viernes. 19.04.2024

Por Serapio Manuel Rojas de León

No hay peores ciegos que aquellos que no quieren ver. En el Partido Socialista de Lanzarote los tuertos han decidido hace tiempo que no quieren ser los reyes en medio de esta ceguera total. Prefieren que les dirija a quien consideran el menos ciego y mejor tuerto, su Secretario General.

El problema, que ya muchos socialistas conejeros también han descubierto, no es precisamente el de sus dirigentes ciegos, que lo están, sino la incapacidad de encontrar la tan deseada credibilidad, sobre todo, en el empeñado Secretario General, esgrimiendo mentiras vendiéndolas como verdades cuando está claro que ya nadie le cree.

La mentira no puede ser argumento continuo entre las gentes públicas del Psoe. Un tiempo está bien, si se quiere hasta como gracioso, pero peligroso el juego cuando te puedes llegar a pensar que con ella puedes jugar infinitamente.

Esta peligrosa verdad inventada, distorsionada y malversada por la cúpula sociata, que iniciara don Manuel Fajardo Palarea en Lanzarote hace mucho tiempo y que dejó implantada en la dirección de un Psoe ahora desconocido, es la que trae de cabeza a toda la organización política que parece no dar pie con bola, con una verdad de la verdad que ahora nadie quiere creerla.

¿Quién se atreve a desautorizar al Secretario General? ¿Dónde está el valiente o los valientes que le pidan la retirada? ¿Quién va a negociar por su cuenta y riesgo los pactos particulares de cada Ayuntamiento y el Cabildo?

No hay en los dirigentes sociatas isleños luchadores capaces de bregar con el puntal canarión, aunque se deshacen por un pulso ante la imposibilidad de llevar a cabo negociaciones para conseguir la gobernabilidad de las Instituciones. Saben que el logro no es precisamente por la incompetencia del Secretario General, sino desgraciadamente por su falta de crédito verbal ante los demás interlocutores que no se fían ni quieren conversar con él.

Nadie, excepto los ciegos del Psoe, le cree a Carlos Espino. ¿Cómo van a conseguir los equipos necesarios para el gobierno de los Ayuntamientos y del Cabildo, si nada de lo que exponga este hombre resulta verdadero?

El papel firmado se mojó el día que Don Nicolás de Paiz, que en paz descanse, sacó a la luz el documento custodiado previo acuerdo de las partes, de un pacto firmado entre el Psoe y el PP y que tajantemente negó la cúpula socialista de la que Carlos Espino formaba parte. Si ni firmado el documento es válido, qué valor puede concederse a la palabra de este representante de los socialistas de Lanzarote.

Sorprendió la durabilidad del pacto por parte del PIL al no materializarse la retirada de la denuncia por los baños públicos de Mancha Blanca, pues a parte de gobernar, siempre pensamos que el Psoe seguramente tenía comprometidos algunos pasos como ese. Pero se reitera lo experimentado, porque a pesar de los pesares nunca le quitaron la denuncia y con otras fuerzas políticas, el pacto que han rubricado hoy, al día siguiente lo han invalidado yendo a presentar denuncia contra el nuevo socio. Las actitudes marcan las formas, y este último Psoe isleño no sabe ni conoce nada de las dos cosas.

¿Se imaginan en Teguise la moción de censura? Don Carlos Espino retirando la denuncia a don Juan Pedro Hernández para pactar y una vez realizado el pacto, regresa a los juzgados para reiterarse en lo denunciado. ¿O cómo pretende pactar con quién tiene denunciado y no le retira la denuncia? Nada es consecuente ni creíble en el hombre socialista.

Más ilógico sería que Coalición Canaria aceptara ese caramelo envenenado sin garantizarse la relativa tranquilidad de don Juan Pedro Hernández con Espino retirando la denuncia presentada contra él, pero imposible fiarse puesto quién es el garante de que al día siguiente no le volverá a denunciar. ¿Para reírse o para llorar?

Se solicita la intervención urgente de los tuertos y de alguno que conserve la vista al completo en este Partido Socialista de Lanzarote para que reconduzca la situación inverosímil, que ni soñada, se ha creado en la Isla.

