viernes. 19.04.2024

Fotos: Dory Hernández / Jose Curbelo

El Ministerio Fiscal ratificó este lunes ante la Audiencia Provincial su petición de 12 años de prisión para cada uno de los tres acusados de perpetrar un robo en el supermercado Hiperdino del barrio de Valterra, en Arrecife, en la madrugada del 25 de noviembre de 2001.

A los tres ex empleados del hipermercado, Francisco García Magariño, Julio Manuel Martín de León y Jesús Salvador Martín Cabrera, se les atribuyen sendos delitos de robo con violencia e intimidación, detención ilegal y lesiones, por los que la Fiscalía solicita 5,5 y 2 años de prisión, respectivamente. Los abogados de la defensa, por su parte, piden la libre absolución de sus clientes al considerar que no hay pruebas determinantes que demuestren su autoría en los hechos.

Tras la suspensión de la vista oral el pasado 29 de noviembre de 2006 por la ausencia de pruebas - faltaron una katana, un cuchillo jamonero, tres kimonos y otros tantos pasamontañas empleados supuestamente en el atraco-, la vista fue reanudada en una jornada que contó con el testimonio de Julio César H. Q., el vigilante de seguridad al que maniataron supuestamente los acusados, que se valieron de su juego de llaves para cometer el robo.

El Fiscal solicita no sólo que se indemnice con 4.000 euros al guardia de seguridad al que presuntamente, y que se le devuelva a la empresa Pío Coronado el valor de los efectos sustraídos en el robo, sino que, como responsables solidarios, devuelvan también a la compañía los más de 77.000 euros (casi 13 millones de las antiguas pesetas) tomados de dos cajas fuertes. En total, quienes perpetraron en el establecimiento sustrajeron cerca de 120.000 euros (casi 20 millones de las antiguas pesetas).

Argumentos

Los tres acusados habían trabajado algún tiempo antes del robo en dicho establecimiento. Francisco García Margariño como guardia de seguridad, Julio Manuel Martín de León como reponedor y Jesús Salvador Martín Cabrera como encargado o jefe de sección por la noche. La Fiscalía basó parte de su acusación en el “perfecto conocimiento del centro” que se deducía de la manera de actuar de los atracadores, y en la prueba testifical, en la que el vigilante reconocía al menos a dos de los acusados por rasgos como la voz, el olor y uno de sus tatuajes. Un registro por un delito de receptación implicó al tercer acusado, bajo cuya cama se encontró una catana que, según el Ministerio Público, fue identificada por varios testigos del suceso.

Tras los registros policiales practicados, además, los efectos que vinculaban a uno de los acusados con los delitos fueron hallados en la habitación de su compañero de piso, Alfonso S., aunque no en la suya. Ese es uno de los argumentos de la defensa, para la que, sin embargo, hay múltiples contradicciones en las tres declaraciones del vigilante: primero habló de seis atracadores, de origen sudamericano y de 1,80 como media de estatura para, después, identificar claramente a dos de los acusados. Fue en este punto donde una de las letradas de la defensa acusó al propio vigilante de pretender vengarse de su ex compañero de seguridad, uno de los imputados, “para no comerse el marrón solo”. Según la versión de la defensa, el propio vigilante había informado desfavorablemente a la empresa sobre la impuntualidad del acusado, al que también achacó problemas de alcohol, motivos que, al parecer, le costaron el despido.

Además de esta supuesta mala relación entre presunto agresor y víctima, los abogados alegaron también que ni el propio vigilante se acordaba de las características esenciales de la catana empleada, que las llaves de las cajas fuertes no estaban en poder del vigilante de seguridad, sino del encargado, y que incluso el representante legal de Pío Coronado negó la existencia de una alarma centralizada en el supermercado.

Los hechos

De acuerdo a las diligencias judiciales, el sábado 25 de noviembre de 2001, sobre las 01:15 horas, los tres acusados entraron ataviados con pasamontañas, kimonos, una katana, un cuchillo y diversas herramientas en el Hiperdino de Valterra cuando sólo estaba de servicio el guardia de seguridad. Tras amordazarle, atarle las manos con sus propios grilletes a una columna y taparle la boca con cinta de embalaje, le robaron las llaves del cuarto donde se hallaban las llaves para acceder a las cajas fuertes y a los distintos departamentos del establecimiento.

Los acusados tomaron presuntamente un total de 77.585'55 euros de dos cajas fuertes, y robaron una cámara de vídeo, 15 teléfonos móviles, 30 tarjetas telefónicas por valor de 48 euros cada una, otras 50 por valor de 30 euros, otras 200 por valor de 12 euros, así como otros efectos, depositándolo todo en un turismo de marca Nissan Almera, perteneciente a la empresa de alquiler ‘Hertz' y que los acusados robaron también presuntamente instantes previos a los hechos. El caso quedó visto para sentencia.

El fiscal pide 12 años de prisión para cada uno de los tres acusados del robo en el...
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