viernes. 29.03.2024

Es tan cercano que sorprende que su voz y sus canciones hayan marcado la vida musical de varias generaciones de este país. Duncan Dhu hizo que todos nos preguntáramos dónde iban Cien Gaviotas y ahora Mikel Erentxun, en solitario, nos invita a descubrir al “Hombre sin Sombra”. El próximo 10 de noviembre actuará en el Teatro Municipal de San Bartolomé en un concierto cercano y participativo en el que quiere escuchar al público de la isla. De su música y su vida habló este martes en "La Mañana de Lanzarote" de Crónicas Radio - Cadena Cope.

- Llega a Lanzarote para presentar su gira “El hombre sin sombra tour”. ¿Le molesta que después de tantos años en solitario le sigan preguntando por Duncan Dhu?

- No me molesta en absoluto. Para nada. Es normal.

- Hay una generación marcada musicalmente por este grupo. Pero ¿es normal ir a un concierto de Mikel Erentxun y seguir esperando escuchar “Cien Gaviotas” o “Jardín de Rosas”?

- Cuando me presento como Mikel Erentxun, el grueso de mi repertorio es mío pero siempre cae alguna canción de Duncan Dhu. Es inevitable.

- ¿Cuáles son las que más piden?

- Las que hemos dicho y “Ojos Negros” aunque todo depende del público y del momento. Realmente, no van en el repertorio pero también es verdad que mis conciertos son bastante improvisados y hay un guión que me lo voy saltando constantemente y en esos saltos es cuando terminan entrando las canciones de Duncan Dhu. Pasa mucho en conciertos como el que va a haber en Lanzarote, con auditorios en los que ves las caras de la gente y escuchas como muchas veces son ellos los que te piden las canciones. De repente alguien de la fila 5 te pide algo y me animo y lo hago. Son conciertos en los que hay mucha complicidad con el público.

- ¿Cambia mucho el repertorio de un concierto en un teatro pequeño al de un campo de fútbol?

- Mucho. Un concierto con una banda en un escenario grande siempre supone una barrera entre nosotros y el público, que no existe en uno como el de Lanzarote, donde estamos 2 personas tocando para 400 o 500 y se producen silencios entre canción y canción y puedo oír lo que está diciendo la gente abajo. Son conciertos muy dinámicos, improvisados, divertidos y nunca hay dos iguales. Este mes estoy haciendo un montón de teatros y todos empiezan igual pero ninguno acaba igual.

- ¿De qué depende?

- Del estado anímico del público. Generalmente, siempre alguien del público hace que el concierto tome un giro y comenta algo o se ríe y a partir de ahí, van surgiendo las canciones. Siempre pasan cosas en los conciertos. En el último concierto de Eibar terminaron subiendo unas chicas a cantar; en otro me senté yo a la batería… Lo bueno es que ni yo mismo sé lo que va a pasar. Me divierto muchísimo; me divierte mucho este formato, sobre todo cuando lo puedo alternar con el de banda estándar, que es más cuadriculado. En los acústicos me permito muchas más libertades y lo disfruto muchísimo.

- ¿Es distinto el público de Eibar que el de Lanzarote?

- Claro que sí. El público canario es mucho más extrovertido que el vasco pero cada uno tiene su cosa. España, afortunadamente, es muy variada y precisamente el público vasco y el canario son totalmente opuestos. Eibar es muy cerrado y Canarias mucho más abierto.

- Dice que “El hombre sin sombra” es un compendio de sus sentimientos y sus gustos musicales. ¿En qué momento de su vida está?

- En uno bastante dulce. Profesionalmente, llevo varios discos de los que me siento muy orgulloso. Acabo de ser nominado en los Grammys como “Mejor disco de Rock”. La semana que viene me voy a Las Vegas. Estoy dando un montón de conciertos y los teatros se llenan. No me puedo quejar. A nivel personal, tampoco puedo decir nada malo. Tengo una familia, muchos niños, buenos amigos alrededor, gozo de buena salud. Tengo que tocar madera porque ahora mismo, la vida me sonríe.