La única posibilidad que les queda para conseguir una mesa negociadora es que se aparte al Secretario General, cuyas decisiones por otra parte, ya han sido cuestionadas por los Ediles de San Bartolomé y Tías. Que el de Arrecife no se haya manifestado públicamente no significa que apoye a Carlos Espino, claro que tampoco significa que deje de apoyarle. Se comprende ahora porque lleva don Enrique tantos años en política, pues como nunca se moja, siempre anda seco cuando los demás se han ahogado. El acepta lo que le arreglan y “palante”.

La Presidenta del Cabildo tampoco sabe o no contesta, que es igual de malo. Ella anda como esa Reina a la que nadie quiere pero que ninguno en la Corte se atreve a decírselo. Se va hundiendo mientras observa como se alejan los afines, todavía tuertos, mientras que un ciego inseparable se le pega cada día más a la oreja para susurrarle a cada rato con sus mentiras, que ella es la mejor y la más querida. La ceguera consentida es contagiosa y anda la Presidenta dando palos de ciego para así mantener el estatus, no el de ella que es reina, sino el de él que es su consejero y quiere seguir siéndolo hasta que el régimen aguante.

Don Pedro de Armas es el más clarito que lo ha dicho, pues sabiendo que ciegos sí, pero sordos no, sin demasiados decibelios, les ha venido a decir que con don Carlos Espino a ninguna parte.

Don Jesús Machín más suave se ha descolgado con que deje la Consejería de Centros Turísticos. Esta ridiculez de Coalición Canaria presupone el pacto. Algunos dicen que es poca cosa lo pedido y prefieren la postura del P N L., que es la de que Espino cuanto más lejos, mejor.

El Partido Popular, en plan venganza por el inolvidable pasado, exige dimisiones que no arreglarían nada, excepto empeorar todavía más, que está claro que se puede.

El P. I. L. les ha solicitado que por Alá, Buda y toda la Cristiandad deben deshacerse de Carlos Espino, pero esa voz está ya en un desierto y nadie se atreve, de momento, a darle agua.

Sin embargo, los socialistas siguen silbando instalados en la prepotencia de la minoría de los inicios pactada, sin tomar la medida tan necesaria para el futuro con credibilidad de su organización que es la de solicitarle buenamente a su Secretario General que se aparte para facilitar los posibles acuerdos con las demás organizaciones políticas.

Lo tiene doña Manuela muy complicado si a su fiel y más acólito aliado debe cesarlo o exigirle dimitir y además renunciar éste a la Secretaría General Socialista. Este fin de Carlos Espino, exigido claramente por unos y veladamente por otros en el lado contrario de los demás partidos políticos que se niegan a mirarle a la cara, requiere mucha firmeza, decisión, confianza y valentía en una rebelión sin precedentes en el interior de un Psoe que se encuentra desarmado.

Las demasiadas cobardías no entendidas desde Tías y San Bartolomé, los vendidos de Teguise fieles a la actual dirección y la neutralidad de los de Arrecife, confirman que don Carlos Espino tenga asegurada la plaza en la corte cabildicia indefinidamente y además dirigirá al Partido en la Isla hasta cuando le dé la gana. Lo contrario sería bonito para Lanzarote y para el propio Partido Socialista. Carlos Espino es demasiado amargo para permitir alegrías.

Mientras tanto, los desmanes y disparates de los Decretos son los que gobiernan las Instituciones. La cabezonería de unos negándose a negociar con un mentiroso empedernido, y el empecinamiento de unos pocos socialistas por mantenerlo en contra de otros compañeros que no lo avalan, van minando cada día la inagotable paciencia de un pueblo que a las puertas de un mes de Julio, nuestro Cabildo sigue sin Presupuestos. Sólo por esta incapacidad y manifiesta incompetencia debieran instalarse en sus casas a mejor cosa.

Si los pretensiosos de un lado y del otro no ceden, la solución es ardua y no visible a corto plazo. ¿Cómo coño pensarán unos y otros que se arreglará este desencuentro?

El Psoe es el que más fácil lo tendría, pues arreglaría un montón de cosas con la valentía de un solo golpe de manos. A los otros, sin darse la rebelión socialista primero, no les comprenderíamos el acuerdo con el mentiroso, el denunciante y el peor gestor que hayamos tenido nunca, pero en esta isla ya sabe, todo es posible, incluso eso.

El interlocutor no es válido, pero es lo que hay
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