pero muchos son los que piensan que Rajoy es un paquete. ¿Cómo es posible que con la que está cayendo en este pobre país (o país pobre, que viene a ser lo mismo) el líder del principal partido de la oposición le saque al presidente un punto y pico en las encuestas? Y que no me vengan los del PP a hablar de Gürtel o de la manipulación del Centro de Investigaciones Sociológicas. Lo que ha dicho el CIS no es ni más ni menos que lo que se palpa en la calle, que Rajoy es un paquete. ¿Cómo es posible que un tío que ha perdido dos elecciones generales se empeñe en presentarse una tercera vez? Y lo peor no es que él se quiera presentar, que para eso es como los boxeadores sonados que siempre buscan un último combate que les cure las heridas mil veces lamidas, lo peor es que en su partido se lo consientan.

Poca gente duda en estos momentos que en el PP hay personas con mejores cartas que Rajoy para acudir a unas elecciones anticipadas y ganar al PSOE, presente el PSOE a quien presente. Un tándem formado por Alberto Ruíz Gallardón y Rodrigo Rato sería suficiente para que el PP sacara mayoría absoluta. Pero no, el principal partido de la oposición se empeña en buscar un nuevo batacazo.

Joaquín Almunia, que fue desde su responsabilidad en la Comisión Europea uno de los primeros en advertir de que ZP y Solbes nos estaban colando un gol en fuera de juego con eso de que no había crisis en España, tuvo la dignidad de dimitir como secretario general del PSOE el día que Aznar le metió un repaso de tres pares de narices en su fallido intento de llegar a La Moncloa. Rajoy no, al gallego del pelo negro y la barba blanca todavía le quedan ganas de recibir otra tunda. No es de extrañar que ZP quiera repetir, siempre y cuando sea el paquete el que se presenta.

La noticia de la semana ha sido sin duda alguna (con el permiso de los señores de la Guardia Civil que están entre nosotros y que probablemente volverán a poner la Isla patas arriba en breve, si es que no lo han hecho ya cuando se publique este artículo) la decisión del presidente del Gobierno de adoptar las medidas que tendría que haber adoptado hace dos años. Al cierre de mi artículo los sindicatos amenazan con una huelga general. A buenas horas, colegas. O sea, que los más de cuatro millones de parados no eran motivo para hacer una huelga general, y el recorte en un cinco por ciento del sueldo de los funcionarios sí. No me extraña que la gente esté tan lejos de la función sindical. Una lástima, porque sé por experiencia que la tropa de los sindicatos, como por ejemplo la gente que trabaja aquí con nosotros, hace una labor magnífica, empañada por su cúpula dirigente, a la que está claro que ZP engaña con un desayuno frugal en La Moncloa y un aumento en las subvenciones que les ingresa cada año el Estado. Estómagos agradecidos.

Tiene que quedarle claro a todo el mundo, si es que no lo está a estas alturas, que las medidas adoptadas por ZP no tienen nada que ver con su voluntad de arreglar las cosas. Tienen que ver con el mandato directo del presidente del Imperio. Obama llamó por teléfono a ZP y le puso a caer de un burro. “O arreglas esto o te lo arreglo yo”, le debió decir en ese espanglis que domina tan bien. “A sus órdenes, presidente”, creo que le dijo el secretario general del PSOE, partido que, como dijo en su día Javier Krae cuando Felipe González nos metió acertadamente en la OTAN, ya ni es socialista, ni es obrero ni es “español”, puesto que hace siempre lo que le dicen desde Estados Unidos. Ya no se trataba de evitar que España fuera un nuevo caso Grecia; se trataba de evitar un colapso mundial, puesto que todavía seguimos teniendo cierta relevancia estratégica en el orbe. No mucha, también hay que decirlo. De hecho, si Felipe II levantara la cabeza y viera cómo los tataranietos de los indianos mandan sobre el país en el que jamás se ponía el sol, se volvería a meter en su lóbrega y fría sepultura de El Escorial para no despertar jamás.

Pues con todo esto, con toda la que está cayendo, con un país que está hecho mierda, el líder del PP apenas le saca un punto y pico a ZP en la intención de voto. ¿A qué espera el PP para reaccionar? No se sabe. ¿Por qué ese empeño de la cúpula de este partido en mantener a Rajoy y a su equipo? Tampoco se sabe.

Da la sensación de que el PP se comporta un poco como Coalición Canaria (CC) en Lanzarote. Cuanto mejor le van las cosas, más empeño ponen desde dentro en estropearlo todo. En fin, como escribía al principio: en el país de los ciegos…

P.D.: Debemos luchar entre todos para que los casos de corrupción no se vuelvan a repetir en nuestra frágil sociedad. Ahora bien: hay que huir de los intentos de algunos oportunistas de volver a manipular a la opinión pública. El sacar tajada política de una situación como la actual es una vergüenza terrible e intolerable. Sobre todo cuando no se sabe cómo va a terminar el Caso Unión y a quién va a afectar

(Publicado en el semanario Lancelot)

En el país de los ciegos…
Comentarios