jueves. 28.03.2024
La Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias se presenta en Lanzarote para captar socios antes de celebrar su primera asamblea general

El sector vitivinícola canario se une para defender sus intereses en Tenerife, Madrid y Bruselas

El objetivo es conseguir el mismo trato que otros territorios ultraperiféricos, como Madeira, donde cada hectárea de vid recibe de la Unión Europea 2.400 de euros más que en Canarias. También se presionará al Gobierno canario para que se revise el Arbitrio a la Importación y Entrega de Mercancías, que establece aranceles para botellas, corchos y etiquetas que no se fabrican en las Islas

Fotos: Anabel Navarro

Lo que han conseguido en Europa otros sectores agrícolas de Canarias, unidos desde hace mucho tiempo, como es el caso de los productores de plátano o tomate, lo quieren conseguir ahora los viticultores. Con la mayor superficie de cultivo de todo el Archipiélago, se sienten menospreciados no sólo en Bruselas y Madrid, también en las mismas Islas, donde algunas normativas del Gobierno de Canarias, sobre todo en materia de impuestos, ayudan a ahogar un sector que según las voces más críticas podría llegar a desaparecer. De hecho, si hace quince años Lanzarote dedicaba 2.500 hectáreas de cultivo a la vid, hoy son sólo 1.800.

Las Denominaciones de Origen (D.O.) no son suficientes para conseguir ser escuchados por las instituciones. Son muchas y variadas, y por lo general han trabajado por separado hasta ahora. Algo que podría tener los días contados gracias a la recién creada Asociación de Viticultores y Bodegueros de Canarias (AVIBO) que este lunes se ha presentado ante los bodegueros y algunos productores de vid de Lanzarote para captar nuevos socios. No es casualidad, como destacó el propio presidente de la junta directiva provisional, Juan Jesús Méndez, que una asociación que ha germinado en Tenerife haya elegido Lanzarote como la primera isla en un periplo por todo el Archipiélago. La Isla de los Volcanes es la segunda en producción de vino de Canarias, precisamente después de Tenerife, que se lleva el 50 por ciento del total. Después de Lanzarote, el viaje de la promotora de AVIBO continuará por el resto de las islas. Todo esfuerzo es poco para lograr los muchos, diversos y complejos objetivos que se ha marcado para sus primeros pasos como frente común.

De momento, en Lanzarote han encontrado todo el apoyo de los bodegueros que asistieron a la reunión. También estaba presente el mayor productor de la Isla, Miguel Martín, presidente además del Consejo Regulador. Ante los argumentos esgrimidos por Juan Jesús Méndez todos los presentes rellenaron la solicitud de ingreso en la Asociación.

Figurar en el colectivo no bastará. Méndez pidió a los representantes de Lanzarote que se integren en la junta directiva provisional “para hacer de correa de transmisión” entre la Asociación y los bodegueros y viticultores conejeros. Esto también preocupa a algunos implicados de la Isla, que quisieron asegurarse que los Estatutos del colectivo contemplaban la participación de todas las islas en los órganos directivos.

Madeira como modelo a seguir

De entre los territorios ultraperiféricos de Europa, y en particular en comparación con otras islas de la Macaronesia, Canarias sale perdiendo por goleada. Una realidad que quiere transformar AVIBO en la renegociación de los tratados de cobertura a estos territorios por la Unión Europea.

Madeira cuenta con un sector del vino fuerte y unido, que ha conseguido ayudas que permiten que sus caldos compitan en igualdad de condiciones con otros del continente europeo. Así, cada hectárea de vid recibe 2.400 euros más que en Canarias. Sólo por la producción, cada hectárea de cultivo de Madeira recibe 1.500 euros, mientras que los canarios se tienen que conformar con 600. Además, los productores de la isla portuguesa reciben otros 1.500 euros por cada hectárea en concepto para la conservación medioambiental.

Como primera medida para lograr la equiparación con Madeira y Las Azores, AVIBO ha iniciado las negociaciones con los productores de ambas islas portuguesas para hacer frente común en Bruselas en la defensa de sus intereses.

Las paradojas del proteccionismo canario

Con el fin de proteger la producción local de Canarias frente a las importaciones el Gobierno regional cuenta con la figura del Arbitrio a la Importación y Entrega de Mercancías (AIEM) que establece aranceles para los productos que vienen de fuera, unos impuestos que alcanzan el 15 por ciento en el caso de las bebidas alcohólicas. La paradoja es que para los mostos y vinos estos aranceles no se aplican, lo que representa un claro agravio para el sector.

Por otra parte, a menudo los bodegueros han de importar de la península botellas, cartones y corchos que no se producen en las Islas, con lo que terminan pagando aranceles para posibilitar la comercialización de un producto hecho en Canarias. “Esto supone que a cada botella de vino a comercializarse debemos incrementarle, por término medio, entre un 25-30 por ciento más que su competidora en la península”, explicó Méndez.

El viaje para captar miembros continuará por toda Canarias hasta el próximo 20 de junio, día en el que se celebrará la primera asamblea general de socios, de la que saldrá una junta directiva definitiva.

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