viernes. 29.03.2024

Por Teresa Betancort

El Viernes pasado, a eso de las doce del mediodía, me llevé una grata sorpresa cuando anduve por las inmediaciones del Charco de San Ginés y vi la cantidad de puestos y de gente que allí había. Es de recibo que los ciudadanos felicitemos los trabajos bien hechos por parte del Ayuntamiento, del mismo modo que criticamos las múltiples carencias que padece esta querida y maltratada ciudad nuestra.

Por eso me he decidido a escribir esta carta, aprovechando las fotos que saqué con mi teléfono móvil, aunque yo no sea mucho de hacer este tipo de cosas. Le he pedido a mi hijo que me corrija el texto y que lo mande a algún medio de comunicación, a ver si hay suerte y me lo publican.

La verdad es que me extraña no haber leído nada en ningún lado del mercado del Charco de San Ginés. Está muy poco publicitado, y yo iba convencida de que a lo más que llegaría es a dos o tres puestos dispersos a lo largo de la ribera. Pero cual no sería mi sorpresa cuando vi aquello. Turistas, locales, infinidad de productos, puestos a montones, colorido... por no hablar de los precios ¡Si aquello parecía un mercadillo de una gran ciudad y todo! Se respiraba vida, movimiento, multiculturalidad, justo lo que siempre hemos echado en falta a una zona tan emblemática como esa, que para muchos arrecifeños siempre ha estado completamente desperdiciada.

Yo me barrunto que la falta de publicidad tiene que ver con las presiones de los comercios de la Calle Real. Según me han dicho, el concejal socialista del ayuntamiento encargado del área de comercio es un tal Alberto Morales, casualmente presidente de la Asociación de Empresarios llamada “Zona Centro”. Desde estas líneas, si tengo la suerte de que las lea, quisiera hacer llegar al señor Morales mi felicitación por el buen trabajo hecho con el Mercado de El Charco, y me gustaría animarle para que continúe relanzándolo y haciéndolo crecer, sin dejarse presionar por las tiendas de la Calle Real, por más que él sea el presidente de esa asociación. Al contrario que otras personas, a mí me gusta creer en la buena fé de la gente, y estoy segura que el señor Morales entiende que Arrecife necesita un mercadillo como ese. No sólo está dando de comer a mucha gente, sino que supone un gran atractivo para los turistas de crucero que llegan a nuestra ciudad. De verdad, qué gustazo fue pasear por El Charco el otro día, qué diferencia con el desangelado paraje que estamos acostumbrados a ver, siempre imaginando que si El Charco en vez de en Lanzarote estuviera en Las Palmas, por ejemplo, sería un gran e importante centro neurálgico rebosante de vida. Ahora, por fin, parece que está empezando a serlo.

El único pero que puedo poner al Mercado de El Charco, es la limpieza. Sobretodo del agua. En las fotos que adjunto al artículo he añadido alguna en la que se puede ver la porquería flotando. No se puede consentir algo así, porque echa por tierra el buen trabajo de organización que, a la vista está, hay detrás del mercado.

Ya me imagino que no debe ser sencillo coordinar tantos puestos y con gente tan diversa regentándolos (algunos seguro que ni siquiera hablan español), por eso, una vez más, quiero felicitar al Ayuntamiento de Arrecife, animándoles de paso a que mejoren el mencionado apartado de limpieza y a que no dejen morir una actividad que puede gozar de gran prestigio en muy pocos meses a poco que sigan trabajando como hasta ahora. El Charco se merece ser siempre lo que el Viernes pude ver que fue al menos durante unas horas.

Por último, quisiera animar a todos los ciudadanos de Arrecife a que pasen por allí algún día en la mañana, porque la verdad que vale la pena. Les aseguro que no van a quedar defraudados. El marco es incomparable, los precios son populares y la diversidad de las gentes y de los productos son una alegría para el espíritu. Asistiendo a estos sitios también construimos ciudad y demostramos nuestro compromiso por un lugar más humano y amable para todos.

El mercado del Charco
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