viernes. 29.03.2024

1.- Yo no me atrevería a decir nunca que la Fiscalía Anticorrupción se empiece a parecer a un cierto lugar de lenocinio. No, yo nunca lo diría. Pero sí diría que el ventilador de la mierda se ha puesto en marcha y le ha manchado el traje beige al fiscal-jefe anticorrupción, que se llama Manuel Moix, que va a dimitir hoy o mañana. No por una ilegalidad, sino por una legalidad: tener un 25% de una cuenta en Panamá, una sociedad heredada de su padre, junto a sus hermanos, y propietaria de un chalé de lujo que no han podido vender, en la provincia de Madrid, porque es muy caro. Pero, oiga, bonito sí que es, que yo he visto las fotos hasta de la piscina vacía. La cuenta panameña estaba registrada en Hacienda y es dueña de todas las bendiciones legales; pero este país se ha vuelto tan casto y puro que ahora se debe dimitir ya no por ética, ni por cometer delito siendo un servidor público, ni por incurrir en ilegalidad, sino por estética. La dimisión por estética no estaba inventada, sino que han debido inventarla los que, desde dentro mismo de la casa de los fiscales anticorrupción, le piden la dimisión a su compañero. Lo primero que tenía que hacer el Ministerio de Justicia, y lo vengo diciendo desde hace años, es sacar las sedes de las fiscalías de los palacios de justicia. Que los defensores de la legalidad no se mezclen con los jueces, que trabajen en otros edificios, como ocurre ya en algunos lugares (en Canarias, o al menos en Tenerife, no). Y, después, que este país no cometa injusticias ni siquiera contra quienes, en el ejercicio de su tarea –y espero que de manera no voluntaria–, cometen tantas.

2.- Es decir, que porque el señor padre del fiscal Moix, como le ocurrió al señor padre del ministro Soria, tenga una cuenta off shore, que ambos heredaron, cada uno por su lado, cuentas declaradas y conocidas por Hacienda (al menos la del fiscal Moix, sí) no tienen por qué dimitir. Porque ni son deshonestos, ni han cometido irregularidad alguna, sino todo lo contrario. Pero, claro, una vez conectado el ventilador, a lo que es tan aficionado este país, incluso, por lo que se ve, los fiscales enemigos de Moix, la mierda puede salpicar a mucha gente: a fiscales y fiscalas que imparten conferencias y vete tú a saber si declaran estos honorarios, a fiscales y fiscalas que hacen de una causa normal otra general, a fiscales y fiscalas que se convierten en vengativos perseguidores de personas honorables, a fiscales y fiscalas tan agresivos que meten en la cárcel a gente que se equivoca con un lindero de Costas, con la inestimable colaboración de magistrados y magistradas con exceso de celo, que no saben de urbanismo y que confunden el derecho penal con el derecho administrativo.

3.- Todo esto puede pasar. Pero una vez que el ventilador de la mierda empieza a funcionar, puede ocurrir como el huevo que le tiraron el otro día al jefe de la patronal del taxi: es decir, que impacte en su testa y que la clara y la yema salpique al Coletas, que ese día se había cambiado la camisa y pasaba por allí para apoyar la algarada, que es lo suyo. Creo que he sido claro y estos son mis principios. Pero si no les gustan a ustedes, tengo otros (Groucho).

El ventilador de la mierda salpica al fiscal-jefe anticorrupción
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