- Sin embargo, dice que el disco es también reflejo de un año difícil. ¿Cómo ha marcado eso las canciones?

- Este disco se escribió en 2015/16 y al final, refleja el estado anímico del autor que lo ha escrito y en aquel momento, sí que atravesé por baches emocionales, que son de lo que hablo en este disco. Es un disco que habla de mí, autobiográfico, que gira en torno al amor y a las parejas de larga duración, como la mía. Lo que cuento en este disco es lo que me pasó a lo largo de ese tiempo.

- Al final, ¿siempre se termina hablando de amor?

- No todo se reduce al amor pero casi todo. El amor es una fuerza enorme y el motor más importante que mueve mi vida. Quizá otros se mueven más a golpe de otros sentimientos pero no es mi caso.

- Habla de un momento dulce en su etapa profesional, en una de las etapas más complicadas en el mundo de la música, donde muchos artistas se están reconvirtiendo por obligación en coaches televisivos y similares. ¿Es suerte o mérito?

- De unos años aquí la industria de la música ha dado un giro de 180 grados y no tiene nada que ver lo que yo he conocido o cómo era la música cuando yo comencé a trabajar en esto. No son buenos tiempos y la gente se busca la vida como puede. Es un poco triste ver algunos programas en los que han acabado algunos artistas pero es lo que toca y cada uno es libre de hacer lo que quiera con su carrera. Realmente, lo que es triste es que no haya tiendas de discos, programas de tele especializados y una cultura de rock y de pop como la ha habido antes porque este país sí la ha tenido. Se ha perdido y las nuevas generaciones están creciendo con las redes sociales en un mundo menos apetecible pero no nos vamos a quejar porque es el que hay. No se puede empezar con eso de cualquier tiempo fue mejor. Hay que mirar hacia adelante.

- Antes teníamos “Tocata” en la tele y un par de emisoras musicales pero sabíamos más de música que los jóvenes de hoy con todo Internet a su alcance. ¿No es paradójico?

- El acceder a todo de una forma tan barata y rápida hace que todo se infravalore y se valora mucho menos el trabajo que hay detrás de un disco. Hacen falta un año o dos para hacer un disco y cuesta mucho esfuerzo y dinero pero ahora la gente se baja una canción y a los dos días ya está con otra y así sucesivamente. Antes tenías que ahorrar para comprarte un disco y tenías que pensarte mucho cuál iba a ser y cuando lo tenías, acababas desgastándolo.

- En Lanzarote, como tal, no hay ninguna tienda de discos y llegó a haber unas cuantas…

- Y en San Sebastián hay una y seguimos usando la palabra disco pero hay cuatro vinilos y cuatro cedés. Donde no nos pueden sustituir es en los conciertos.

- ¿Es posible acercar a la gente de 20 años a un concierto de Mikel Erentxun?

- Es complicado. La media es la de gente cercana a mi edad. Sí hay gente joven, sobre todo muy joven, porque son padres que vienen con sus hijos. Pero es cierto que el público veinteañero está en otro sitio y es normal. Escuchan cosas más actuales como Miss Cafeína o Viva Suecia, que son mucho más cercanas para ellos pero es normal porque yo escribo como una persona de 50 años y el público al que llego es más adulto. Yo también me emociono mucho más con Bob Dylan que con Bruno Mars. Es ley de vida.

- Para acabar con algo que no tiene que ver con la música, ¿sigue siendo el hombre más elegante de la música española?

- ¡Qué gran piropo! Me gusta mucho la ropa. Siempre he cuidado mucho la imagen y ahora voy con una presión tremenda a Lanzarote y tendré que elegir bien lo que me pongo.

“En conciertos como el de Lanzarote es la gente la que te pide las canciones”
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