viernes. 29.03.2024

Por Andrés Chaves

1.- Me imagino a Agatha Christie en el Puerto de la Cruz de 1927, un pueblo lleno de paz, de miseria y de elegancia, caminando por el acantilado de La Paz, remoliendo en su mente ese capítulo tan especial -"El hombre del mar"- de su "Enigmático Mr. Quin". De este libro tengo yo varias ediciones en español, compradas en ferias de por ahí. El sábado asistí al estreno de la puesta en escena de "El hombre del mar", según una espléndida adaptación teatral de Antonia Jaster. No es normal que un grupo de aficionados -La Pandilla-, con más de veinte personas en escena, logre un resultado tan aceptable. La obra permanecerá en cartel hasta el día 14 de junio y se representa en el patio del claustro del antiguo colegio de los Agustinos, que es lo mismo que decir la Casa Ventoso. También se ofrece en inglés y en alemán, ya que aunque los actores no sean trilingües los diálogos se ofrecen narrados, y en off, lo que permite esta novedad teatral. Se merece Antonia Jaster los aplausos que el público del estreno dedicó a ella y a los actores al final de la representación.

2.- Llamo la atención sobre tres actores, sin desmerecer a los demás. Una es Lupe Abrante, espléndida y elegante en el papel de la señora mayor; el otro es Jesús Camacho, en el papel de Mr. Satterhwaite; y, por último, Antonio Castro, en el de Manuel el jardinero; este último logra una caracterización perfecta de su personaje y aporta a la obra una buena dosis de la humanidad y el desprendimiento del hombre canario, que regala rosas a los turistas. No olvido a Manolo Castañeda, en el papel de Anthony Cosden, ni al resto de los actores. Todo en la obra está cuidado, desde la entrada al teatro, que se hace en bloques de espectadores para que cada cual llegue cómodo a su asiento. Muy británica la cosa. Me han dicho que la versión inglesa -que esta semana tendrá un espectador de excepción, el nieto de Agatha Christie- es todavía mejor que la española, gracias sobre todo a la calidad de la voz de John Lukas, propietario del Sitio Litre, el narrador.

3.- La ópera Tristán e Isolda, de Wagner, pone la música en el complicado y romántico -y dramático- relato de la escritora británica, que llegó a Tenerife a curarse de un mal de amores: se había separado de su esposo, que la había dejado al parecer por una secretaria, amiga de la familia. Posiblemente esa tristeza y ese estado de melancolía afloren en el desarrollo de su relato. La trama se desarrolla en tres escenarios, uno central y dos laterales, lo cual permite traslaciones en el tiempo, una especie de cuadros independientes, cada uno situado en un momento distinto de las vidas de los protagonistas. Ha sido el CIT portuense -con Hortensia Hernández a la cabeza- quien lidera el patrocinio de la puesta en escena de "El hombre del mar", con varios colaboradores adicionales. Enhorabuena.

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El hombre del mar
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