martes. 16.04.2024

Por Inés Rojas de León, presidenta del Cabildo de Lanzarote

Cuando hablamos de mujeres este Día, casi siempre derivamos en los mismos discursos recurrentes, en un tema repetido y repetitivo: la falta de oportunidades que aún hoy sufrimos las mujeres. A lo que yo llamo igualdad legal de oportunidades. Pero hoy, quiero hablar de nosotras mismas, de nuestras cosas y de nuestras preocupaciones, de las realidades que vivimos las mujeres del siglo XXI.

Gracias al silencioso, y muchas veces incomprendido, esfuerzo de muchas mujeres y hombres, disfrutamos hoy de un marco normativo sin precedentes en la Historia. Un marco que nos protege, o que al menos, fue creado para ese fin. Sin embargo, y a pesar de esa en demasiadas ocasiones “violada protección”, a las mujeres se nos siguen presentando los mismos problemas de siempre: la preocupación por recibir una formación adecuada; la educación adquirida y forzada para gustar y agradar; el desempeño permanente de nuestro rol como madre, mujer y protectora de la familia; las dificultades para conciliar una vida en pareja con el trabajo y un compromiso social.... No hay medidas que consigan facilitar algo tan sumamente difícil como es cumplir con nuestros horarios, con los de nuestros hijos, con los de nuestra pareja, compartir sueños, aspiraciones, necesidades, problemas, dependencias. ¡Ni el mejor de los ingenieros sería capaz de planificar algo tan complejo!

Son muchos, numerosísimos, los retos que tenemos por delante, pero también, son muchos los pasos que la población de este planeta debe dar para alcanzar cotas de desarrollo y prosperidad en igualdad. Aún hoy, existen regiones del planeta en las que el hecho de nacer mujer condiciona tu posibilidad de vivir. Aún hoy, en pleno siglo XXI, siguen vigentes las lapidaciones públicas, las ablaciones, amputaciones o mutilaciones, sólo por el hecho de ser mujer.

Sólo nosotras somos capaces de saber lo que cuesta compaginar todos nuestros roles. Somos nosotras las que debemos seguir luchando por romper nuestras cadenas, por ganar nuestra libertad externa y por nuestros derechos, sin abandonar nuestra libertad personal. Nuestra revolución interior es la que cambiará el mundo.

¡Brindemos hoy todas! Las que seguimos en la lucha y las que, por un motivo u otro, murieron sólo por el hecho de ser mujer. Brindemos porque la igualdad sea una realidad social y no un concepto legal; porque ninguna religión relegue a las mujeres; porque no necesitemos protección por ser mujer; porque algún día, el 8 de marzo no sea necesario; y, sobre todo, brindemos por seguir escribiendo nuestra Historia.

“Las mujeres tenemos propósito. Las mujeres queremos vida”.

“El propósito de la vida es una vida con propósito”
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