jueves. 25.04.2024

Mucho se está cuestionando, entre nuestras fronteras insulares, la posible o más que posible existencia de oro negro frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura.

Son muchas y muy diversas las opiniones sobre lo que hay que hacer, o mejor dicho, sobre lo que no hay que hacer si realmente existe petróleo cerca de nuestras costas.

Los “expertos” políticos que pueblan nuestra variopinta fauna institucional, son de la opinión de que extraer el crudo de nuestras aguas solo nos puede traer desgracias y ningún beneficio y eso, según su atinada defensa de nuestra insularidad, no lo van a consentir bajo ningún concepto.

Que quede claro que hablo de los miembros de Coalición Canaria y del PSOE de Lanzarote.

Porque si me refiero a los miembros de estas formaciones políticas en el resto de las islas la cosa cambia radicalmente.

Esta reflexión va por otra línea, por la línea de la coherencia y de la inteligencia funcional, esa que es tan común entre los ciudadanos y tan escasa entre la clase política que nos gobierna.

El petróleo canario solo tiene dos realidades, la primera es la certificación de su existencia y la segunda la certeza de su extracción.

Dando por sentada la primera vamos a analizar un poco mas en profundidad la segunda.

El verdadero problema del petróleo canario no esta en si se debe sacar o no, que es una realidad absolutamente incuestionable, sino en quien, como, cuando y en que condiciones va a ser quien lo extraiga.

Como de que se va a extraer estoy firmemente convencido, de lo que si estoy mas convencido todavía es que debe ser el estado español el que lo haga por motivos que hasta un niño pequeño entendería, ya que si el que lo extrae es el vecino ya podemos ir olvidándonos de los beneficios que nos reportaría y sobre todo y esto es lo mas grave, ya podemos olvidarnos de que sean absolutamente cuidadosos con las medidas de seguridad a la hora de su extracción. Y nos podemos olvidar de eso, entre otras razones, porque a nuestros vecinos lo que le pueda pasar a Lanzarote y a Fuerteventura en caso de vertido me da la impresión que les importa muy poco o incluso nada.

Si es España la que lo explota, tenemos el derecho a ser beneficiarios de las ventajas de su extracción y al mismo tiempo tenemos la obligación de exigir a la empresa que lo haga y subsidiariamente al Gobierno Español, que se cumplan escrupulosamente todos los protocolos en materia de seguridad para que, en el supuesto caso de que se produzca un vertido, las consecuencias del mismo sean las mínimas posibles y nuestras costas no sufran perjuicios por esta causa.

Siendo una realidad absolutamente incuestionable y máxime teniendo en cuenta que no hay ninguna ley en el marco de la legislación internacional, que impida a un país explotar yacimientos en sus aguas, faltaría más que se les prohibiera hacerlo, tanto los dirigentes de C.C. como los del PSOE deberían estar dirigiendo sus esfuerzos hacia la negociación mas beneficiosa posible para las Islas que mas riesgo tendrían en caso de accidentes en forma de vertidos.

Estar todo el santo día despotricando contra algo inevitable no solo demuestra la poca cantidad de neuronas hábiles que tienen sino que pone de manifiesto su, mas que demostrada, intención de manipular las voluntades ciudadanas con argumentos falaces, insustanciales y que solo tienen como objetivo convencer al pueblo de que desde Madrid lo único que se intenta es sacar un beneficio a costa del hundimiento de la economía local.

Cuando oigo a algún alto, en centímetros que no en inteligencia, dirigente insular hablar de que el petróleo puede acabar con el monocultivo del turismo en Lanzarote, lo único que me viene a la cabeza es el hecho de que el turismo, esa fuente de ingresos que ha hecho tan ricos a muchos en esta isla, se lo ha cargado quienes ahora lo defienden. La moratoria, esa norma derogada por los tribunales de justicia, ha hecho mas daño a Lanzarote que cualquier otro accidente que se pueda producir. La inacción contra el “todo incluido” ha conseguido que el destino Lanzarote se convierta en un destino de alpargata, gorra y bocata, cuando éramos, no hace demasiado tiempo, la perla del atlántico, el Hawai europeo. Eso si, prohibitivo para el resto de los españoles debido a la poca capacidad de negociación de nuestros dirigentes en todo lo relacionado con el transporte aéreo.

Por no seguir con la situación del puerto, del aeropuerto, etc.

Pero la defensa de la moratoria como única vía para frenar el exceso de construcción y la defensa a ultranza del NO al petróleo, tienen en común que las dos medidas son ELECTORALES y no RACIONALES. La defensa de la moratoria lo único que consiguió fue que lo que pretendían evitar fuera precisamente lo que consiguieron realizar, la construcción de mas camas de las que podíamos soportar y la defensa del NO al petróleo lo que va a conseguir es que al final el crudo se extraiga y los conejeros y los majoreros no obtengamos beneficio alguno por ello.

Y que conste, por si a alguno le cabe alguna duda, que yo particularmente seria partidario de no sacarlo si alguien me garantizara, con la ley en la mano, que el vecino tampoco lo haría.

Electoralismo petrolero
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